MADRID. El presidente del BBVA, Francisco González, se presentaba el jueves pasado ante los medios de comunicación sobreactuando más que nunca. Los resultados del banco no son para tirar cohetes; los ingresos le caen un 1,6% y los costes le suben un 11%, lo que lleva a que el margen neto -el resultado de explotación de toda la vida- le caiga un 11%. Reduce las provisiones para saneamiento crediticio en un año en el que ya se sabe que hay que provisionar mucho más. Y para que no falte de nada, el auditor le ha obligado a sanear parte del fondo de comercio de los bancos que ha adquirido en Estados Unidos, lo que ha provocado que BBVA haya tenido pérdidas de 139 millones en el cuarto trimestre, 375 millones antes de impuestos.
Este panorama no es sectorial, sino que es específico de BBVA, puesto que ni Caixabank ni Banco Santander han presentado un panorama tan negativo. Caixabank, con negocio sólo en España, no ha dado pérdidas en ningún trimestre, ha tenido una caída de los ingresos del 2%, pero como recorta los costes el doble -un 4%- consigue que el resultado de explotación aumente un 1%. El Santander, por su parte, sube un 5,5% en ingresos y un 9,3% en costes, lo que le permite presentar un resultado de explotación que crece un 2,2%. Si vamos a las cifras absolutas, vemos que el Santander genera 24.373 millones de resultados; el BBVA no llega a la mitad, (10.615 millones), y Caixabank, que es ocho veces menos, 3.040 millones.
Adicionalmente, Santander y Caixabank han realizado provisiones para los activos inmobiliarios mucho más altas, lo que les permiten presentar coberturas de activos inmobiliarios muy superiores. Además, estas dos entidades han alcanzado ya el 9% de capital que les pide la European Banking Authority (EBA), cosa que el BBVA no ha conseguido todavía.
De Bankia, el cuarto grande en discordia, poco se sabe, muy en línea con la personalidad de su presidente. Iba a presentar resultados el 3 de febrero, luego lo retrasaron al 24 y ahora parece que lo quieren adelantar.
Esta realidad es, seguramente, la que llevó al presidente del BBVA, Francisco González, a presentarse en la rueda de prensa, atacando con el fin de tratar de desviar la atención de los números, algo que consiguió parcialmente en los medios de comunicación. El presidente de la entidad vasca se presentó como el banquero del Gobierno, tanto que, además de todo tipo de elogios, dijo que aún es pronto para decir si el ejecutivo lo está haciendo bien o mal, aunque sí puede decir que está haciendo mucho. Por tanto, ya verá él que día es el bueno para valorar la acción de gobierno y poner nota a sus miembros.
Pero ¿qué hizo para despistar? Básicamente dos cosas: sacudirle al Santander, como recogía la crónica de Íñigo de Barrón en El País, y a Bankia, como se podía apreciar en muchos titulares. El miedo al Banco Santander y el complejo con Emilio Botín forman parte ya de su naturaleza y acervo cultural, pero el desprecio que mostró por Rato, es nuevo, tiene mucho calado y conecta con lo que se apuntaba en Tendencias hace dos semanas.
Decir que una fusión entre BBVA y Bankia crearía un problema mayor, que es muy difícil de llevar a cabo y que no arregla ningún problema, es tratar a Bankia de apestado. Justo lo contrario de lo que hicieron Caixabank y Santander en sus ruedas de prensa. Pero, ¿por qué esa agresividad? El problema se llama Rodrigo Rato, el hombre que le puso en Argentaria en 1996, el hombre que le ha hecho muchas veces millonario en euros.
Eso sí, FG dijo que BBVA está en el mejor momento en los quince años que lleva él en el banco. Que se lo pregunten a los accionistas. La acción BBVA llegó a valer más de 20 euros y ahora está en 7. A la de su competidor no le ha ido bien, pero su recorrido está entre los 15 y los 6,3 euros actuales. Para remate, sólo recordar la evolución de la capitalización. A finales de 1999, el año de las fusiones, BBVA valía en Bolsa 41.226 millones de euros y Santander 41.437 millones. Hoy, doce años después, el banco que preside Botín vale 58.000 millones y el que preside FG, 35.000. Con esta trayectoria, son muchos los analistas que no entienden que se presente de una manera tan arrogante y agresiva.
En el fondo del escenario, algunos interpretan que Francisco Gonzalez puede albergar la sospecha de que este Gobierno por el que tanto ha hecho hasta ahora, quiera más a Rato y eso traiga consecuencias.
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Carlos Díaz Güell es periodista y autor del blog Tendencias del Dinero
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