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 "Lo peor no es lo que está ocurriendo, sino la ausencia de un modelo hacia el que caminar". Lo decía, apesadumbrado, un político valenciano reflejando el sentir de la mayoría. Sabemos de dónde venimos y empezamos a conocer dónde estamos, pero lo desconocemos todo de hacia dónde vamos. Y eso nos está hundiendo. Y mientras tanto permanecemos rodeados de un torbellino de noticias escabrosas que suben de tono

VALENCIA. Comentaba el mismo personaje que, en todo caso, Valencia ya había tocado fondo. Una afirmación dudosa: aun quedan muchas cosas por ver y sentir, como día tras día vamos viendo. Sucesos y noticias que superan en tremendismo a las del día anterior que reflejan nuevas procacidades de aquellos que han manejado los dineros de todos durante los últimos años, ya sean en la administración pública o en la privada.

Durante los últimos siete días hemos asistido a un buen puñado de ellas que casi con toda seguridad quedarán enterradas en el recuerdo cuando asomen las siguientes. Solo cabe un actitud (de momento y mientras encontramos y ponemos a punto sextantes y brújulas extraviados en esta tormenta, más que perfecta, total): apretar los dientes, mantener los pies bien firmes sobre la cubierta y otear el horizonte para encontrar un rayo de luz. Y, claro, confiar en la destreza del capitán, que aunque algo inexperto y balbuceante, al menos juega a favor de la tripulación y el pasaje, lo cual no es poco.

Esta octava semana de 2012 comenzó en Valencia de la peor forma posible. En el terreno económico y dejando al margen impagos, estrecheces, recortes, ERE's y otros productos de serie de esta-crisis-que-nos-está-consumiendo, se hizo público el penúltimo ataque societario de la dirección de BFA contra su socio valenciano Bancaja, cuestionando la información ofrecida en el momento de la fusión. Utilizó para ello el banco a los bien remunerados consejeros valencianos que representan a Bancaja en Bankia para que el golpe fuera aun más contundente. Divide, humilla y vencerás.

En el consejo se han conjurado para ofrecer -débil- resistencia en una desigual batalla en la que los de Madrid cuentan con los recursos y los medios, incluida una implacable ‘armada mediática'. Más que la acción en sí, que se las trae, impacta la inmensa soledad en la que se desenvuelve José Luis Olivas para tratar de defender el 37% de Bancaja en BFA de la voracidad del contrario. Difícil, y más sin aliados y bajo fuego amigo.

En esas andábamos entretenidos y deprimidos cuando ¡zas! los hombres de Paula cometen el gran desaguisado callejero transformándose ellos mismos a sangre y porrazos en la raíz del problema y no en los solucionadores del conflicto. La (mala) imagen de Valencia galopaba de nuevo a lo largo del mundo no a los mandos de un Fórmula 1 ni a bordo de una catamarán America's Cup, sino a lomos de la Policía Nacional y su jefa, la torpe delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León.

Se escudaba la delegada del Gobierno en sus policías, perfectamente entrenados para recibir órdenes y cumplir misiones pero no para ofrecer ruedas de prensa ni para la diplomacia oratoria. Pero la ley (de Organización y Funcionamiento de la Administración del Estado) es taxativa y en su articulado figura bien claro cuáles son las competencias del buen delegado del Gobierno: "Proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana a través de los subdelegados del Gobierno y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, cuya jefatura corresponderá al delegado del Gobierno (...)".

Los mismos policías que mantuvieron durante meses el orden relativo en una acampada en la Plaza del Ayuntamiento, con tomas incluidas de sucursales bancarias sin que se produjeran altercados y resistiendo las peticiones de la alcaldesa para disolverla a manguerazos, son los que aplastaron con violencia inusual y a todas vistas excesiva las revueltas estudiantiles. ¿Sólo de trata de una diferencia de estilo personal entre la actual delegada y su antecesora? ¿O más bien dos formas de entender la relación entre Administración y administrados?

(Hubo más mujeres protagonistas en esta crónica negra de una semana épica: Isabel Villalonga, imputada en el caso Noos; Marisa Gracia, gerente de Ferrocarrils, de cuya gestión van apareciendo datos cada vez intranquilizadores y María Dolores Amorós, sentada ante un juez para reclamar una indemnización de 10 millones por su despido de la CAM, ahí es nada).

