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VALENCIA. Hasta en Wikipedia cuentan aquello de que Hugo Boss fue el diseñador oficial de los uniformes paramilitares previos la Segunda Guerra Mundial. Se dice que él mismo vistió a las SS, las Werhmacht y las juventudes hitlerianas. Todo esto habría sucedido a partir del año 1931, pero no sin antes haberse declarado en la más absoluta bancarrota.

TODO QUEDA EN CASA

Nada ofrece más credibilidad que un hecho histórico como ejemplo, pero casos como el de Boss, donde realmente abundan es en la actualidad. Que le pregunten si no a la empresa madrileña Blanco. Éstos, vieron como las ventas no alcanzaban sus estimaciones con la línea masculina que desde marzo de 2009 venían ofreciendo. Su incursión en el mundo de la moda para hombre no ha pasado del 2013 y actualmente no queda ni una sola prenda en su red de tiendas.

Las causas quedaron claras y si había remedio, no les salía a cuenta. El problema que culmina a escasos meses vista y que ha supuesto, a la compañía, unas perdidas de las que nunca han hablado.

LOS CANTANTES DE MODA NOS VENDEN LA MODA

Al igual que éste, otros casos son los que la apuesta por la moda masculina sale cara hasta para las celebridades. Una clara muestra es la del cantante y productor Keany West. A él siempre le ha gustado incursionarse en proyectos que desconoce y en este caso era el turno para la moda. De colaboraciones con otras firmas pasó a su propia marca de zapatos para hombre que no debió tener un volumen de ventas con acorde a sus perspectiva. Finalmente, el rapero está inmerso con su propia línea de moda femenina, que a día de hoy es conocida por ser la peor valorada por los medios especializados.

Otro conocido cantante que no ha tenido suerte en esto de la moda ha sido Justin Timberlake con su línea de ropa denim que ha debido correr la misma suerte que su colega Kanye. Conociendo el caso de estos dos intrépidos personajes con vocación de empresarios,  queda claro lo caprichoso e impredecible que es el destino de los negocios en el sector. Gente que cuenta con el asesoramiento idóneo no tienen en muchos casos mejor suerte que el resto de mortales.

LA CÁPSULA QUE NO CURA

Varios años llevan las grandes del textil ofreciendo colecciones cápsula de los diseñadores más codiciados y menos asequibles para el bolsillo de las clases más medias. Indiscutible es la repercusión mediática que estas campañas consiguen en los soportes y canales de todo el mundo. Pero, no ocurre lo mismo con el índice de ventas. Ni Lanvin, ni Versace ni la mismísima Maison Margiela consiguen causar estragos más allá de las grandes vías y quintas avenidas.

Con esto, no se puede más que comprobar aquello que ya algunos vaticinaban de cara a tales noticias: cuando se trata de conquistar al público masculino, en muchos casos no basta con una buena campaña, sino que se necesitan buenas prendas a buenos precios sin perder un mínimo del sentido creativo.

No es que el  negocio de la moda masculina tenga unas características especiales a diferencia de otras disciplinas. El volumen de ventas es menor. La rotación de las prendas de un armario masculino, por lo general no supera al de la mujer, y eso es algo que en el sector lo conoce pero no por ello dejan de probar suerte.

La industria de la moda es lo que tiene, como en otros muchos campos unas veces se gana y otras se pierde. Y no sólo en los tiempos que corren, sino que viene dado desde que la moda es negocio, si no, pregúntenle a al señor Boss.