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¿Es la reforma fiscal una necesidad real
o simplemente una nueva batalla electoral?

14/09/2011 Agnès Noguera, Javier Andrés, José María Roig, Javier Ferri, Vicente Carbona, Joaquim Clemente y Cruz Sierra opinan sobre la oportunidad y circunstancias de una reforma fiscal ahora en España

VALENCIA. Tras los anuncios de que el Gobierno estaba estudiando la puesta en práctica de un aumento de la presión fiscal para las grandes fortunas, explicitadas de forma nebulosa como “los verdaderamente ricos”, Pérez Rubalcaba ha anunciado su intención de incluir en su programa un impuesto sobre los beneficios de la banca y otro sobre el patrimonio (sin concretar más en ninguno de ambos casos) para “ayudar a crear empleo”.

Por su parte el Partido Popular ha señalado que de ganar las próximas elecciones realizará una gran reforma fiscal. En concreto, Cristóbal Montoro ha anunciado que el PP estudia una reforma tributaria, en la que se prevé incluir el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) con el objetivo es conseguir un sistema tributario "más eficiente".

Ante ello, esta semana el Foro plantea como cuestión a debatir si es necesaria una reforma de la fiscalidad en España ante el cambio de la situación de la economía o por el contrario se trata de propuestas motivadas por el anuncio del gobierno. Y al mismo tiempo, puede ser una buena ocasión, para reflexionar y opinar sobre las virtudes y defectos del sistema fiscal español así como de cuáles serían las mejores vías para mejorarlo

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AGNÈS NOGUERA, consejera delegada de Libertas 7 SA

"Una vez más parece que nos encontremos ante un circulo vicioso: el Estado recauda impuestos pero no "los gasta" de manera eficiente. El ciudadano paga pero no está conforme con la gestión del gasto y la inversión pública. Por tanto, mientras que el político no se gane el prestigio del buen gestor, los ciudadanos sentiremos que se malgastan nuestros haberes. Este razonamiento unido a otras causas coyunturales y a la galopante falta de valores que nos invade, producen la economía sumergida, un cáncer de nuestra realidad económica. Racionalizar el gasto público y perseguir en serio la economía sumergida es el trabajo que debería acometer la Administración publica como remedio de largo plazo.

En el medio plazo, en mi opinión debemos tender a una armonización fiscal con el resto de países de la Unión Europea. Esto significa incremento de IVA y reducción de impuesto de Sociedades para reinversiones empresariales y gastos de investigación y desarrollo. En el corto plazo, estoy de acuerdo en que los que más ganen más paguen. No obstante, entiendo que se puede tomar una medida coyuntural y excepcional para que las grandes fortunas contribuyan en mayor medida.

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JOAQUIM CLEMENTE, periodista y presidente de la Unió de Periodistes Valencians

"Resulta evidente que el debate sobre la reforma fiscal está influido por la proximidad de las elecciones , pero de hecho, su elemento esencial es la crisis. Porque sin problemas en los ingresos, ¿quién se plantearía una subida de los impuestos? Así pues no estamos asistiendo a un debate serio sobre qué fiscalidad tenemos y cómo se aplica -¿por qué con las mismas reglas a ciudadanos con, teóricamente, similares rentas les salen resultados tan distintos?- si no a la búsqueda de medidas urgentes para paliar la caída de los ingresos del Estado, las comunidades autónomas e incluso los ayuntamientos.

En el fondo del debate sobre qué impuestos pagamos debe, o al menos debería, estar el modelo de estado del bienestar que queremos. Los impuestos pagan los servicios públicos. ¿Qué cobertura queremos dar a los ciudadanos? ¿Queremos una sociedad en la que los que más tengan y ganen más paguen y contribuyan a compensar a los que más ayuda necesitan? Los impuestos no son solo un concepto económico. Deben tener una visión política en el mejor sentido de la palabra.

