VALENCIA. El lunes pasado sucedió un acontecimiento único: el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en apariencia por propia voluntad, compareció ante la prensa. Es más: contestó a un total de veinte preguntas. Como es sabido, la estrategia de comunicación seguida por Rajoy hasta este momento se ha basado en hablar lo menos posible, en especial con la prensa, y sobre todo en turnos abiertos de preguntas. Rajoy no quiere que la exposición a los medios le deje socarrado antes de tiempo, como le ocurrió a Zapatero.
O, para ser precisos, eso piensa Rajoy que ocurrió con Zapatero. Sin embargo, el problema con el expresidente no fue tanto comparecer ante los medios, sino lo que les dijo en sus comparecencias. Sus continuas promesas de una mejora inminente de la situación y su afán por insuflar optimismo, contra toda evidencia. La imagen que acabó configurando de alguien que mentía, inconscientemente o a sabiendas. Que negaba una realidad cada vez más palpable.
Fue, así, la crisis, y la reacción a la misma, la que acabó con Zapatero. El problema no es exponerse más o menos a los medios, sino saber qué decir. Cómo exponerse. Salir reforzados de un envite que es, en todo caso, necesario practicar a menudo para cualquier gobernante democrático.
Mariano Rajoy y Arnie Vinick
En un episodio de la séptima temporada de El Ala Oeste de la Casa Blanca (1999-2006), afamada serie estadounidense centrada en la presidencia de EEUU, el candidato republicano a la presidencia, Arnold Vinick, ve cómo un accidente nuclear en el Estado de California (el más poblado de EEUU, como incluso el ministro Wert sabe) puede dar al traste con sus aspiraciones. Él, como senador de EEUU, aprobó en su día la puesta en marcha de la central que ahora ha padecido un grave accidente.
¿Cuál es la reacción de Vinick? Hacer algo insólito. Se planta delante de la central (una vez pasado el peligro), rodeado de periodistas, y ahí mismo efectúa una inacabable rueda de prensa, de más de tres horas de duración, sometido a las incesantes preguntas de los periodistas. Vinick defiende sus motivos para apoyar la energía nuclear, y más concretamente la apertura de esa central. La conferencia de prensa, retransmitida en directo por televisión, finaliza por agotamiento de los periodistas. Llega un momento en el que ya no les queda nada por preguntar. Y Arnold Vinick logra salir con vida (políticamente hablando) del envite.
La sorprendente comparecencia de Rajoy tenía un propósito parecido. Una consecuencia colateral de no comparecer casi nunca ante los medios es que, cuando lo haces, generas expectación, precisamente porque no sueles hacerlo (más de un gabinete de prensa de ayuntamiento, partido político o Conselleria, que inunda diariamente a los medios con notas de prensa, debería aprender esta lección). También queda muy clara la importancia crucial de la comparecencia.
Rajoy logró ambas cosas, pero, por desgracia, no consiguió su objetivo último, que no era otro (cabe suponer) que calmar a los mercados. Y no lo consiguió porque, en esencia, no dijo nada, mareó la perdiz, echó balones fuera y, como buen gallego, no ofreció respuestas claras. Una actitud que llegó a su punto álgido cuando reconoció que el Gobierno aún no tenía un plan trazado para salvar Bankia, y al afirmar que la subida de la prima de riesgo no tenía nada que ver con la nacionalización de Bankia, como si los 19.000 millones comprometidos por el Estado, por no hablar de las dudas respecto de la salud del sistema financiero en su conjunto, no influyeran en el repunte.
Así, el resultado de su comparecencia no sólo no aportó tranquilidad, sino que probablemente contribuyó a acrecentar el impacto de una nueva semana trágica para la economía española, en la que la prima de riesgo ha escalado hasta los 540 puntos y el Ibex 35 ha llegado a caer, en determinados momentos, por debajo de los 6000. Y, sobre todo, una situación en la que cunden dudas y más dudas respecto de la capacidad de España para pagar sus deudas, cumplir los objetivos del déficit, evitar la intervención de su economía e, incluso, permanecer en el euro.
Torpezas y ventajismo
Es cierto que el Gobierno ha adoptado medidas difíciles, ha dado pasos en una dirección muy impopular, y dolorosa para los españoles. Pero lo ha hecho con obvios dobles raseros, beneficiando a unos pocos y perjudicando a la mayoría, con hitos vergonzosos, como la amnistía fiscal. Ha dejado que la política económica se pusiera al servicio de la política de comunicación y de los intereses de partido, a la espera de ver qué ocurría en las elecciones en Andalucía. Se ha disparado en el pie, pensando que echaba balones fuera, con actitudes cicateras de crítica a instituciones que no percibe como "propias", como el Banco de España, aún dirigido por un gobernador nombrado por el PSOE. Y, finalmente, ha jugado con las cifras de manera irresponsable, como atestiguan algunos sorprendentes maquillajes del déficit de 2011, o el aumento del déficit en comunidades autónomas regentadas desde hace décadas por el PP (la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid).
