MADRID. Los bancos de la Eurozona solicitaron ayer 489.191 millones en la subasta de liquidez ilimitada a tres años organizada por el Banco Central Europeo (BCE). El día anterior, los analistas consultados por la agencia Reuters pronosticaban de media una adjudicación de 250.000 millones, cifra que elevaron a primera hora de ayer -antes de la subasta- hasta algo más de 300.000 millones. Así pues, la cantidad final adjudicada queda cerca de un 60% por encima de las estimaciones previas.
En concreto fueron 523 entidades europeas las participaron en la subasta (cifra menor a las 1.121 que tomaron partida en la última subasta de liquidez, con vencimiento menor). La sensación existente es que los bancos de países periféricos han sido los que mayores peticiones han registrado. De esta forma, se matiza la decepción causada por la no designación del BCE como prestamista de último recurso en la cumbre de líderes europeos del pasado 9 de diciembre.
Los mercados esperaban que, a cambio de los compromisos de rigor fiscal por el conjunto de países europeos, se permitiese al BCE operar en los mercados secundarios maximizando las compras de títulos de deuda que venía haciendo desde agosto. Pero poco antes de que comenzase la reunión de Jefes de Estado, la institución monetaria aprobó novedades que quedaron eclipsadas por la trascendencia de la cumbre. Además de una bajada de 25 puntos básicos en el precio del dinero, celebrar subastas de liquidez ilimitada como la de ayer (tendremos otra en febrero), y aceptar colaterales de menor calidad en dichas operaciones.
La idea que tenía el BCE, conocedor de que los planes de Merkel no pasaban por la modificación de sus estatutos, consistía en articular un nuevo sistema en el que la institución pondría cantidades ilimitadas en manos de los bancos particulares a un 1%, dilatando los plazos de vencimiento, para que éstos, entre otras cosas, fueran los que aumentasen las compras de títulos de deuda a los Tesoros que estuviesen atravesando por más dificultades (principalmente, el Italiano y el Español), obteniendo un interesante diferencial (los bonos españoles a 3 años rentan el 2,6%, los italianos, el 4,4%).
Aparte de contribuir a la financiación de los Estados a tipos mucho más favorables, se facilitan también los enormes vencimientos a los que los bancos europeos se enfrentan el próximo años (700.000 millones), con el objeto de que éstos aumenten el dinero en circulación, favoreciendo el crédito al consumo e inversión. En síntesis, el BCE se articula como prestamista de último recurso por la vía indirecta.
La reacción positiva de las bolsas a la subasta en primera instancia se fue disipando, confirmando un nuevo capítulo de 'compra con el rumor, vende con la noticia'. Sin embargo, esta vez sí que estamos ante algo más sólido que meros anuncios de reuniones de alto rango. La relajación de los spreads -diferenciales- de deuda es un hecho. Una noticia muy positiva de cara a los primeros meses del próximo ejercicio donde se concentran grandes vencimientos de deuda pública y privada.
A este respecto, es reseñable la fuerte separación entre el spread español e italiano (160 puntos), similar a la distancia que existe entre los bonos alemanes y los franceses. La legitimación democrática del nuevo Gobierno español frente al Ejecutivo tecnócrata italiano juega a favor de ese diferencial.
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* Daniel Pingarrón es estratega de mercados de IG Markets
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