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La Unión Monetaria, saboteada por los pequeños países de la Eurozona

MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ. 04/07/2012 "Finlandia y Holanda, que aportan al Mecanismo de Estabilidad el 7,5%, se oponen a que los fondos de rescates sean utilizados para comprar deuda de países con problemas..."

MADRID. Cada vez es más evidente la división entre los países de la Eurozona. En los tiempos difíciles es cuando se ponen a prueba las intenciones y los verdaderos deseos u objetivos en empresas y grupos humanos y en este caso en el proyecto de la Unión Europea (UE).

Las dificultades por las que se pasan en la actualidad no hacen más que poner de manifiesto que los países con mejores condiciones financieras -los llamados países acreedores- no tienen la más mínima intención de ceder parte de su bienestar actual en pro de la consecución de la Unión Monetaria Europea (UEM). Curiosamente a la que todos se unieron en momentos mejores que los actuales y de los que se han venido beneficiando durante la prolongada época de bonanza económica que precedió a su creación.

Una zona monetaria que ahora todos reconocemos con errores de fabricación, los cuales no han aparecido hasta que no se ha visto obligada a transitar por terrenos inhóspitos.

TODOS A UNA 

La maquinaria puede ser reparada con relativa facilidad, pero siempre y cuando todos los que se embarcaron en este viaje manifiesten su intención de seguir juntos y no, tal y como estamos viendo en estos últimos días, se quieran bajar en marcha porque ya no les satisface la compañía.

El viernes pasado, los mercados respondían de manera muy positiva a los acuerdos alcanzados en la cumbre de líderes europeos y en la que España e Italia lograban a duras penas que Alemania aceptara que se utilicen los fondos de estabilidad -tanto el fijo como el permanente- para rescatar directamente a los bancos europeos con problemas. Todo ello sin necesidad de pasar por las cuentas públicas del país correspondiente y, por tanto, evitando que tanto las deuda como los déficit crecieran más y alimentaran la aversión al riesgo.

Es el círculo vicioso que hemos presenciado en las dos últimas semanas después de que se consiguiera una beneficiosa línea de crédito para rescatar a los bancos españoles con problemas, pero que al concederse directamente al Estado español provocó en primera instancia una caída del precio de los bonos de nuestro país.

NO AL TRASVASE DE RIESGO PRIVADO AL PÚBLICO 

A pesar de las recomendaciones de otros países e instituciones -como el FMI- de que no se traspasase riesgo privado a riesgo público, la negativa se mantuvo hasta que por fin se pudo arrancar el beneplácito de Alemania.

En cualquier caso lo que el inversor sigue percibiendo es una oposición por parte de los países acreedores a avanzar en el camino de la unión bancaria y fiscal.

Es por esta razón por la que los progresos en el estrechamiento de las primas de riesgos y en la cotización de la moneda única sean tan escasos.

PELEA HASTA EL FINAL 

Cualquier acuerdo en este sentido tiene que ser literalmente peleado hasta el último momento y, por lo que trasciende de las reuniones, se consiguen en negociaciones repletas de amenazas y presiones.

Tras cada avance aparecen casi de manera inmediata trabas y reticencias de un lugar o de otro. Sin ir más lejos e conocimos que Finlandia y Holanda, dos países cuya aportación al Mecanismo de Estabilidad solo supone un 7,5% del total, declararon en sus respectivos parlamentos que se opondrán a que los fondos de rescates sean utilizados para comprar en el mercado secundario deuda pública de países con problemas. Una negativa pese a que ésta función ya se había aprobado con anterioridad y aparecen en los estatutos de estos instrumentos.

El debate y la duda surge sobre la posibilidad de que estos dos pequeños países puedan bloquear algo tan necesario.  No parece estar claro si es necesario la unanimidad o basta con un 85% de los países que participan para aprobarlo. La falta de claridad de las normas y estatutos de estos organismos europeos siguen siendo una fuente de incertidumbre para los mercados.

Pero, en mi opinión, esto es lo de menos. Estoy convencido de que al final se podrán utilizar los fondos en caso de necesidad. Lo preocupante es la carencia absoluta de intención política de conseguir una verdadera Eurozona.

PAÍSES INSIGNIFICANTES 

Aunque, tal y como ocurre ahora, las trabas provengan de dos países insignificantes y de los que se podría prescindir sin que la UEM sufriera ningún menoscabo.

Todo podría estar resuelto ya si no fuera por estos sabotajes que aparecen casi de manera continua en este largo proceso. En cualquier caso -y como he manifestado en anteriores artículos-, creo que algo ha cambiado en Europa y que de manera irreversible Europa se dirige hacia un proceso de mayor unión que acabará con la crisis actual, esperemos que no se demore demasiado y que los obstáculo sean cada vez menos.

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Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB

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