VALENCIA. Las encuestas y tendencias de fondo anunciaban lo ocurrido. Tras el 20-N, el PP es el partido hegemónico y la oposición está más débil y fragmentada, especialmente en la Comunidad Valenciana
Hundimiento y mayoría absoluta
Con los votos del 20-N, el PP habría perdido las elecciones de 2004 y 2008. El mejor resultado del PP en su historia y la mayoría absoluta más contundente no tiene su origen en la mayor capacidad del PP para aumentar sus apoyos sociales. Se debe al hundimiento del PSOE y a la ruptura de la compleja coalición electoral que aglutinó Zapatero. La hegemonía política e ideológica del PP puede ir para largo; pero será por la precaria situación de la izquierda. Algo en lo que la Comunidad Valenciana es pionera. Fuera de esta fotografía, Cataluña, el País Vasco y, en parte, Navarra.
La desafección va por barrios
Aunque el fenómeno es anterior, desde que comenzó la crisis los índices de desafección política se han disparado. Sin embargo, no afecta por igual a los dos bloques electorales básicos. Entre los votantes conservadores predomina el voto de adhesión, con una carga crítica en las urnas escasa y sin apenas consecuencias. Desde 1996, el PP tiene una estabilidad de voto sobre censo electoral envidiable, situada en torno al 29,5% en España y al 38% en la Comunidad Valenciana, con oscilaciones que no superan los dos puntos cuando aumenta o pierde apoyos. Es, en la izquierda, donde la desafección tiene consecuencias electorales, lo que explica que el voto socialista en los momentos depresivos (2000 y 2011) descienda hasta el 20% (19,5%, en 2011) y sobrepase el 30% cuando la movilización es alta (32,2%, en 2008).
Pierde fuerza el bipartidismo
La suma de PP y PSOE desciende. En España, pasa del 84,7% de los votos (323 diputados) al 73,3% (296 diputados). En la Comunidad Valenciana, del 93,3% de los votos y los 33 diputados en 2008, al 80,9% (30 diputados) actual. Ahora bien, la caída del bipartidismo por la debacle socialista, no supone un multipartidismo equilibrado. Hemos pasado del bipartidismo a un sistema de partido hegemónico que concentra todo el poder. Se sale de la sartén para caer en las brasas.
A vueltas con la Ley Electoral
El crecimiento electoral de UPyD y de IU ha sido mayor en votos que en escaños. Los dos partidos han arremetido contra una Ley Electoral que los castiga y que en, su opinión, beneficia a los nacionalismos periféricos. Lo primero es cierto; lo segundo, no. Nuestro sistema electoral, con circunscripciones muy pequeñas, castiga a los pequeños partidos estatales, beneficia a las dos grandes formaciones estatales, especialmente al PP, y genera una representación bastante proporcional de las fuerzas periféricas.
Un ejemplo. Si el pasado 20-N hubiésemos votado en una única circunscripción y sin barreras electorales, como parecen defender estos partidos, el PP hubiera obtenido 156 diputados (30 menos de los conseguidos), el PSOE 101 (9 menos), IU 24 (13 más), UPyD 17 (12 más), CiU hubiera tenido uno menos, Amaiur dos menos, ERC, BNG y Compromís uno más cada uno, el resto igual y en el Congreso habría 9 partidos más, desde Equo hasta el Partido Pirata, pasando por Plataforma por Cataluña.
Exclusión electoral y voto de castigo
Considerando la totalidad de la Comunidad Valenciana, el voto a candidaturas que no han obtenido representación se reduce, con la entrada de EU, UPyD y Compromís, a un escaso 3,1%. Muy pocas personas han votado por opciones políticas que no han conseguido diputados. Sin embargo, analizando aisladamente las provincias de Alicante y Castellón, las cifras de voto sin representación son muy altas: superiores al 17,5%. Si, en vez de votar en cada provincia lo hubiéramos hecho en una única circunscripción autonómica, la exclusión electoral se habría reducido al mínimo, aunque el PP tendría dos diputados menos, el PSOE uno, y EU, UPyD y Compromís habrían conseguido dos diputados respectivamente.
La abstención al Congreso ha aumentado en más de tres puntos, del 21,2% al 24,5% respecto a 2008. Con todo, el fenómeno más destacable se ha dado en la votación al Senado. Aquí la abstención ha sido más alta que en el Congreso, pasando del 21,2% de 2008 al 25,1%, y se ha multiplicado el número de votos nulos (de 0,7% al 3,9%) y en blanco (del 0,8% al 5%). Ha habido un elevado voto de castigo contra la inutilidad actual del Senado y la partitocracia debería darse por aludida.
