VALENCIA. Las empresas sufren un ciclo vital: nacen, se desarrollan y eventualmente desaparecen. Pocas empresas, excepto raras excepciones japonesas, sobreviven más de 100 años, y no digamos 500. Por ejemplo, ninguna de las empresas que empezaron a cotizar en la bolsa de Nueva York en el año 1792 lo ha seguido haciendo hasta hoy ininterrumpidamente.
Las empresas más antiguas del mundo son generalmente del sector de la hostelería y restauración, como el hotel Nisiyama Onsen Keiunkan, fundado en el año 705. En España, las empresas más antiguas son del sector vinícola, como Codorniu (fundada en el año 1551), Osborne (en 1772) y Torres (en 1800). Todas ellas siguen gozando de buena salud a pesar de su avanzada edad. Sin embargo, la compañía española con más experiencia es de otra naturaleza.
La Compañía de Jesús, popularmente conocida como "los Jesuitas", es una orden religiosa con una estructura organizativa similar a la de una multinacional. La Compañía, fundada en 1540, fue diseñada y gestionada como una empresa internacional con una misión muy particular, una empresa que ha conseguido sobrevivir casi medio milenio, a pesar de numerosas crisis y múltiples expulsiones.
En cierto sentido puede ser considerada como la precursora de las corporaciones internacionales, como argumenta el exjesuita Chris Lowney en su libro 'El liderazgo al estilo de los Jesuitas'. Sostiene que el éxito de las grandes multinacionales se basa en aplicar los mismos principios organizativos que inspiraron a San Ignacio de Loyola: autoconocimiento, creatividad, amor y heroísmo. Lowney, tras dejar la Compañía, trabajó en el banco de inversión JP Morgan, que viene repartiendo dividendos desde el año 1834.
Partiendo del hecho de que la experiencia la dan los años, podríamos aprender algo sobre la clave de la prolongada existencia de los jesuitas. Por ejemplo, ¿se ha aplicado al plan de rescate a Grecia alguno de los cuatro principios jesuísticos? La respuesta es trivial: se ha diseñado un plan sin ingenio alguno, titubeante y voluntario. No se han querido reconocer las propias limitaciones financieras y se ha despreciado a los habitantes de Grecia, tachándolos de vagos y maleantes, desde un principio. Queriendo rescatar y salvar a Grecia, se nos olvidó un pequeño detalle importante: los griegos (y las griegas).
De paso, los inventores de la democracia nos han dado una lección al someter el rescate a referéndum popular: los países, las empresas o las compañías no son entes abstractos, en ellos viven y trabajan personas. La demostración lógica, por reducción al absurdo, es que sin gente dejaríamos de tener problemas económicos e incluso sociales.
Se desprende del silogismo griego que ante una crisis prolongada, no se ha de respaldar solo a los bancos, gobiernos y empresas. La solidaridad con las personas ha de salir reforzada, como reza el título del último informe presentado por la Compañía más longeva de España : "Crisis prolongada, solidaridad Reforzada"
Se puede confiar en planes de rescate y misiones de salvamiento económico, pero su éxito dependerá en gran medida del propio esfuerzo y compromiso individual. Como nos recuerda Lowney, "Todos somos líderes (...) todo el tiempo, a menudo en pequeñas cosas y de manera inconsciente".
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Jordi Paniagua Soriano es ingeniero de Telecomunicaciones y
economista, profesor de la Universidad Católica de Valencia
Jordi, estoy al 100% con tu propuesta! La falta de valores eslo que nos ha llevado a todo esto.
Alejandro: con "despotismo ilustrado" o en nombre de los trabajadores o en nombre de la igualdad siempre se finaliza utilizando el dinero del pueblo o de los ciudadanos para alimentar las ambiciones de un grupo determinado.Es la "mayoria silenciosa" la que paga los platos rotos y la solidaridad solo existe entre los que menos tienen en riqueza y son rico en sensibilidad Atte Alejandro Pillado Valencia 2011
Lamentablemente vuelve el Despotismo "Ilustrado" todo para el pueblo, pero sin el pueblo y con el dinero del pueblo....
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