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Repsol: cuando el rey tiene que convertirse en apagafuegos

CARLOS DÍAZ GÜELL. 13/03/2012

MADRID. Cuando todavía quedan más de cuatro años para que se cumpla el bicentenario de la independencia de Argentina, la presidenta Fernández de Kirchner decidió conmemorar por su parte el evento con un conflicto, supuestamente provocado por Repsol-YPF, y que solo se ha podido resolver, según fuentes argentinas, tras la intermediación del rey de España ante la presidenta del país austral. Era el final de los 40 días de castigo que el gobierno argentino había impuesto a Repsol-YPF durante los cuales el presidente de la petrolera no había conseguido ser recibido por la mandataria de Argentina. El caso de Repsol-YPF tenía un precedente como referencia distante en la expropiación de Aerolíneas Argentinas al grupo Marsans en 2009.

El conflicto con la petrolera española, no definitivamente conjurado al votar el gobierno argentino en contra del reparto del dividendo de 2010 y 2011 y proponer que se cree un fondo de reserva con estos beneficios para utilizarlos en nuevas inversiones, ha traído en jaque durante varias semanas, no solo a la compañía presidida por Brufau, que se ha mostrado incapaz de resolver el problema, sino al Estado español.

Prueba de ello es la intervención del monarca y la visita de urgencia del ministro de Industria a Buenos Aires, en un intento por resolver un encontronazo en el que se ha mezclado el victimismo argentino y una arrogante y prepotente posición de la empresa española, que ha tenido la virtud de que vuelva a cultivarse un cierto sentimiento antiespañol que preocupa sobremanera a las muchas empresas españolas con intereses en la zona, ante la posibilidad de que ese sentimiento se extienda a otros países.

El origen del conflicto que a punto estuvo de que el gobierno argentino interviniera o nacionalizara el mercado de hidrocarburos, lo que hubiera afectado fundamentalmente a YPF, la empresa hispano argentina que suministra el 75% de los combustibles en este país, hay que buscarlo en los problemas de abastecimiento de combustible, la caída en la producción, la falta de inversiones y una posición de cierta prepotencia, según el gobierno de Fernández de Kirchner que no ha que no ha querido o podido resolver la empresa de Brufau.

De todo ello, Argentina culpa a Repsol y a su política "colonial", y al trato desigual que se dispensa al país sudamericano, acusaciones que alcanzaron su máxima expresión cuando la compañía impidió la entrada de altos funcionarios del gobierno argentino a la sede de YPF, lo que motivo que la Comisión Nacional de Valores del país declarara "irregulares e ineficaces" las conclusiones y resoluciones que se adoptaron en la junta que se celebraba en dichas dependencias.

Las versiones en este punto son divergentes y el gobierno argentino acusa a Repsol de que la mayor producción se dio en 1999 y desde entonces la caída "ha sido estrepitosa", añadiendo que en 2011 se registró el "mayor aumento en las importaciones en combustible". Además, enfatiza que "los españoles de Repsol han venido ejerciendo un política de depredación; han distribuido en dividendos el 90% de sus beneficios y sólo ha invertido el 10%, cuando lo sano es que las concesiones petroleras inviertan un tercio de las utilidades".

Por su parte, la compañía española se defiende señalando que en 2011 realizó unas inversiones récord, principalmente en exploración y producción, por valor de 3.050 millones de dólares, un 50% más que en 2010, y pagó más de 6.400 millones de dólares de impuestos.

Sea como sea, pocos dudan de que una nacionalización por parte de de Argentina o de cualquier otros países latinoamericano, desincentivaría el interés inversor posterior y no tendría ningún sentido para dichos países, dada la inseguridad jurídica que proyectaría al exterior; aunque es bien cierto que en muchos de estos países crece el sentimiento de expolio hacia las compañía españolas, lo que obliga, según directivos de estas empresas, a ser más cautos y sensibles en las relaciones con los gobiernos de estos países.

Pese a esa premisa básica, varias provincias argentinas mantienen las amenazas de quitar a Repsol-YPF sus concesiones si no detalla su plan de inversiones y recompromete a llevarlas a cabo, lo que ha merecido por parte de la compañía una respuesta que muchos analistas han interpretado como pesimista, pese a que la clave está en Neuquén, en donde se ha reconocido que Repsol-YPF cumple con las inversiones. Neuquén representa cerca del 50% de la producción argentina y es donde se encuentra el yacimiento de Vaca Muerta, principal proyecto de YPF en Argentina.

España es el primer inversor extranjero en Argentina -con una inversión que ronda los 22.000 millones de dólares y en el caso de tomar algún tipo de decisión contraria a los intereses de las empresas españolas, la más afectada sería Repsol-YPF y en mucha menor medida Endesa, Telefónica, Gas Natural, Santander y BBVA. Los datos son los siguientes:

Repsol: YPF representa el 40% del EBITDA.

Endesa: un 2% del EBITDA consolidado.

Gas Natural: 0,7% del EBITDA.

Telefónica: la operadora desarrolla su actividad en el país a través de Telefónica de Argentina y de Telefónica Móviles Argentina, ambas compañías participadas en un 100%. La compañía cuenta con cerca de 17 millones de abonados celulares en el país; 4,6 millones de accesos de telefonía fija y 1,6 millones de abonados de ADSL, habiendo presentado uno resultados positivos en 2011 al haberse situado el EBITDA en 1.085 millones de euros (+11,1%), lo que representa un 5,37% del EBIDTA consolidado.

Santander y BBVA: aunque no parece que las presiones puedan venir por aquí, el impacto en Santander y BBVA sería muy marginal. En torno al 3,5% del BNA para el primero y un 4% para el segundo.

La mala situación de la economía española alimenta este sentimiento contra lo que muchos en aquellos países consideran una política de "expolio" de las empresas españolas con los que resuelven sus problemas en España y ello no solo ocurre en la América de habla española o portuguesa, sino en la propia Estados Unidos. De ello podría dar fe Iberdrola cuya fuerte presencia en dicho país ha hecho recelar en ocasiones a altos funcionarios que consideran que las cifras de negocio generadas son utilizadas en enderezar su cuenta de resultados en España.

Post-it
El Beneficio Neto Actualizado (BNA) es el monto resultante del flujo de caja total proyectado, pero convertido a un valor actual a través de una Tasa de Descuento. Flujo de caja es la cantidad de dinero generado por una empresa con su actividad comercial y otros ingresos, es decir diferencia entre los ingresos y los pagos, o bien la entrada y salida de efectivo generadas por un proyecto, inversión u otra actividad económica.

El Valor Actual Neto (VAN) es el resultado de restar al Beneficio Neto Actualizado (BNA), la inversión del proyecto.

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