Madrid y la Comunidad Valenciana, vidas electorales paralelas
El comportamiento de los principales partidos de Madrid y la Comunidad Valenciana presenta notables coincidencias en las últimas décadas. El 20-N también ha sido así. Cinco semejanzas. 1) La abstención y el porcentaje de votantes son similares. 2) El nivel de votos al PP y al PSOE es parejo, aunque ligeramente superior en la Comunidad Valenciana. 3) Son las únicas comunidades en las que UPyD consigue diputados. 4) El grado de retroceso relativo de PP sobre censo electoral (en Madrid del 1,7% y en la Comunidad Valenciana del 1,9%) y del PSOE (en Madrid del 37,6% y en la Comunidad Valenciana del 38,1%) es parecido. 5) Las mayores pérdidas de votos se producen en las ciudades de Madrid y Valencia. Coincidencias que probablemente señalan una alta vinculación del imaginario político valenciano con la dinámica madrileña y estatal.
Más (escaños) con menos (votos)
El PP no ha conseguido los 1.500.000 votos que se tenía como objetivo. Pero, como en las autonómicas, ha obtenido más escaños y ha reforzado su hegemonía política e ideológica aunque, paradójicamente, retrocede electoralmente: 27.000 votos menos. La pérdida de votos se concentra en la provincia de Valencia (27.500 votos menos) y, sobretodo, en la ciudad de Valencia. En Alicante y Castellón las cifras son similares a 2008. El enésimo hundimiento socialista, la ausencia de un discurso político alternativo que compita con el de los populares y la fragmentación de la oposición fortalece la posición dominante del PP.
¿Si estamos en la media no hay que asumir errores?
La pérdida de votantes del PSPV-PSOE es muy grave (38,1% sobre 2008: más de 430.000 votos), pero igual a la producida en el conjunto de España (38,2%) e inferior a la de Cataluña (45,5%), Asturias (43,9%), el País Vasco (41%) y otros lugares. En consecuencia, Alarte, su inocua ejecutiva y las familias que fagocitan el PSPV, con el lermismo como paralizador principal, hablarán de errores genéricos e inconcretos y de que los resultados son similares a los del resto del PSOE. Entenderán que el mal de muchos evita asumir los errores propios. De ese modo, tratarán de mantener la actual estructura del poder interno frente a las amenazas que la cuestionan. No en vano, los aparatos dominantes ya dicen de Romeu que fracasó en Silla, que ha vivido a la sombra de Ciscar y de Blanco y no tiene recorrido propio, y de Mata que es alguien demasiado frívolo e inconsistente para asumir la secretaria general del PSPV.
Crecer, pero menos
EU es la tercera fuerza. Un éxito. Como siempre que el PSPV cae, EU crece; sólo que, en esta ocasión, poco. Apenas si consigue uno de cada cinco votos que los socialistas pierden. Su espacio político sigue siendo subsidiario y subordinado al de los socialistas. Y ni su estructura organizativa, ni su presencia social y territorial, ni sus líderes, discurso y proyecto político parecen tener capacidad, por el momento, para condicionar e influir en la acción política de los gobiernos o capitalizar a la izquierda desencantada con el PSOE.
Multiplicando votos
UPyD ha sido el partido que mejor comportamiento electoral relativo ha tenido. Multiplica por 2,4 sus resultados en las pasadas autonómicas, por más de 4 los de las locales y por 7,5 los de las generales de 2008. Ha conseguido un escaño, el único de este partido españolista fuera de Madrid, y la Comunidad Valenciana es, con diferencia, el espacio donde UPyD tiene un aumento más espectacular de votos. Si estos resultados se hubieran dado en las autonómicas, tendrían grupo propio en las Corts Valencianes.
Dentro y fuera
También Compromís ha conseguido un éxito indudable. Por vez primera el nacionalismo progresista consigue un escaño en el Congreso. Un hecho histórico. Dos observaciones. Primera, respecto a las elecciones autonómicas pierde 51.000 votos y sobre las locales, 73.000. Segunda, con estos resultados no entraría en las Corts Valencianas, pues sólo ha obtenido el 4,8%. A pesar de sus avances en 2011, Compromís tiene por delante mucho trabajo si se quiere consolidar como fuerza política estable con representación parlamentaria y vocación de alternativa política.
¿Cuándo gobernará el Consell a pleno rendimiento?
Pasado el 20-N, sin oposición y con Alberto Fabra reforzado en su condición de president de la Generalitat, el Consell debería activar todos sus recursos para establecer una estrategia frente a la crisis. Sin embargo, seguiremos esperando. Ahora al gobierno de Rajoy que quizás se lleve a uno los mejores activos, el conseller Verdeguer. Y, después, al congreso del PP valenciano y la posterior remodelación del Consell. Mientras tanto, el Centro de Investigación Príncipe Felipe pierde más de 100 investigadores y 14 líneas de investigación por la reducción de la financiación del Gobierno Valenciano en casi 5 millones y la Generalitat asume la deuda generada por los organizadores de la Fórmula 1, cerca de 30 millones. Cuestión de prioridades.
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