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Cambio y despilfarro

JOSÉ MARÍA GUIJARRO (*). 13/12/2011 "Hoy, el que está arriba en la clase social y política no es considerado como un usurpador, si se diera el caso, sino como un lamentable modelo a imitar. En definitiva, se pierde el sentido de clase..."

VALENCIA. En economía, al igual que en política, ninguna regla es válida de modo absoluto ya que las iniciativas que se realizan en estos ámbitos pueden tornarse nocivas a causa de un error de valoración o de transmisión de la información. Eso es precisamente lo que pretendo trasladar con esta columna de opinión, el derroche de noticias en las que se intercala la lógica y la desvergüenza, o dicho de otra forma, las noticias sobre recortes y gastos desmesurados.

Cualquier espacio para la familia o el trabajo necesita condiciones dignas. Pero, para alcanzar la dignidad no hace falta llegar al derroche: cualquier ciudadano podría sentirse agredido ante una situación de déficits en la sociedad de bienestar cuando su dinero se malgasta. Hoy más que nunca, a todos, nos ha tocado hacer un agujerito más a nuestro cinturón y no podemos obviar que las reglas del juego en todos los aspectos de nuestras vidas han cambiado.

Es de sobra conocido que los recursos económicos son escasos y ante esta limitación el invertir o, mejor dicho, gastar en cosas innecesarias lleva a que estas carencias todavía se acentúen más. Si analizamos, por ejemplo, las tablas sobre la distribución de la renta de la Comunidad Valenciana se observa que existen grandes diferencias e injusticias. En épocas anteriores estas injusticias creaban incluso tensiones sociales, sólo hace falta repasar la historia. Hoy, por el contrario, el que está arriba en la clase social y política no es considerado como un usurpador, si se diera el caso, sino como un lamentable modelo a imitar. En definitiva, se pierde el sentido de clase.

Es obvio que las acciones más incisivas son aquellas que además de suscitar consenso consiguen ocasionar un daño a los poderosos, pero no siempre es posible seguir este camino a través de un voto. El otro gran recurso que queda a disposición de la ciudadanía es presionar al sistema a través de la palabra. La palabra escrita -como es este caso- y hablada, para denunciar públicamente situaciones de escándalo y las deformaciones ocasionadas por una espiral de derroche que en algún que otro momento estoy seguro nos pasará factura.

Si se busca la miseria a través de la complicidad, desde estas líneas denuncio la irresponsabilidad sin valoración, el gasto sin consenso y el despilfarro sin sentido. La Madre Teresa de Calcuta se dirigió a un grupo de directivos en un congreso internacional sobre la arquitectura del cambio en San Francisco, con estas palabras: "¿Queréis que haya cambio? ¿Queréis que vuestra gente cambie? ¿Les conocéis? ¿Les amáis? Si no conocéis profundamente a vuestra gente no habrá entendimiento entre vosotros y sin entendimiento no habrá confianza. ¿Amáis a vuestra gente? ¿Hay amor en lo que hacéis? Si no hay amor en vosotros no habrá poder ni fortaleza en vuestra gente. Si no hay fortaleza no hay pasión. Sin fortaleza ni pasión nadie se arriesgará. Y sin asumir riesgos nada cambiará".

Sin duda, hoy por hoy cambios hacen falta muchos, pero hechos con confianza, fortaleza, pasión y amor.
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José Mª Guijarro y Jorge es subdirector del Instituto Tecnológico
de Óptica, Color e Imagen (AIDO) y doctor en Economía

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