MADRID. El viejo dicho de que siempre se puede ir a peor se ha cumplido. Grecia está nombrando representantes gubernamentales interinos para aguantar como pueda hasta el 17 de junio, fecha en la que definitivamente se volverán a celebrar elecciones por la imposibilidad de formar gobierno con los resultados de las elecciones previas.
El partido de izquierda Syriza, que se opone al pacto de austeridad y a respetar los acuerdos con la Comisión Europea, es el favorito en esta segunda vuelta. Su líder ya ha declarado nulas las condiciones impuestas a Grecia.
Representantes europeos, desde políticos hasta algún miembro del Banco Central Europeo (BCE), hablan sin tapujos de una salida de Grecia del euro. El ministro de Economía alemán Schauble no cede ni un ápice y dice que si quieren quedarse dentro tendrán que aceptar las condiciones impuestas.
EL EURO PIERDE COMBA
Con toda esta situación el euro ha bajado hasta los 1,27 dólares, como teníamos previsto, y lo que es peor, las rentabilidades de los bonos españoles e italianos vuelven a sobrepasar con claridad el umbral fatídico del 6% en sus referencias de 10 años.
Hay que hacer especial mención a la caída de la cotización del euro contra el dólar porque se había mantenido durante largo tiempo por encima de 1,30 de manera incomprensible, a pesar de todo lo que estaba cayendo y sin embargo ahora no ha podido soportar la presión.
De Grecia podríamos decir sin temor a equivocarnos que ya está fuera, que tendrá que volver a un dracma devaluado y que las consecuencias para el país parecen ser desastrosas, pero ¿qué pasa con el resto?
ESCENARIO DANTESCO
El Premio Nobel de Economía Paul Krugmann ha planteado un escenario dantesco de Europa tras la salida de Grecia en el que España sale muy mal parada. Habla incluso de que en nuestro pais se impondrán restricciones estrictas a la libre circulación de capital.
Mientras tanto sabemos, por declaraciones manifestadas por ellos mismos, que el poderoso fondo soberano China Investment Corporation, había estado comprando euros en esos niveles y que con el empeoramiento de la situación de Grecia -y su más que posible salida de la zona euro- decidió hace unos días dejar de comprarlos. El resultado ha sido inmediato y con esto el euro seguirá cayendo en el futuro por debajo de 1,20 dólares.
Estoy de acuerdo con el profesor Krugmann en que se producirá un efecto contagio. De hecho, en estos momentos ya estamos viendo como se vende la deuda periférica europea, entre la que se encuentra la española.
EL BCE TENDRÁ QUE COMPRAR DEUDA
Pero también estoy convencido de que se está realizando un cambio de la actitud política en Europa gracias al cual se modificarán las condiciones del pacto de estabilidad e incluso se permitirá al BCE acudir al mercado secundario a comprar deuda de países con problemas. Con un cambio en el sentido que apunto sería suficiente para cortar de raíz cualquier contagio, aunque me temo que mientras tanto vamos a presenciar momentos de tensión.
Pero no tiene ningún fundamento hablar de 'corralito', ni en España ni en ningún país europeo. En nuestro país sabemos -y ya parece que todos acordamos- que el problema no es de deuda del Estado sino de deuda privada, y que la mala salud financiera de algunos bancos están imposibilitando una salida del circulo vicioso de la congelación del circuito crediticio.
La reforma financiera planteada por el Gobierno la semana pasada no ha convencido a los inversores porque aunque se dirige por el buen camino sigue siendo indefinida.
LUZ Y TAQUÍGRAFOS
El mercado quiere saber qué banco está bien y cual está mal para poder invertir sin incertidumbre, y mientras no se conozcan los números finales -quiénes no necesitan fondos externos, quiénes lo necesitan y de recibirlos, quiénes, cómo y a cuánto se los van a proporcionar-, seguiremos en la indefinición y no podremos reiniciar la marcha de la recuperación. Por eso urge que las medidas que adopte el Gobierno español respondan con certeza todas esas incógnitas.
Pero en ningún caso veremos nada parecido 'corralitos' o restricciones en la utilización de fondos por la sencilla razón de que no servirían para solucionar ningún problema sino en su caso para empeorarlo. Ahí el señor Krugmann se ha dejado llevar por la vehemencia.
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Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
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