MADRID. El Banco Central Europeo (BCE) no parece dar señales de vida ante la caída del precio de la deuda española, cuya rentabilidad del bono a diez años -la que se utiliza como referencia- llegó a superar ayer por la tarde la resistencia del 6%. El arsenal de liquidez aportado en las dos últimas subastas no parece ser suficiente para frenar la ola de desinversión que estamos presenciando en los últimos días.
Los bancos -o mejor dicho algunos bancos- tienen ya bastante con sus propios problemas como para estar pendientes de salir al quite de la deuda soberana.
El gobernador del Banco de España ha vuelto a aparecer en los medios de comunicación, alertando si cabe aún más, con la advertencia de que si la economía no se recupera el sistema financiero necesitará de más inyecciones de capital, concretamente ha citado la cifra de 50.000 millones de euros. Desde luego si seguimos teniendo declaraciones como estas difícilmente se podrá restañar la confianza.
No nos olvidemos que el asunto primordial es de credibilidad, de que los inversores se crean que somos capaces de devolver lo que nos prestan. Y en ese sentido quizás estemos pagando y caro dos circunstancias: la primera, que las cifras de déficit presupuestario del 2011 se dispararan por encima del 8%, muy alejadas de lo inicialmente previsto en torno al 6%.
España fue el segundo país de la Eurozona en déficit presupuestario medido en términos absolutos con 71.000 millones de euros, solo por detrás de Francia.
DESBANDADA DE LA DEUDA ESPAÑOLA
La manera en que se dio a conocer esta grave desviación no fue la más acertada, sobre todo porque se hizo coincidir con la segunda de las circunstancias que, a mi entender, está provocando la desbandada de la deuda española: el anuncio por parte del actual Gobierno de que 'por decisión soberana' no se reducirá el déficit este año hasta el 5,3%.
Este anuncio, que en su momento no produjo un efecto inmediato, sí que puede estar detrás del empeoramiento de la calidad del crédito de nuestro país.
Ni la canciller Angela Merkel, ni su ministro de Finanzas Schauble nada dijeron entonces, pero indudablemente no les tuvo que sentar nada bien que el primer ministro español declarase que se saltaba las reglas.
De la misma manera el BCE tampoco vio con buenos ojos este inesperado anuncio. Y como dijo entonces mi amigo y gran economista Jose Carlos Diez "las consecuencias las sufriremos más tarde, sin ninguna duda". Y no se equivocó.
Ahora que ni con una promesa de ahorrar 10.000 millones de euros en sectores tan sensibles como educación y sanidad los mercados se tranquilizan, más de uno estará pensando que las cosas se podrían haber hecho de otra manera. La comunicación es primordial para los mercados, los bancos centrales, por ejemplo, miden cada una de las palabras en sus comunicados para evitar malentendidos que pueden producir movimientos no deseados.
ESTIMULAR EL CRECIMIENTO
Aunque todos estemos de acuerdo que lo que España necesita es estimular el crecimiento y que con estas medidas de austeridad draconianas no vamos a conseguir nada, el anuncio de no cumplimiento de un acuerdo previo de reducción del gasto sin más explicaciones que la de que se trata de una decisión soberana lo único que ha conseguido es despertar la desconfianza, que desgraciadamente no se había ido sino que estaba simplemente dormida.
Los CDS (derivados financieros que actúan como seguro ante el impago de un activo de deuda) de España han vuelto a los níveles máximos de 485 puntos básicos y los analista técnicos dicen que si el bono de 10 años supera el 6% se alcanzarán niveles también máximos de rentabilidad. O lo que es lo mismo: primas de riesgo por encima de los umbrales de sostenibilidad.
Una vez metidos en este enjambre solo queda esperar a la intervención del BCE para frenar la caída de la deuda y aprovechar estos tiempos ganados para crear confianza.
En mi opinión, ésta solo puede traerse de la mano del crecimiento y de la creación de empleo. Con recortes de gastos, por sí solos, no se llega a ningún sitio. Y pedirle a los responsables políticos que midan con precisión quirúrgica sus declaraciones porque nos guste o no nos guste los que deciden invertir los capitales en el mundo siguen, como siempre ha sido, dejándose llevar por sus emociones.
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* Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
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