El Gobierno, en resumen, está dado una preocupante imagen de improvisación y descontrol, quintaesenciada en la nacionalización "por partes" de Bankia: primero se anunció que el préstamo de 4.465 millones de € del FROB se utilizaría para recapitalizar Bankia. Luego el ministro De Guindos afirmó que se incorporaría "todo el dinero necesario", ante el alborozo de los nuevos gestores de Bankia, que vieron cómo el Gobierno subía más y más las cifras, hasta llegar a los 19.000 millones (¡más madera!), mientras la acción del banco se hundía en los infiernos, cotizando incluso por debajo del euro (en julio, en la OPV de Bankia, cotizaba a 3,75).
La cosa ha llegado al punto surrealista de que el expresidente de Bankia y expresidente económico de Aznar, Rodrigo Rato, critique una aportación tan desmesurada, que considera buena para Bankia, pero mala para los accionistas. La verdad es que resulta realmente enternecedora la preocupación de Rato por los accionistas de Bankia. Quizás pueda explicarles cómo se adoptó la decisión de convertir las preferentes en acciones de Bankia, y de paso por qué la mayoría provenían de clientes de Bancaja. También ha dicho Rato, en un sorprendente giro retórico, que la nacionalización es mala para los ciudadanos, que tendrán que pagar con un rescate equivalente al 2% del PIB la mala gestión de Bankia (de la que Rato, en apariencia, no habría sido partícipe). Unas declaraciones que auguran problemas internos en el PP para Mariano Rajoy.
Lo cierto es que la situación empeora semana a semana. El país es pasto de los rumores y la incertidumbre. Y lo malo es que las historias que hace un par de meses aún parecían pura fábula, como una hipotética salida del euro, ahora comienzan a menudear en los medios de comunicación. Lo urgente es tan perentorio, además, que parece que ya ni se hable de lo importante: las cifras de paro y las estrecheces, verdaderamente angustiosas, por las que pasan millones de ciudadanos. Mientras esperamos a que mejore la situación de la bolsa, el déficit y la prima de riesgo, tal vez convendría preocuparse un poco por los ciudadanos, que también son votantes. Por muy mal que esté la situación, y aunque todos los efectos de la crisis estén interrelacionados.
#prayfor... Lo último en tendencias y redes sociales: consultar la prima de riesgo
El deterioro de la economía española y la crucial importancia que se confiere a la subida de la prima de riesgo está teniendo un peculiar efecto colateral en Twitter: son cada vez más los tuiteros que siguen con atención la evolución diaria del diferencial con el bono alemán, informando de las últimas novedades y de los más pequeños cambios, y poniéndolos en relación con cualquier otro aspecto de la actualidad, por absurda que sea la vinculación. Como hizo, sin ir más lejos, el ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, que ve en los últimos repuntes de la prima de riesgo una consecuencia directa de la pitada al himno en la final de Copa del Rey que enfrentó al Athletic de Bilbao y el Barcelona (sin comentarios).
El interés por la prima de riesgo ha generado, incluso, la aparición de cuentas en Twitter específicamente dedicadas a narrar su evolución en directo. La más famosa de todas, por ahora, es "PrimadeRiesgoBot", que, como su nombre indica, es una cuenta automatizada que informa de cualquier variación de la prima de riesgo a intervalos de diez minutos. Una iniciativa que ha hecho furor, contando en apenas unas semanas con más de 17.000 seguidores en Twitter. Y, así, la prima de riesgo ha sustituido a las meteduras de pata de Bisbal. ¡Cómo hemos cambiado!
_______________________________________________________________
Gullermo López es profesor titular de Periodismo en la Universitat de València
Ahora ya no falla la comunicación, es que ni siquiera hay comunicación... y casi me atrevería a decir que no falla el gobierno es que tampoco lo hay. Ahora que ya se ha producido el rescate, ha salido el ministro de Guindos a decir que Europa nos ha concedido un crédito blando y Rajoy no ha dado la cara ante la prensa y presumiblemente tampoco lo hará en el Congreso (para eso tiene mayoría absoluta) pero no pasa nada porque va a ir esta tarde a ver el partido de la Roja en el palco y gratis total. En fin,...
Lo de la amnistía fiscal debería ser motivo suficiente para que la DEA nos declare narcoestado. Sr Narco, traiga su pasta, que por un cómodo 8% se puede retirar en la Puerto Divar, viviendo a cuerpo de rey con el 92% restante...porco pais
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.