MADRID. Los últimos datos que hemos ido conociendo de la economía China no hacen más que confirmar el alto grado de desaceleración de la economía del gigante asiático. La política monetaria restrictiva que ha estado llevándose a cabo en este país, con subidas de tipos de interés e incrementos del coeficiente de caja bancario por encima del 20%, está cumpliendo su objetivo, al menos parcialmente.
El primero, que era evitar un excesivo recalentamiento de su economía, lo ha conseguido y no solo para China sino para todos los países de su entorno. De hecho, el último estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el crecimiento de países emergentes nos dice que la media de los siete países emergentes más grandes de Asia, incluida China, han crecido en este año una media del 7,7%, muy por debajo de los niveles anteriores de dos dígitos.
A su vez, y como una perfecta cadena de transmisión, los países emergentes de Iberoamérica también están notando este menor crecimiento en las compras de sus materias primas por parte de los países asiáticos. De hecho, Brasil fue el primero en dar la señal de alarma bajando por sorpresa los tipos de interés hace menos de un mes. En los países asiáticos, le han seguido Indonesia y Singapur.
Las últimas cifras publicadas de importaciones y exportaciones Chinas muestran un notable retroceso, en concreto las exportaciones a Europa han decrecido de un 20% a un 10% en el último mes. Antes de ayer, el PIB del país asiático mostraba de nuevo un retroceso importante, bien es cierto que la demanda doméstica y la inversión interna se mantenían fuertes, pero el sector exterior le arrastraba a la baja.
Europa es el principal socio comercial del país asiático. Aunque no es solo un tema de Europa, un interesante dato sobre el puerto de contenedores de Los Ángeles, el que recibe el mayor número de mercancías de las que Estados Unidos importa de China, muestra que en este último mes de septiembre -donde tradicionalmente se registran incrementos importantes por el aprovisionamiento de los comerciantes ante la temporada de Navidad- ha decrecido su actividad por primera vez en meses.
En mi opinión, el menor crecimiento global está directamente relacionado con la evolución de la economía de China, que según demuestran los datos se ha convertido ya en la 'locomotora' de la economía mundial. Pero, ¿hasta dónde va a permitir este retroceso China?
Para contestar a esta pregunta, me remito al segundo de los objetivos de la política monetaria restrictiva de este país, es decir, el de recortar la inflación. Aunque ésta ha ido retrocediendo, todavía se encuentra lejos de los niveles objetivos del 4%, el último dato interanual fue del 6,1%. Esta sería una de las razones por las que todavía el banco central chino se mantenga a la espera y mantenga inalterable su política de tipos de interés.
Pero después de ver como la incertidumbre a nivel mundial va in crescendo y como la crisis europea, que necesita de crecimiento en los países para no desembocar en una catástrofe, está lejos de solucionarse y de cómo los propios bancos chinos están sufriendo las consecuencias negativas de esta política. Sin ir más lejos recientemente han tenido que salir a la ayuda de una de las grandes instituciones financieras de ese país: el banco de la agricultura. Creo que los chinos puedan estar ya valorando la posibilidad de comenzar a revertir parte de las últimas medidas, por ejemplo bajando los coeficientes de caja bancarios.
Esto estaría en sintonía con los últimos movimientos realizados por la mayoría de los bancos centrales del mundo, con la única excepción de quien más lo necesita: el BCE. Mi apuesta es que en la próxima reunión de nuestro banco central, presidida por primera vez por Mario Draghi, se proceda a la rebaja de los tipos de referencia.
Las consecuencias de todo esto en el mercado de divisas sería un fortalecimiento del dólar contra el yuan chino, a pesar de las medidas del Senado norteamericano que penalizarían las compras realizadas a China de mantenerse la divisa de este país en sus niveles. Y con ello, vistas las correlaciones entre este par de divisas y el resto, un fortalecimiento general del dólar. Además, si ello lo unimos a la debilidad del euro por su propia situación y por tipos de interés más bajos desembocaría en una nueva recaída del cruce euro/dólar después de esta corrección alcista, que debería llevarlo al menos a los mínimos vistos recientemente de 1,3140 unidades. De momento, el primer objetivo se situaría alrededor de niveles de las 1,35 unidades.
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* Miguel Ángel Rodríguez es analista asociado de XTB
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