MADRID. Todos somos conscientes de la tremenda crisis que atravesamos como consecuencia de la burbuja inmobiliaria producida en España hasta 2007, la cual fue acentuada por la crisis subprime de Estados Unidos que con tanta virulencia golpeó al mundo entero. Y se crisis seguimos hablando porque empezamos el año con la de deuda soberana europea remitiendo y todavía como principal foco de la crisis.
Los europeos hemos elegido un camino distinto al de los estadounidenses y bastante más lento como históricamente nos ha caracterizado. Sin embargo, las dos subastas extraordinarias programadas por el BCE, una celebrada ya el pasado diciembre de 2011 y la otra prevista para febrero de 2012, han sido -y serán- determinantes para el devenir del sector bancario y la recuperación económica.
La fórmula era difícil de encontrar, ya que el BCE no podía comprar deuda soberana de países europeos según los tratados de la UE -si bien es verdad que lo viene haciendo desde 2010 para frenar el contagio a España e Italia-, pero quizá compra cantidades que muchos analistas, agencias de rating y organismos de dentro y fuera de la UE consideran insuficientes. Sobre todo viendo el positivo efecto que han tenido los dos 'quantitative easing' (QE) realizados en EE UU de 2009 a 2011.
Pero según el propio BCE, la liquidez ha vuelto a fluir en el sistema. Ayudan también las reformas anunciadas en España e Italia como ajuste presupuestario previo a una coordinación fiscal mayor en la UE. Pero sobre todo queda claro que gran parte de la liquidez de la que ahora disponen los bancos tras la primera subasta extraordinaria celebrada por el BCE en diciembre, se está destinando al mercado primario.
Una circunstancia que queda reflejada en las últimas subastas de bonos realizadas por España e Italia, captando más capital del previsto, con una demanda mucho mayor y unas tasas muy inferiores a las que se producían varias semanas atrás. Lo cual se ha extendido también al mercado secundario donde hemos visto una mejora sustancial al estrecharse las primas de riesgo.
¿Es suficiente con esto? Es un gran paso. Pero ya hemos visto como Santander ha tenido que hacer uso de las preferentes, deshacerse de participaciones 'no estratégicas' y realizar ajustes internos muy importantes para cumplir con los alrededor de 15.000 millones de euros que le pedía la Autoridad Bancaria Europea (EBA). Por su parte, Banesto ha sacrificado gran parte de los beneficios del último trimestre del pasado año para destinar provisiones a cubrir su cartera inmobiliaria, el 30% aproximadamente frente al 50%-60% que exigiría el Gobierno de España.
En definitiva, desde Europa hay programado un plan de saneamiento y reestructuración del sector con límite para junio de este año; mientras el Gobierno de España fija a su vez en 50.000 millones de euros el importe que necesita captar o reestructurar la banca española para retomar la confianza y continuar con su actividad normal. Todo ello para que, finalmente, el crédito vuelva a fluir en la economía y podamos hablar de un 2013 más próspero para todos.
(*) Pablo del Barrio es analista de XTB
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