VALENCIA. Confiados ciudadanos multitarea del mundo, ¿podríais prestarme un minuto de atención? ¿Pensáis que podéis hacer malabarismos entre llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes instantáneos y trabajar por ordenador a fin de hacer más cosas en un mundo hambriento de tiempo? Seguid leyendo, preferiblemente apartándoos por un momento del ruido de la parafernalia digital.
Varias investigaciones aportan pruebas sobre los límites de la realización de múltiples tareas. Los resultados, de acuerdo con neurocientíficos y profesores de gestión empresarial, indican que muchos harían mejor en aminorar su comportamiento multitarea mientras trabajan, estudian o conducen.
Estos expertos ofrecen ciertos consejos básicos. Revisar el correo electrónico una vez por hora, como máximo. Escuchar música suave y relajante durante el estudio puede mejorar la concentración. Pero... ¿otras distracciones?... la mayoría de las canciones con letra, la mensajería instantánea, los programas de televisión. Disminuyen el rendimiento.
Hablar por el móvil mientras se conduce, incluso con un "manos libres", es una mala solución a la necesidad de estar siempre conectados. En resumen, la respuesta parece consistir en administrar adecuadamente la tecnología, en lugar de rendirse sin más a su incesante llamada.
"La multiplicidad de tareas hace que uno avance más lento, y multiplica la posibilidad de cometer errores", opina David E. Meyer, científico y director del Laboratorio para el Estudio del Cerebro, la Cognición y la Acción de la Universidad de Michigan. "Las interferencias y las interrupciones aminoran la capacidad de asimilar información".
El cerebro humano, con sus cientos de miles de millones de neuronas y sus cientos de billones de conexiones sinápticas, parece una central cognitiva. "Pero una de sus limitaciones básicas es la incapacidad para concentrarse en dos cosas al mismo tiempo", explica René Marois, neurocientífico y director del Laboratorio de Asimilación Humana de la Información en la Universidad de Vanderbilt, Nashville, Tenessee.
Marois y otros tres investigadores de esta citada universidad cuentan en un artículo publicado el pasado diciembre en la revista Neuro que realizaron una investigación para medir cuánta eficacia se pierde al intentar hacer dos cometidos al mismo tiempo. A los participantes del estudio se les dieron dos tareas y se les pidió que respondieran a sonidos e imágenes. La primera era pulsar la tecla correcta en un teclado de ordenador al oír uno de ocho sonidos. La segunda era pronunciar la vocal correcta después de ver una de ocho imágenes.
A priori, no veían ningún retraso si a los participantes realizaban cada tarea por separado. Pero sí descubrieron que la respuesta a la segunda tarea se retrasaba hasta un segundo cuando hacían ambas a la vez. Naturalmente, en muchas tareas diarias, un segundo perdido carece de importancia.
Los jóvenes son los más aptos para compaginar tareas. Sólo hay que observar a los adolescentes y trabajadores veinteañeros enviando correos electrónicos, chateando y escuchando su iPod, todo al mismo tiempo. Una investigación reciente del Institute for the Future of the Mind, de la Universidad de Oxford, indica que la percepción popular es cuestionable. Se dio a un grupo de 18-21 años y a un grupo de 35-39 años, 90 segundos para traducir imágenes a números mediante un sencillo código. Los jóvenes obtuvieron un resultado un 10% mejor cuando no se les interrumpía. Pero cuando ambos grupos eran interrumpidos por una llamada telefónica, un SMS o un mensaje instantáneo, el grupo de más edad igualaba al joven en velocidad y precisión.
En un estudio reciente, un grupo de trabajadores de Microsoft necesitaban, de media, 15 minutos para volver a tareas mentales serias, como redacción de informes o códigos informáticos, después de responder a los correos o a los mensajes instantáneos entrantes.
"Me sorprendió la facilidad de distracción y cuánto tiempo les llevaba volver a centrarse en su tarea", comenta Eric Horvitz, científico investigador de Microsoft y coautor, con Shamsi Iqbal de la Universidad de Illinois, de un articulo sobre el estudio que se publica este mes. "Si este dato es así de malo en Microsoft", añade Horvitz, "también debe serlo en otras empresas".
Y para concluir tan solo una pregunta ¿son las nuevas tecnologías un riesgo potencial para la adicción? La mayoría de expertos coinciden en señalar que las nuevas tecnologías no generan por sí mismas adicción sino que somos las propias personas las que las fomentamos haciendo un uso indebido de las mismas.
____________________________________________________
(*) José Mª Guijarro y Jorge es subdirector del Instituto Tecnológico
de Óptica, Color e Imagen (AIDO) y doctor en Economía
Muy Bueno!!!!
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.