Una revisión del modelo fiscal de todas las administraciones no solo no tendría que abordarse desde la urgencia actual, pensando qué impuestos se pueden subir para recaudar más rápido. De igual forma que las arbitrarias rebajas fiscales aprobadas en los tiempos de bonanza tampoco deberían haberse tomado tan a la ligera.

-----------------------------------------OPINIONES ANTERIORES----------------------------------------------


JAVIER ANDRÉS, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto de Economía Internacional (UV)

"Es sin duda una necesidad. Sin embargo los mensajes que se oyen en una campaña electoral sobre algo tan delicado no son muy útiles. La reforma fiscal debe ser parte del paquete más general de reformas, aunque no es fácil resumirla en dos o tres slogans como se está haciendo ahora. Seguramente en algún momento será necesario aumentar el IVA y los impuestos especiales. Y se puede discutir sobre el impuesto de patrimonio como una forma de mejorar la solidaridad en un momento de crisis. Una reducción generalizada de impuestos es poco previsible, por lo menos hasta que se reconduzca la situación del déficit en España. Pero algún cambio selectivo para favorecer la actividad emprendedora puede ser conveniente. Además, en algún momento puede plantearse una sustitución de cuotas a la Seguridad Social por IVA, aunque eso es algo que en principio no me gusta y hay que hacer con mucho cuidado.

Dicho eso hay dos aspectos que cualquier reforma sensata no deberá descuidar. Por una parte el proceso de armonización, que sin duda tendrá lugar en Europa en los próximos años ya que nuestro sistema fiscal no podrá ser muy diferente al de los países del Euro. Por otra el delicado equilibrio entre la equidad y el incentivo a la innovación y a la actividad emprendedora. Una arquitectura fiscal que potencie estos dos aspectos es difícil de diseñar, y desde luego no esperemos muchas pistas en campaña de cómo se va a lograr tal cosa".  

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JOSÉ MARÍA ROIG, profesor titular de Economía Aplicada de la UV

"Basta con mirar las cifras del IRPF para saber que en este país hay cosas que no funcionan. Las cifras están al alcance de todos, en la página de la Agencia Tributaria (www.aeat.es). Veamos:

• El rendimiento neto reducido de trabajo representa el 93,86% de la base liquidable general sometida a gravamen.

• En el tramo de perceptores de más de 150.000 euros hay 71.063 declarantes con rendimientos netos reducidos de trabajo, mientras que sólo hay 655 declarantes con rendimientos netos reducidos de actividades económicas (excepto agrícolas) y 2.304 con rendimientos netos reducidos de actividades agrícolas.

El impuesto es básicamente un impuesto sobre las rentas del trabajo. Siempre ha sido así, siempre se ha sabido y nunca se ha hecho nada por evitarlo.

Con estas cifras, ¿quién quiere ser un emprendedor o un profesional competente y exitoso? Las cifras muestran que por cada empresario o profesional exitoso hay más de cien asalariados con éxito (655 declarantes contra 71.063).

¿En España hay sólo 655 profesionales y empresarios individuales que ganan más de 150.000 euros? Mucho se puede reformar la fiscalidad española, pero si no hay una decidida voluntad política de luchar contra el fraude ninguna reforma servirá para nada".

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VICENTE CARBONA, especialista en comunicación y márketing, licenciado por la Universidad de Boston

"Es realmente interesante ver cómo todo el mundo pide ahora que se asuman responsabilidades "en tiempos difíciles", pero complicado imaginarse exactamente cómo eso va a funcionar, cuando nadie ha asumido responsabilidades "en tiempos fáciles". ¿A nadie le suena esto un pelín contraintuitivo?

En tiempos difíciles, especialmente en España, lo natural es que cada uno defienda su cotarro y culpe a los demás del problema. ¿Me equivoco? Porque la única opción realmente viable en tiempos de crisis sería que los grupos influyentes apartaran sus diferencias y trabajaran en pro del bien común, guiados por un concepto de destino compartido y una visión de lo que España en su conjunto quiere ser.

