MADRID. La incorporación de España a Unión Europea marcó una clara senda hacia los servicios y el turismo de la economía española. Si hacemos un poco de memoria recordaremos que a los primeros Gobiernos de Felipe González les tocó asumir un duro ajuste industrial con numerosos cierres de astilleros o siderurgias, así como realizar las ventas de las pocas empresas industriales públicas que teníamos como Seat o Pegaso, entre otras. No cabe ninguna duda que la producción de bienes industriales quedó fijada ya en esos momentos por parte de Bruselas en centroeuropa y que a que nuestro país se le marcó un rumbo hacia los servicios y el turismo.
Por hacer la clásica comparativa entre Europa y Estados Unidos, ésta claro que los norteamericanos producen en los estados del norte, junto a los grandes lagos, que son las zonas industriales, y sin embargo, se retiran a pasar su jubilación a los estados del sur, que tienen mejor tiempo, más horas de luz, playa. A lugares como Florida, un auténtico emporio turístico internacional.
Pues bien, en Europa, nos guste o no es parecido, lo que pasa es que las cosas están todavía a medio hacer y además estamos en medio de una grave crisis y los árboles no nos dejan ver el bosque, pero básicamente es lo mismo.
LLUVIA DE MILLONES DE EUROPA
Desde nuestra entrada en Europa, España ha recibido miles de millones de euros provenientes de fondos comunitarios que no hemos invertido por casualidad en autopistas, hospitales, líneas de alta velocidad o aeropuertos, muchos de esos que llevan abiertos cierto tiempo y que no los usa nadie todavía, pero que tiempo al tiempo. Luego, probablemente por el disparate de planeamiento urbanístico que existe en España se desató una especie de fiebre colectiva y construimos cientos de miles de casas alrededor de todas estas infraestructuras. Recordemos aquellas autovías que terminaban en un lugar donde no había nada pero donde luego surgían las urbanizaciones como setas. Se construyeron muchísimas casas, sólo en 2005 unas 800.000, más que la suma de las que se hacían en Alemania, Francia y Reino Unidos juntos, y así llegamos a un stock que los expertos sitúan por encima de los dos millones de viviendas, pero cuya construcción, no conviene olvidarlo, supuso una increíble riqueza para todo el país, así como la creación de millones de puestos de trabajo y contribuyó a la dinamización económica.
La UE nos han dado cantidades ingentes de dinero que venían de los países del norte de Europa para construir todas esas infraestructuras, lo que también creó grandes empresas constructoras y de servicios con ingente capacidad de crédito que además de internacionalizarse las hizo extenderse a otros sectores como la energía. En parte por todo eso fuimos capaces de integrar una fuerte emigración y dar trabajo a millones de personas en aquellos momentos pese a que se mantuvo el paro estructural. Pero lo cierto es que no fue un regalo y conforme subió el nivel de vida de España, esas economías del norte de Europa de donde provenían los fondos se hartaron de vendernos coches, motos, barcos, aviones, trenes, lavadoras, en definitiva, todo lo que producen y que por cierto, ahora para su desgracia les copian los orientales para venderlo más barato, primero japoneses, luego coreanos y ahora chinos.
TIEMPOS DE BONANZA
Y llegamos a ser fuertes, muy fuertes, rozando el G-8. Recordemos a aquel Aznar que colegueaba en tejano con Bush con los pies encima de la mesa. Nuestras empresas multinacionales, en su mayor parte antiguos monopolios privatizados como Telefónica, Endesa, Repsol, Iberia, Iberdrola, pero también bancos como el Santander o BBVA y por supuesto las compañías de infraestructuras, ACS, Ferrovial, Acciona, FCC, Sacyr y OHL, supieron jugar sus cartas y aprovechar la bonanza y el idioma español y colonizaron otra vez América, pero cuando se les quedó pequeña cambiaron el objetivo y se dirigieron al norte de Europa. Que se lo pregunten a los ingleses cuando se dieron cuenta, como ellos mismos dicen, que una nueva "Armada Invencible" les estaba comprando sus bancos (Santander), sus eléctricas (Iberdrola), sus telecomunicaciones (Telefónica) y hasta sus aeropuertos y su Metro (Ferrovial) y tuvieron que empezar a preocuparse y a conspirar contra nosotros.
Pero llegó la crisis que el anterior presidente Zapatero negaba una y otra vez y empezó a afectarnos y poco a poco se extendió como una mancha de aceite. Y se cortó el crédito y la mayor parte de nuestras fortalezas se convirtieron en debilidades. Fue como la caída de un castillo de naipes. Y ahora parece difícil encontrar una salida y además en nuestra línea habitual, va en la sangre, no somos capaces de encontrar un camino de unidad ante los problemas a los que nos enfrentamos.
TENEMOS BUENAS CARTAS
Pero han quedado las infraestructuras construidas y las casas, una gran parte en la costa, que salvando barbaridades medioambientales siguen en pié y sin vender la mayor parte. Es decir, muy buenas cartas para jugar la partida. Y seguimos teniendo más horas de sol al año que ningún país de Europa y seguridad jurídica y personal cualificado, y la mejor planta hotelera del continente. Por cierto un sector hotelero que supo diversificar e internacionalizarse y es líder mundial.
