MADRID. Tras la rebaja crediticia al Reino de España, la agencia S&P ha hecho lo mismo con 11 bancos españoles y pone en revisión a la baja a otros 16.
De nuevo, el centro de atención de los mercados vuelve a ser España. La portada del Financial Times, con artículos de prestigiosos actores de mercado y analistas como El-Erian de PIMCO, habla de la necesidad de la ayuda europea para sacar a nuestro país de una situación calamitosa.
Y todo ello a pesar de que a final de esta semana se celebrarán las elecciones francesas en las que, según indican la encuestas, se proclamará vencedor Hollande, notable disidente de las políticas de austeridad impuestas desde Alemania.
De momento a Hollande ya se le puede imputar una victoria lograda antes de ganar en las urnas, la de hacer cambiar el discurso de Angela Merkel e incluso del BCE -algo poco extraño en realidad, ya que suelen ir de la mano- y abrir la posibilidad de implementar políticas de estímulo a la economía.
ESPAÑA, CON EL PIE CAMBIADO
Cada vez es mayor el número de expertos, analistas, economistas y políticos que coinciden en que la salida de la crisis tiene que venir no sólo desde el recorte sino desde la adopción de medidas de fomento al crecimiento.
La gran aportación que Hollande ha traído -gane o no gane- es la de hacer reconocer al núcleo duro germano que estas medidas son necesarias. Pero como viene siendo habitual últimamente, al Gobierno español le pillan a traspiés este tipo de cambios súbitos.
La aceptación de la necesidad de estímulo por Alemania se da a conocer justo cuando nuestro Gobierno se encuentra enfrascado en una vorágine de recortes, que presenta a altos funcionarios alemanes como muestra de su buen hacer. Unos recortes que se centran en sectores tan sensibles como la sanidad y la educación, mientras anuncia a bombo y platillo que las rebajas continuarán en todos y cada uno de los Consejos de Ministros que se vayan celebrando los viernes.
UNA CLIENTELA SOLVENTE
Puede que tengan que levantar el pie del acelerador de la austeridad, sobre todo porque seguimos siendo el país de Europa con la mayor tasa de desempleo. Porque a los inversores eso también les preocupa y porque los bancos españoles, de los que algunos se encuentran en una situación muy difícil, lo que necesitan -más que un rescate- es una clientela solvente. Algo bastante difícil de conseguir si sigue o simplemente se mantiene este lamentable nivel de ocupación en España.
Es importante dedicarse a la crisis del sector financiero, ya que por ahí es por donde nuestra vulnerabilidad es más alta. Las necesidades de recapitalización parecen estar en el entorno de la cifra de 50.000 millones de euros.
AYUDAS A BANCOS
Con esta cantidad -y con el ajuste debido en balances para eliminar el riesgo de activos tóxicos inmobiliarios- sería suficiente para que las miradas desconfiadas dejasen de dirigirse hacia nuestra economía.
Los bancos afectados no están en condiciones de acudir a mercados de capitales para financiarse y la ayuda directa del Gobierno chocaría de frente con los objetivos de déficit. En mi opinión, la opción planteada de recurrir al fondo de estabilidad no debería ser descartada, pero siempre y cuando la ayuda se prestara directamente a los bancos con problemas, no a través del Estado. Es una de las posibilidades que parecen estar planteándose y que serviría para eliminar en gran medida la tensión en nuestro sistema financiero.
POLÍTICAS MIXTAS
Como vengo comentando en anteriores artículos, nuestros males no se solucionan con menos gasto sino con políticas mixtas que deben meter el bisturí en los sectores dañados como el financiero y estimular los que puedan crear puestos de trabajo.
Parece que los que antes se negaban en Europa a aceptar estas políticas están cambiando de opinión. Una buena señal sería que el BCE bajase los tipos de interés en la reunión de este jueves que se celebra en Barcelona. No nos vendría nada mal.
Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
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