VALENCIA. La crisis de la deuda en Europa ha llevado a un cambio sensible en la percepción ciudadana sobre las ventajas e inconvenientes de pertenecer al área euro. Frente a una mayoría de defensores de la moneda única, ahora parecen ser cada vez más quienes consideran que las desventajas de la moneda común son muy superiores a los posibles beneficios.
En este cambio de percepción parecen haber muchos más motivos que los económicos y, quizá, influye también la escasa pedagogía que se hace sobre un tema como este que, de esa forma, queda determinado por la coyuntura. Por ello, el Foro Valencia Plaza de esta semana quiere plantear como tema de debate y reflexión dos ejes complementarios. Por un lado, cuáles son para España las principales ventajas e inconvenientes de formar parte de la moneda europea además de la bien reiterada imposibilidad de devaluar para recuperar competitividad. Y por otro, la ventaja no menos reiterada de contar de los mismos tipos de interés que el resto de los países del área, algo que la situación de los diferenciales actuales desmiente. ¿Sería posible abandonar el euro? ¿Qué consecuencias económicas tendría? ¿Contribuiría a acelerar la recuperación?
Y por otro lado, ¿qué puede ayudar a explicar la negativa percepción ciudadana, en España pero también en otros países, de que el euro es negativo para la economía. ¿Puede ocultarse detrás de ello el rechazo a ceder soberanía a una autoridad supranacional sobre la que no existe control político al no ser votada? ¿pueden ser, más políticas que económicas, las razones que explican esta percepción negativa?
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MANUEL ILLUECA, Universidad Jaume I e Instituto Valenciano de Investigacionbes Económicas
"En las condiciones económicas actuales, la salida de España de la Zona Euro sería un disparate que tendría unas consecuencias catastróficas para nuestra economía. El abandono de la moneda única provocaría una fuerte devaluación de la peseta que arruinaría a nuestro sistema bancario. Primero por las retiradas masivas de depósitos que se producirían incluso antes de que la salida de España de la Eurozona fuera efectiva. Y segundo porque fruto de la devaluación, el valor de los pasivos bancarios aumentaría, obligando a una recapitalización de nuestras entidades financieras de proporciones inasumibles para el país. Abandonado el euro, las posiciones reformistas perderían peso en favor de los grupos de presión partidarios de mantener el actual status quo. Lo más probable sería volver a entrar en una espiral de inflación/devaluación que limitaría los beneficios potenciales de la salida del euro sobre nuestras exportaciones.
El Euro es un proyecto de progreso que supone un reto para toda la sociedad. A diferencia de otros países, como Reino Unido, Dinamarca o Suecia, España abrazó la moneda única sin debatir sus implicaciones económicas. En nuestro país, las consecuencias políticas del proyecto prevalecieron sobre cualquier otra consideración. Seguramente por ello, la sociedad española nunca interiorizó la necesidad de emprender reformas de hondo calado en nuestro sistema productivo. Ahora que es evidente la necesidad de introducir cambios, se alzan algunas voces en contra de la moneda única. Pero convendría no dejarse llevar por el populismo. El futuro de España está en el Euro".
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ANDRÉS GARCÍA RECHE, exconseller de Industria y profesor de Economia Aplicada de la Universidad de Valencia
"En mi opinión, la entrada en el área Euro fue una auténtica bendición para un país como el nuestro, acostumbrado a crecer siguiendo una "hoja de ruta" mucho más dependiente de variables monetarias que de variables "reales".
Puede decirse que, hasta ese momento, el modelo de crecimiento español se comportaba de la siguiente manera: el empuje de la demanda aceleraba el crecimiento de precios y salarios muy por encima de nuestros competidores, lo que obligaba a devaluaciones periódicas de la peseta cuando la situación se volvía insostenible para nuestra balanza corriente. Entonces se recuperaban momentáneamente las exportaciones de bienes y servicios (¡ganancia de competitividad!) al tiempo que aumentaban los costes para las empresas debido al aumento de los precios de importación de la energía, la maquinaria y las materias primas, lo que elevaba de nuevo los precios de los bienes y servicios. Y así hasta la próxima devaluación.-----------------------------------OPINIONES ANTERIORES----------------------------------------------------
JORDI PALAFOX, catedrático de Historia de las Instituciones Económicas
"El euro es una de las "bendiciones" que han recibido las economías del Sur de Europa, que según Gabriel Tortella habían configurado en los siglos XIX y XX el patrón latino de industrialización, con nulo rigor fiscal y todavía menor eficiencia y transparencia del sector público. Lo cual es diferente de que no se ha querido ser consciente de qué implicaba y ahora la Europa del Sur está como está.