En definitiva, un conjunto de fortalezas que deberíamos jugar con inteligencia para que nos ayuden a salir del bache, al margen de otras muchas actuaciones industriales, económicas y de recortes, algunas de las cuales está tomando ya el nuevo Gobierno de Rajoy. Y una de esas fortalezas, probablemente la mayor, es el turismo, esa "gallina de los huevos de oro" de nuestra economía como la definen muchos cursis.
UNA INDUSTRIA CONSOLIDADA
El turismo tradicionalmente ha equilibrado la balanza de pagos española con una aportación al PIB superior al 10% y lo lógico es que con la actual coyuntura siga subiendo, como demuestran las últimas estadísticas, si el Gobierno no hace tonterías y logra contener los precios, la auténtica amenaza para este dinámico sector empresarial.
Un análisis de la costa del Mediterráneo pone de manifiesto que pocos países pueden ofrecer lo que el nuestro en materia turística, de infraestructuras, sanitaria y de seguridad jurídica y que además disponen de un sector hotelero capaz de alojar a millones de personas concentradas en los pocos meses de verano, el grave problema de la industria turística nacional, su estacionalidad. Solo Turquía es una industria turística emergente, pero sigue a años luz de la nuestra, y quizás también la Riviera francesa, pero es muy cara. Cuando se habla de la creciente competencia de países como Croacia o Túnez, que es verdad, no se tiene en cuenta que su capacidad completa de alojamiento es mucho menor que la de muchas regiones españolas como Baleares, Canarias o la Comunidad Valenciana, entre otras.
CASI 57 MILLONES DE TURISTAS
Vamos con unas cuantas cifras. España recibió en 2011 un total de 56,7 millones de visitantes, lo que se traduce en cuatro millones de turistas más que en 2010. Los turistas extranjeros gastaron 52.800 millones de euros en nuestro país el año pasado, lo que supuso un incremento del 7,9% respecto al ejercicio anterior y se sitúa en línea con el aumento de las llegadas, que fue del 7,6%. La estancia media ronda los diez días.
Bien, si esos 57,6 millones de turistas, estando una media de diez días cada uno, se gastaron 52.800 millones de euros el año pasado ¿cuál podría ser la cifra de gasto si además de mantener esta actividad logramos en los próximos años que vengan a residir a nuestro país unos cuantos millones de jubilados europeos con buen nivel adquisitivo? es decir, que muchos de ellos comprasen una casa y permanecieran en España ocho o diez meses al año. La longevidad está creciendo en Europa y ahora entre la edad de jubilación y de fallecimiento, las personas viven muchos más años en mejor situación física. La cifra de ingresos sería apabullante. Y no es nada aventurado pensar que a los jubilados europeos de todas esas frías ciudades del norte de Europa les encantaría pasar grandes temporadas los últimos años de sus vidas en la costa española.
Tenemos las casas, las carreteras, los aeropuertos, AVEs, los hospitales, seguridad jurídica, y por supuesto el clima, más de 300 días de sol al año y el carácter y en fin, todas esas otras cosas más tópicas que se dicen siempre.
CRECE LA INVERSION EXTRANJERA EN INMUEBLES
Pero la buena noticia es que además ya está sucediendo esto. Todavía tímidamente, pero está sucediendo. Entre otros motivos por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y las nuevas provisiones por el "ladrillo" que se están exigiendo a la banca, que siguen desplomando los precios de las casas, sobre todo en la costa, donde hay un manifiesto exceso de viviendas.
Las inversiones extranjeras en inmuebles en España repuntaron un 27,8% hasta septiembre de 2011 respecto al mismo periodo del año anterior con 3.601 millones de euros, tras crecer tan sólo un 2,6% en 2010, según los últimos datos del Banco de España. Estas inversiones superaron los 1.000 millones de euros durante tres trimestres consecutivos, algo que no se observaba desde 2008, antes del último desplome de estas compras. En el tercer trimestre, el incremento de las compras respecto al mismo periodo de 2010 fue del 19,2%, hasta 1.164 millones.
Pero por supuesto no todo van a ser jubilados y turistas y nuestro país sigue necesitando muchas más cosas, entre ellas industria (el País Vasco es un ejemplo), patentes, investigación y algunas reformas todavía muy urgentes como la de la educación. Pero eso son historias para otros días, hoy tocaban estas reflexiones sobre la gran capacidad que tiene España para seguir desarrollando el turismo.
Ya está bién de hablar de cosas globales para el país o la comunidad valenciana, ¿turismo, carreteras?, ¿y que pasa con los pequeños autonomos, empresarios y todo el montón?. Realmente somos los unicos estamos tirando a duras penas del carro, gracias...
Me sorprende ver como todvía no hemos aprendido la lección. Este artículo reproduce los mismos argumentos que durante 10 años inflaron la burbuja inmobiliaria del "Turismo Residencial". No estaría de más que analizasemos las hemerotecas para comprobar que estas falacias han provocado mucho daño al sector turístico. No somos en absoluto tan competitivos como nos creemos. Las cifras no son tan buenas y las de rentabilidad del modelo son aún peores. La rentabilidad hotelera ha caído dos digitos en la ciudad de Valencia y la ocupación un 7% en Benidorm. Un poco más de seriedad en los análisis serían recomendables para poder construir un modelo serio.
Insistes en la seguridad jurídica. ¿Podrías especificar a qué te refieres? Porque no se me quitan de la cabeza las imágenes de extranjeros mayores desesperados porque un PAI les tiraba de su casa.
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