¿Qué es lo que España quiere ser? Personalmente, no tengo ni idea. Cada uno quiere que sea lo que más le conviene a corto plazo. Ningún "líder", ningún partido, ningún grupo influyente, político o económico, ningún think tank, de derechas o de izquierdas, ha sabido proponer una hoja de ruta funcional e inclusiva que nos haga ver la luz al final del túnel.

Lo ideal sería que lográramos elaborar un sistema fiscal basado en un razonamiento perfectamente defendible y que sembrara el camino hacia un crecimiento económico sostenible. Esperaré sentado. Y triste".

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JAVIER FERRI, profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Valencia

"Lejos de las demagogias y los cantos al viento propios de los periodos preelectorales, el debate serio sobre la reforma del sistema tributario español entra dentro del terreno de la sintonía fina, y debería estar apoyado en la evidencia empírica previa y en rigurosos estudios. Cualquier consideración al respecto debería proporcionar información sobre las variaciones en eficiencia y en la distribución de la renta de los cambios impositivos que se propongan, y ambas dimensiones se relacionan a su vez (directa o indirectamente) con los efectos distorsionadores que los impuestos provocan sobre la actividad económica. Numerosos estudios académicos han venido apuntando desde hace tiempo (aunque en un contexto económico bien distinto) las importantes ventajas en términos de empleo y producción de una reducción en las cotizaciones sociales en España.

En cuanto a las propuestas que han trascendido sobre la aplicación de un impuesto a la banca y la activación nuevamente del impuesto sobre el patrimonio, y a la espera de un mayor grado de concreción por los autores de las mismas, unas pocas reflexiones: ¿se está pensando en un impuesto sobre el beneficio de los bancos, y por lo tanto en castigar a los accionistas de éstos? ¿se trataría de un impuesto sobre las transacciones financieras que terminaría repercutiendo en el precio que los clientes pagan por los servicios financieros? ¿cómo se piensa distinguir si el patrimonio de una persona ha sido mérito del esfuerzo individual, en cuyo caso no debería castigarse con esa doble imposición, o ha sido consecuencia del evento aleatorio de haber nacido en una determinada familia, en cuyo caso se reduciría la distorsión y se reforzaría el incentivo al esfuerzo? ¿Dónde se va a situar el límite patrimonial exento? O más simple, ¿compensa el coste de gestión del impuesto el beneficio en términos de recaudación?

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CRUZ SIERRA, periodista y director de ValenciaPlaza.com

"Titula este mismo diario hoy en portada un panel de opinión sobre fiscalidad realizado entre personajes de la vida política y económica valenciana, a modo de resumen de las opiniones allí volcadas,  que "no se trata de recaudar más, sino de gastar mejor". En efecto, el debate sobre subir o bajar impuestos, tan antiguo como las teorías liberales o socialdemócratas en la administración del Estado, podría haberse resuelto hace unos lustros, o puede que unas décadas, con esa filosofía que ahora explican con sucinta moderación los once consultados. Pero creo que ya ha pasado la oportunidad y el tiempo de llevarlo a cabo hacerlo.

Ahora, en mi opinión, la situación de crisis generalizada a todos los niveles del Estado y de la geografía mundial que atravesamos dificulta cualquier solución no traumática que no parta de cero. Seguramente solo reste la opción de gastar mejor, sí, por supuesto. Pero también de gastar menos eliminado todo lo realmente superfluo y, sobre todo, aumentando la recaudación de una forma consistente. Será necesario dar una vuelta de tuerca a la fiscalidad de grandes fortunas, de los beneficios empresariales, de la clase media y si me apuran hasta de los menos pudientes. Acompañado todo ello de una mejora hasta el infinito de la lucha contra el fraude fiscal -que debería ser mucho más severamente penalizado- y la creación de facilidades imaginativas para el blanqueo de la economía sumergida. Las Administraciones públicas españolas están en vísperas del bloqueo total y solo un aumento del esfuerzo fiscal 'de todos' resolverá la situación, todo ello entre otras muchas reformas, por supuesto, pero eso no es objeto del debate de esta semana..."

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