En concreto, se ha pretendido obviar que el euro implicaba abundancia de capital por desaparición de la prima de riesgo -amplificada por la ingeniería financiera- pero en modo alguno préstamos que no hay que devolver. E implicaba también imposibilidad de devaluar para corregir los excesos que deben afrontarse reduciendo gastos. Pero la responsabilidad de los problemas en el caso de España debe atribuirse a la mayoría de los gobernantes (centrales, autonómicos o municipales) y a los ciudadanos, endeudados unos y otros más allá de sus posibilidades. No al euro.
El símil pedagógico que utilizo con mis alumnos es el teléfono móvil. Nadie puede discutir su utilidad en infinidad de circunstancias. Que muchos pierdan la vergüenza y la educación voceando sus intimidades no es atribuible al instrumento sino a los usuarios. En el caso del euro, la prueba de que no es la causa de dónde está España, o Grecia, es que Finlandia, Alemania, Austria, Bélgica u Holanda, entre otros, no tienen los problemas a los que se enfrenta la Europa del Sur (más Irlanda). Cuestión diferente es que con euro, y peor sin euro, China, Brasil o India han entrado en el mercado mundial para quedarse".
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MARIANO AYUSO, abogado, socio de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira
"Cuando vienen mal dadas se ponen de manifiesto las ineficiencias y los errores en el diseño de las instituciones. En el caso del euro, sus indudables ventajas no dejaron percibir los posibles problemas de una moneda común que escapa a la autoridad de los Estados -pero manteniendo los Estados el resto de las competencias presupuestarias y financieras-, ni el riesgo de que los Estados no guardaran la estabilidad exigida inicialmente. Ante esto cabe: salir del euro -con la ventaja a corto que supone el aumento de la competitividad (devaluación y otras decisiones propias), pero con pérdida de las ventajas logradas y retroceso en la integración- o permanecer en él y seguir en la primera división. Creo que, a futuro, ésta es la única alternativa.
Pero el sistema debe cambiar para ser viable. Es imprescindible una reforma de las instituciones de la Unión. El euro y la eficacia del BCE exigen una autoridad europea en lo presupuestario y financiero -un Ministerio de Hacienda europeo- con traslado parcial de la soberanía en esta materia, como ocurre en otras (Unión Aduanera, PAC, etc). Y un esfuerzo pedagógico para trasladarlo a la ciudadanía".
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CRUZ SIERRA, periodista y director de ValenciaPlaza.com
"La vida fuera del euro sería peor para la economía española, así que es la única opción, con mejoras necesarias tales como la creación de órganos únicos de gestión fiscal y presupuestaria para toda la Unión, y las consecuentes cesiones de soberanía que ello represente. Resulta imprescindible fortalecer el Gobierno de la Unión que aplique disciplina frente a la manipulación y especulaciones de los llamados mercados, la irresponsabiidad de muchas administraciones públicas, nacionales y regionales (en este país sabemos mucho de eso) y frente a la presión llegada del otro lado del Atlántico, seguramente en mucha por posición que la zona euro en estos precisos momentos.
Resulta llamativo que cada vez que aparecen problemas financieros graves en las economías de Estados Unidos e incluso del Reino Unido, ambos sometidos a un fuerte endeudamiento sin mayores garantías en cuanto a su solvencia, se redoblan la presión mediática sobre Grecia y la crisis del euro. Tal vez habría que exigir a las grandes agencias ‘norteamericanas' de rating que vigilen con mayor atención los riegos de su país en lugar de seguir socavando la confianza en el euro que, por otra parte, va a ser difícilmente abatible en tanto que no tiene alternativa".
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