EL EJÉRCITO DE ‘PANCHO CAMPS'

Y mientras Madrid domina en Pintor Sorolla, el capital murciano se abalanza sobre Banco de Valencia y la Policía controla los cielos y las calles de la ciudad, comenzaban a subir de tono las noticias sobre las andanzas del expresidente Camps en su aventura de recrear una ilusión de retorno al poder. Algunos de sus partidarios ya lo fueron ‘cantando' por los pasillos del Congreso de Sevilla, pero los incrédulos sobre tal posibilidad tuvimos que cerciorarnos de viva voz de que sí, Camps está alimentando una cuadrilla de rebeldes dispuestos a crear problemas gratuitos donde y cuando menos hacen falta profetas visionarios que no ven mas allá de su ombligo. Pretenden revivir una etapa de la que ya fueron tristes protagonistas durante años y cuya herencia estamos 'disfrutando' en la actualidad.

Pero al final va a ser cierto que la realidad pone a cada uno en su sitio. Y la realidad, vive dios, también nos está llegando a los valencianos por la vía policial, esta vez al servicio de los tribunales (no del Gobierno...). Estupefacta, sobresaltada... boquiabierta se quedó este jueves la 'sociedad civil' local cuando una redada de la poli metió en el calabozo a uno de los suyos: El cerebro gris de Rafael Blasco, detenido y destituido. Y detrás de él unos cuantos más. Ahora, aunque la redada aun no ha finalizado -hay quien sigue de los nervios temiendo una llamada en su puerta y que no sea el lechero-, la Justicia tiene la palabra. En el partido lo estaban esperando desde hace semanas, en la calle unos lo teníamos descontado y otros no dan crédito, pero a todos nos ha caído una nueva mancha por culpa de unos desaprensivos con el dinero público. Y destinado al Tercer Mundo: que la vergüenza les confunda si se demuestran los cargos.

APLAZADO EL PLAN DE PAGOS

Y la última gran mala noticia (casi salimos a una diaria: antes cada una de ellas habría dado para varias semanas, si no meses, de titulares de portada), vino por boca de la pequeña gran Soraya Saénz de Santamaría -¿es que en Valladolid se llaman todas Soraya?- cuando anunció que el plan de pagos que la Generalitat esperaba en febrero como agua de mayo para pagar proveedores, quedaba aplazado y de momento solo arrancaba el de pago a proveedores de los ayuntamientos. Un jarro de agua fría que presagia nuevos conflictos sociales originados en las farmacias, colegios e institutos y en todos aquellos grupos que esperaban el plan del Gobierno para cobrar y que ahora, tal vez, deban seguir esperando. Porca miseria!

El plan de pago para los municipios introduce la filosofía de ‘quitas' (como las que están aplicando los mercados a la deuda griega) para poder cobrar con más premura. La triste lógica de la crisis financiera: no te puedo pagar, pero si quieres que te pague algo me tienes que perdonar parte de la deuda. Expertos internacionales llevan tiempo avisando de que este será el camino principal para superar la crisis de la deuda a todos los niveles. No se están equivocando.

Y con éstas nos plantamos en el domingo (y cuando parecía que el sábado iba a terminar tranquilo, saltó la noticia de las declaraciones de Urdangarín implicando a Rita Barberá y a Camps en el caso Noos) cogiendo fuerzas para lo que nos venga a partir de lunes. Como señalábamos al principio, lo peor de todo no es lo que está ocurriendo, es que no sabemos hacia dónde vamos, para qué sirven todos estos sacrificios y losque  deban venir, cómo puede acabar esta pesadilla, por dónde hay que buscar la salida y en quién debemos confiar para que guíe al grupo hacia ella.

Dice un solvente historiador que se está pintando en Valencia una situación mucho peor de la que es en realidad. Que en Valencia somos mucho mejores de lo que se está contando -de lo cual no dudo ni un instante-, pero que aun perviven espejismos y situaciones incomprensibles de tolerancia y subvención hacia actuaciones y comportamientos como los que nos han conducido al escaparate internacional de lo socialmente repudiable. No le falta razón: ante de reconstruir habrá que echar abajo las útimas torres de corrupción y despilfarro.

En todo caso, no es fácil estar en el pellejo del presidente de la Generalitat en estos momentos. Hay que reconocerle a Fabra valor y entereza y de momento está conservando el apoyo y la confianza de la sociedad. Entre otros motivos -a la espera de mejores ideas- porque es la única representación institucional sólida que queda en pie en el país valenciano. Si alguien intenta socavarla, como pretende el ejército de beatos con síndrome de 'panchovilla' que citábamos antes, debe ser consciente de que está poniendo en peligro el último baluarte de la otrora orgullosa Generalitat Valenciana. Sería desesperante contemplar un espectáculo como el que algunos anuncian y otros temen en el Parlamento regional. Rajoy no lo quiera.