AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar
Más información
VALENCIA. La presentación ayer del Informe del IVIE encargado por AVE constituye una de esas piezas de un descomunal puzle que una vez colocada en su sitio, hace que todo cobre una nueva perspectiva más clara y nítida. El demoledor estudio del instituto de investigación más prestigioso con el que contamos en la Comunidad Valenciana, a menudo más valorado fuera que dentro de ella, demuestra de una manera taxativa, incontestable, que los valencianos venimos siendo discriminados de forma sistemática por los gobiernos españoles independientemente de cuál sea su color político. Y lo venimos siendo en el terreno vital de cuántos recursos contamos para proveer servicios sociales básicos como educación y sanidad o fomentar el desarrollo económico.
El trabajo no obvia la importancia del déficit público de la Generalitat Valenciana, el más importante de entre todas las CCAA. Pero como se señala hasta ahora no se había estudiado si su origen era debido a que gastábamos más de lo que gastaban otros, que ingresábamos menos que otros, o una combinación de ambas causas. Y la conclusión es contundente: la Comunitat Valenciana gasta, por habitante, aproximadamente un 20% menos que la media del conjunto de las comunidades autónomas de España.
Por tanto, a pesar de la atención que con todo motivo han recibido los grandes eventos desde el punto de vista del despilfarro de los recursos públicos, no es en el gasto en donde radica el pozo de todos nuestros males. Es en la insuficiencia de ingresos en donde reside la explicación del 88% del endeudamiento actual de la Generalitat. Los diferentes sistemas de financiación puestos en práctica durante los últimos treinta años no han corregido esta discriminación. Y por ello, la crisis financiera, ha convertido la situación en insostenible.
Siendo muy grave lo anterior, no lo es todo. Porque además de ello, la debilidad de las actuaciones del sector público en la Comunitat Valenciana no se limita a la situación de la Generalitat. Según se señala en el informe, entre 2002 y 2008, la valenciana es la única comunidad autónoma que, teniendo un nivel de renta per cápita relativo en retroceso y hoy claramente inferior a la media (-12%), soporta una presión fiscal superior a la media y recibe un gasto público total por habitante inferior a la media (-15%).
Estas cifras, que podrían ser completadas con otras similares, inducen a múltiples reflexiones empezando por destacar el éxito de AVE a quien corresponde el mérito de haber abordado de una vez un estudio que, sin ser la explicación de todo lo que ocurre en la economía y la sociedad valenciana, debería de haberse realizado mucho antes. Porque es fundamental para saber dónde estamos y por qué estamos dónde estamos.
Pero además existen, al menos, dos vertientes de reflexión que no pueden soslayarse. La primera la provocada por el estupor de que no haya sido la propia Generalitat la que, o bien, realizara el estudio o bien, se lo encargara al IVIE. Sólo adentrándose en interpretaciones psicológicas propias de la patología mental parece posible explicar que en el último decenio, con además un gobierno en Madrid de signo distinto al de la Generalitat, no se tomara el acuerdo de impulsarlo para exigir la mejora inmediata de la situación. Habría, pues, que exigir cuentas a los que prefirieron mantener vivo el victimismo antes que resolver los problemas de los valencianos que era su principal obligación.
Y el segundo interrogante que suscita la lectura del Informe es qué va a hacer ahora la Generalitat para exigir que esta situación que nos asfixia se modifique. O, más en general, qué van a hacer las fuerzas políticas mayoritarias para lograr, cuando se va a cumplir 30 años de sistema de financiación autonómica, que la clara discriminación que sufrimos los valencianos se corrija. Porque de lo contrario, y partiendo de una situación discriminatoria, ya se puede asegurar que todo lo que sea un trato igual para todos, como el Pacto de Estabilidad, nos condena a empeorar todavía más la situación. La de los valencianos hoy y la de los valencianos de mañana que no se merecen que les dejemos tamaño legado.
Los datos estaban ahí desde hace muchos años. El retroceso en renta y PIB relativos frente a la media de la Unión Europea a 15, y a otras CCAA españolas estaba disponible para todos en la páginas de EUROSTAT. Y el deterioro de nuestras finanzas públicas se lleva publicando periódica y puntualmente en la web del Banco de España desde hace lustros. ¿Por qué los políticos (¿existe una oposición?), los medios de comunicación, la Universidad, los Colegios profesionales, las Asociaciones Empresariales, los sindicatos, las entidades financieras…. La sociedad civil no decían nada o casi nada? Pues porque no hay sociedad civil, porque todos maman de las mismas ubres. Pero en todo caso, la ignorancia también es culpable. Y seguimos sin exigir responsabilidades….
Una excelente y clara editorial. Desde Cataluña, celebro leer que en Valencia ya empiezan a darse cuenta de como les tratan los gobiernos españoles (lease España), y del resultado de elegir líderes políticos sumisos a Madrid.
Me juego todo lo que tengo a que no pasa nada. A que nadie dice nada ni menos hace. La llamada a la acción colectiva es imposible en una sociedad en donde el poder, políticos sobre todo pero no sólo, se han dedicado a cerrar todos los espacios de reflexión colectiva. Y los de COmpromís siguen con sus camisetas. Así que..seguiremos igual por los siglos de los siglos. Es el mito del Levante feliz que no surgió por casualidad.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.
imprimir
meneame
whatsapp