VALENCIA. Un fractal es una estructura matemática que se repite a cualquier escala. A pesar de definirse con un sencillo algoritmo recursivo, la estructura resultante es demasiado compleja e irregular para poder describirse bajo la geometría euclídea. La forma de un fractal es autosimilar: al ampliar o reducir su tamaño, aparece siempre la misma figura. El matemático polaco Mandelbrot acuñó el término fractal en 1975, derivándolo del latín fractus: fracturado o quebrado.
Los fractales naturales aparecen de forma espontánea, como los copos de nieve, las hojas de un helecho y las nubes. También creaciones humanas como el sistema de carreteras siguen una estructura fractal. Más allá de la su curiosa belleza, tienen aplicación en diversos ámbitos, como la biología y la meteorología. En telecomunicaciones, por ejemplo, el diseño de antenas fractales ha supuesto un gran avance en la reducción de su tamaño. La economía se podría asemejar a un fractal, tanto es su acepción matemática, ya que es autosimiliar, como lingüística, ya que está quebrada.
La zona euro está compuesta por 17 países que tienen como moneda oficial el euro. Ampliando más el zoom, España está dividida en 17 autonomías, que a su vez están formadas por diputaciones, que se subdividen en comarcas y en última instancia en ayuntamientos. Reduciendo el zoom, encontramos el G-8, el G-20 y la ONU. En todas las categorías encontramos una estructura organizativa recursiva relativamente simple y espontánea: copia la anterior. No obstante, la economía global resultante es tremendamente compleja.
Sin embargo, el euro escapa a esta lógica fractal. El dinero es monolítico, lo imprimen en Frankfurt y se presta capilarmente al resto de los países hasta llegar a las manos del público. Sin llegar a ser un Estado, ya que no tiene medios coercitivos, el BCE tiene el monopolio del dinero. De otra manera, sería difícil asignar un valor fehaciente a un trozo de papel tintado.
Tan solo en casos excepcionales, como durante la guerra civil española, hubo que recurrir al fractal monetario. Entonces cada ayuntamiento imprimía legalmente billetes de curso legal. Ante otra situación excepcional, como es la fractura de las arcas públicas, hay ciertos indicios de la vuelta a la moneda fractal. Alzira anuncia que creará una moneda propia para pagar subvenciones (lo podrían llamar alzieuro). Los abogados del turno de oficio piden al Consell que les paguen, aunque sea con bonos patrióticos. Aunque resulta tentador por su sencillez utilizar este peculiar trueque para pagar deudas a corto plazo, el resultado a largo plazo sería tremendamente complejo e irregular, como un fractal.
Otro ejemplo fractal es el caso de negocios piramidales como Rumasa y el Forum filatélico. Aplicaron un algoritmo recursivo sencillo (emitían participaciones y sellos para pagar los intereses prometidos a deudores pasados) y sus responsables acabaron en la cárcel acusados de estafa. En cambio, cuando la administración utiliza el mismo sistema recursivo, ya sea creando (inventando, en algunos casos) dinero o emitiendo bonos, es perfectamente legal. Incluso constituye la base de la financiación de muchos países. En esta economía fractal, el Estado detenta también el monopolio del fraude.
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Jordi Paniagua Soriano es ingeniero de telecomunicaciones y economista, profesor de la Universidad Católica de Valencia
Sr. Paniagua, es usted fractalmente muy didactico.
Los fractales, la serie fibonacci... los números aureos definen nuestra existencia como humanos de maneras más profundas que las que nos imaginamos, y los podemos encontrar en los lugares más insospechados de nuestra conducta(formación de precio en bolsa, por ejemplo). Muy interesante. Añadir que vivir en democracia es como permitir el monopolio del fraude y de la violencia por parte del estado, por hacerlo breve. Sus artículos son fuente de inspiración.
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