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Son de sobra conocidas y reconocidas las causas que han llevado a la economía española, al igual que ha sucedido en los territorios de nuestro entorno, a la actual situación de crisis económica y mucho hemos comentado y debatido sobre los orígenes de esta recesión económica y cuáles fueron las debilidades que la generaron...

Si bien estas fueron similares en todos los países, en el caso español la situación de inestabilidad financiera internacional se vió agravada por las debilidades endógenas de nuestra economía, demasiado dependiente de factores externos, con una regulación excesivamente rígida del mercado de trabajo y una elevada dependencia energética, lo que nos hace recurrir en mayor medida a financiación externa.

Desde este punto de partida, resultaba esencial responder con rapidez y decisión, y diseñar las medidas más acertadas que nos permitieran reconducir esta situación, y este fue el primer error. No se actuó con rapidez ante una situación que era evidente y no cabe duda de que ello ha provocado el agravamiento de la situación.

Por otra parte, el planteamiento debería ser claro, debían contemplarse las verdaderas debilidades de la economía española y actuar acorde a esta realidad. Sólo partiendo de la objetividad podíamos diseñar las mejores herramientas que nos permitirían emprender la senda de la recuperación. Y éste fue el segundo error.

La falta de rapidez en la actuación y la poca concreción de las medias adoptadas ha llevado a un agravamiento de la situación en nuestro país, que a día de hoy se sitúa entre los territorios más profundamente afectados por la crisis económica.

Si bien es cierto que la salida de la situación de crisis pasa por un cambio global de las políticas económicas a escala internacional, también lo es que resulta esencial la aplicación dentro de cada estado de medidas específicas. En nuestro caso, es esencial una política económica nacional que conlleve cambios en el modelo productivo y que minimice la elevada dependencia de factores externos, que nos hacen vulnerables. Sólo así recuperaremos la fuerza de nuestra economía y contribuiremos a restituir la confianza que en ella tienen los principales agentes económicos y la sociedad en su conjunto.

Este tipo de reformas son fundamentalmente competencia del Estado y éste debe agilizar su implantación pues la situación de declive de la economía española requiere de una rápida actuación si no queremos situarnos a la cola de la recuperación. A pesar de ello, y dentro del ámbito competencial que tenemos los gobiernos regionales, en nuestras manos está contribuir a paliar los efectos negativos que la situación de inestabilidad económica está generando entre los ciudadanos, los pequeños y medianos empresarios, aquellos que en mayor medida están sufriendo las consecuencias de la crisis.

Por ello, desde el Consell hemos diseñado un plan centrado en la inyección de liquidez en las PYMES, la inversión en infraestructuras productivas en nuestros municipios, el fomento del empleo y el apoyo a los sectores productivos valencianos. Un ambicioso plan que ha ido acompañado de un importante esfuerzo económico, que supera los 2.520 millones de euros.

Estamos convencidos de que una actuación desde el ámbito público como la que estamos desarrollando a través de estos cuatro ejes fundamentales es esencial para que la economía valenciana sea menos vulnerable a los desequilibrios y vaivenes económicos, y se encamine con firmeza hacia la senda de la recuperación.

Qué duda cabe que desde las Administración Pública podemos y debemos promover las mejores herramientas para fortalecer la economía y de manera especial debemos hacerlo en periodos coyunturalmente difíciles como el que estamos atravesando. Hoy por hoy los empresarios y trabajadores de esta Comunidad y la sociedad valenciana en su conjunto, cuentan con un Consell que cree en el dinamismo de esta tierra, en la potencialidad de su economía, en la fuerza de su tejido productivo y en su capacidad para generar riqueza y empleo.

Estamos convencidos de que contamos con las mejores herramientas para afrontar el nuevo ciclo económico y que sabremos aprovechar, como siempre lo hemos hecho, las oportunidades que se deriven de esta nueva coyuntura.

(Gerardo Camps es vicepresidente económico y conseller de Hacienda, Economía y Empleo)