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VALENCIA. La unidad del Partido Popular de la Comunitat Valenciana sigue presentando síntomas de fragilidad. Enfrascados en las turbulencias de una legislatura árida y conflictiva, la brecha entre los veteranos del partido y el nuevo PP de Alberto Fabra no termina de cerrarse. A ello hay que unir que los ‘populares' valencianos con más camino por recorrer, la savia nueva, practican el servilismo al líder aunque con un ojo puesto en la futura supervivencia por si hay ‘apocalipsis' en forma de tripartito en 2015.

Las últimas informaciones publicadas acerca del caso Nóos han asestado un nuevo golpe a la credibilidad del ayuntamiento que capitanea Rita Barberá. Como ya informó este diario, la alcaldesa de Valencia, un referente del PP en España, atraviesa un momento de debilidad sin el respaldo, además,  del Consell de Alberto Fabra, desde donde se da por sentado que el presidente va a aplicar la ‘cláusula Cospedal' respecto a la alcaldesa si se complica más su situación: "cada palo que aguante su vela".

Otro de los veteranos que ha atraído los focos en los últimos días es el presidente de Les Corts, Juan Cotino, quien ha adoptado su propia línea discursiva para alzar la voz reivindicando con firmeza la deuda histórica sobre la Comunitat Valenciana. En el acto de Fórum Europa, además, alabó la gestión de Rita Barberá y Francisco Camps, obviando a Alberto Fabra y dejando entrever así que no encuentra su sitio en el nuevo ciclo de poder del PP valenciano.

Como ya ha informado este diario, también existen voces de diputados veteranos en Les Corts que reclaman un mayor peso en el trabajo parlamentario y un giro en la manera de enfrentarse a la actual crisis económica y política por parte del partido. A ello hay que sumarle las discrepancias hacia la cúpula actual del PPCV que parten de los fieles a Francisco Camps o de la nómina de imputados, alguno de ellos tan ilustre como la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo.

RESPALDO AL LÍDER Y ESTRATEGIA PARA MANTENER UNA CUOTA

Desde su llegada al poder en verano de 2011, Alberto Fabra ha ido haciendo acopio de apoyos en el partido. De hecho, la estabilidad ha aumentado en apariencia en los últimos meses. No obstante, el respaldo al líder no impide las estrategias para mantener las cuotas propias que aseguren un futuro político al barón de turno. Y ahí hay conflicto.

Fuentes 'populares' de Castellón admiten que existe malestar entre los afines al presidente provincial del PP, Javier Moliner, por las dificultades que tiene para reforzar su 'peso político' por las intervenciones de la vicesecretaria y exnúmero dos de Carlos Fabra en el PP, Marisol Llinares, y en menor medida de la secretaria general provincial y consellera, Isabel Bonig, o el alcalde de Castellón, Alfonso Bataller.

Según señalan las citadas fuentes, desde el entorno del presidente de la Generalitat se quiere afianzar y fidelizar los apoyos -en muchos casos heredados de Carlos Fabra- para el jefe del Consell y que no pasen a engordar las filas de Moliner. Mención aparte merece, precisamente, el soporte que el líder del PPCV le está dando a Carlos Fabra manteniéndole al frente de Aerocas, algo que no aprueban desde el entorno de Moliner y que está creando fuertes quebraderos de cabeza al Gobierno valenciano en el proceso de venta del aeropuerto de Castellón.

Mientras, en la provincia de Valencia, el presidente ‘popular' Alfonso Rus es otro de los veteranos que respalda oficialmente a Alberto Fabra pero sin privarse de mostrar sus reivindicaciones en público y con la prioridad de mantener su posición de dominio provincial frente al secretario general del PPCV, Serafín Castellano, su rival histórico. Sn ir más lejos, Rus ha reclamado en reiteradas ocasiones una financiación justa para la Comunitat Valenciana o, el pasado sábado, mostró su disconformidad en pública por el anteproyecto de ley de reforma local, que pretende implantar el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, nada menos, algo que ValenciaPlaza.com ya había apuntado.

El otro líder provincial es el vicepresidente del Consell, José Císcar. El portavoz del Gobierno es el más cercano a Alberto Fabra, si bien su equipo trabaja en Alicante para consolidar territorialmente la presidencia provincial de Císcar. Aunque los puentes tendidos son posiblemente los más estables, no se comprobará su fortaleza real hasta que no atraviesen una prueba electoral.

En definitiva, según señalan fuentes 'populares', las tres estructuras provinciales tratan de mantener una fortaleza independiente al margen de la dirección regional. La confianza hacia la cúpula del PPCV, cuyo director de orquesta es Serafín Castellano, es muy limitada y los dirigentes locales, a menudo "desorientados", prefieren asegurar su territorio y apoyarse en las direcciones provinciales del partido. Este funcionamiento, aunque lógico en cierta medida, incrementa la brecha entre militancia y dirección regional al no existir plena sintonía entre los primeros espadas del partido.

Así pues, los ‘pesos pesados' del PPCV mantienen -y seguramente mantendrán- un doble juego estratégico a lo largo de la legislatura en el que también participa el círculo de confianza del presidente. El respaldo a Alberto Fabra existe y se prolongará, dado que una derrota electoral significaría un perjuicio general para todos los implicados, pero eso no impide que la vieja guardia del PPCV esté caminando por libre o que la savia nueva de la formación ‘popular' esté explorando el terreno para un posible escenario de derrota que solo permita 'sobrevivir' políticamente a los más fuertes.