VALENCIA. Las próximas elecciones generales, convocadas el 20 de noviembre, se plantean, por primera vez en mucho tiempo, como una cita electoral sin demasiada tensión competitiva. Como comentábamos en un artículo anterior, la gravedad de la crisis económica y el desgaste del Gobierno del PSOE parecen augurar una victoria del PP por una cómoda mayoría.
En este escenario, caracterizado por el descenso de la polarización entre los dos grandes partidos, por una elevada contestación social a las políticas del Gobierno (y, hasta cierto punto, también del PP en las comunidades autónomas en las que este partido gobierna), y por la relativa ineficacia de la llamada al "voto útil" por parte del PSOE, nos encontramos ante un caldo de cultivo ideal para el crecimiento de las "terceras opciones", los partidos minoritarios.
No hablamos tanto de los partidos nacionalistas, que en muchos casos son mayoritarios en los territorios en los que se presentan (como ocurre con los más importantes: CiU, PNV y, en menor medida, CC), cuanto de partidos de ámbito nacional que aspiran a nutrirse de voto descontento con los dos grandes partidos, aunque algunos aparezcan coaligados con partidos de implantación regional, como es el caso de Equo.
La dilución de los minoritarios ante el empuje del bipartidismo
La historia de las elecciones generales en España podría leerse como un ascenso constante del bipartidismo, sobre todo a partir de 1993. Este crecimiento de la suma PP+PSOE se ha nutrido sistemáticamente de los partidos minoritarios de ámbito nacional -y, en menor medida, también de los partidos nacionalistas o regionalistas que sólo se presentan en algunas circunscripciones-, que podríamos desglosar a su vez en tres clases:
-La alternativa planteada a la izquierda del PSOE por parte del Partido Comunista de España y las coaliciones orquestadas por este (primero PCE en solitario, a partir de 1986 IU).
-Diversos experimentos de carácter centrista que intentaban explotar el espacio intermedio entre PP y PSOE, fundamentalmente el CDS en los años 80 y UPyD desde las Elecciones de 2008. Cabría añadir aquí el pésimo resultado de la UCD, en pleno proceso de desintegración, en las Elecciones Generales de 1982 (bajó de 168 a 11 escaños).
-Partidos ubicados a la derecha del partido conservador mayoritario en ese momento. Es decir, AP en 1977 y 1979 y la ultraderechista Unión Nacional también en 1979.
En la siguiente tabla se computan los escaños obtenidos globalmente por este tipo de partidos desde 1977 hasta 2008. Como puede apreciarse fácilmente, son estos partidos los que han sufrido en mayor medida el efecto combinado del bipartidismo y la Ley Electoral:
1977 42
1979 33
1982 17
1986 26
1989 31
1993 18
1996 21
2000 8
2004 5
2008 3
Como puede verse, y salvo el momentáneo repunte en las elecciones generales de 1986 y 1989, la dinámica bipartidista ha reducido cada vez más el espacio de estos partidos, hasta llegar en 2008 a casi desaparecer en escaños (no así, en cambio, en votos). Primero fue el PP, a partir de 1993, el que aunó en torno a su partido a la mayoría del voto conservador. Por su parte, el PSOE ha conseguido reducir el espacio electoral de IU a la mínima expresión en tan solo doce años (de 21 escaños en 1996 a dos en 2008).
2011: ¿Una nueva esperanza o la amenaza fantasma de los minoritarios?
Sin embargo, y como indicábamos al principio, estas elecciones pueden suponer, por primera vez en mucho tiempo, una recuperación de los partidos minoritarios, tanto de izquierdas como de derechas, como muestran casi todas las encuestas elaboradas hasta la fecha. Como la ausencia de polarización se deberá, sobre todo, al previsible desplome del PSOE, lo normal es que propicie más la aparición de alternativas de izquierdas (como el incipiente partido verde Equo) que de derechas, que deberían vivir de voto proveniente del PP (sólo UPyD, y sólo en parte, presenta esta circunstancia). Además, los partidos pequeños pueden capitalizar el rechazo a la sorprendente propuesta de reforma de la Constitución planteada por Zapatero, que en principio se intentará aprobar sin que medie referéndum y previamente a las próximas elecciones.
En primer lugar, encontramos buenas perspectivas de crecimiento para IU, a costa del PSOE, que quizás contribuyan a menguar en alguna medida el severo castigo que sufre esta formación merced a la distribución provincial de escaños consagrada en la Ley Electoral, y que llegó a su punto álgido en los comicios de 2008, donde obtuvo sólo dos escaños (uno de ellos perteneciente, en realidad, a sus socios de Iniciativa per Catalunya-Verds) para casi un millón de votos. En esta ocasión, en cambio, las cifras prevén para IU una horquilla que oscila por ahora entre los 5-9 escaños.
También son buenos los pronósticos para UPyD, en este caso a costa de PSOE y PP). UPyD muy probablemente experimente un importante crecimiento en Madrid, desde el escaño con que cuenta actualmente hasta los 3-4 escaños, si bien se hace difícil encontrar perspectivas de escaño en otras circunscripciones. Lo que, a su vez, puede ser un importante factor diferencial para UPyD, según consiga o no escaño en alguna otra circunscripción: constituirse como partido bisagra entre PP y PSOE o consumar su transformación en una especie de partido regional madrileño más volcado a la derecha desde diversos puntos de vista (fuerte centralismo y desconfianza hacia la periferia, mímesis con la agenda política de los medios que apoyan a esta formación, sumamente conservadores).
Por último, queda por evaluar el papel de Equo, la coalición liderada por Juan López de Uralde, ex presidente de Greenpeace, y que también ha integrado a algunos dirigentes que han abandonado IU descontentos con la actual dirección, como Inés Sabanés. Asimismo, Equo también mantiene acuerdos de asociación con partidos que se encuadran en un marco ideológico similar, como Iniciativa per Catalunya o Compromís (más concretamente, el ala escindida de EUPV que forma parte de esta coalición, Iniciativa del Poble Valencià). Las encuestas por ahora no le otorgan escaño, aunque es previsible que disputen al menos uno por Madrid, a los que se podrían sumar los que consigan Iniciativa per Catalunya y (quizás) Compromís.
En la Comunidad Valenciana
El tamaño de dos de las tres circunscripciones valencianas, las de Alicante (doce escaños) y Valencia (dieciséis escaños), permite augurar posibilidades de obtener representación a alguno de estos partidos. Esto parece probable en el caso de Izquierda Unida, al menos en Valencia y quizás (en el mejor de los casos y previo derrumbe del PSOE) también en Alicante. En Valencia, IU sacó un escaño por los pelos en 2004, que perdió en 2008 por primera vez desde 1986.
En cuanto a Compromís, las encuestas auguran un posible escaño por Valencia, lo que constituiría, en sí, un gran éxito, que confirmaría los excelentes resultados de las recientes elecciones autonómicas. Parece poco probable, aunque no puede descartarse, la consecución de objetivos más ambiciosos (como un escaño por Alicante, o un segundo escaño por Valencia).
Por último, no parece que UPyD cuente con muchas opciones en la Comunidad Valenciana, a pesar de su fuerte crecimiento en las últimas elecciones autonómicas y municipales (pasó del 0,7% de los votos en 2008 al 2.44% de las autonómicas), que le llevó incluso a conseguir un concejal en Alicante. Su principal limitación es el importante salto cualitativo que implica conseguir un escaño, cifrado en torno al 5% de los votos en Valencia y por encima del 8% en Alicante, sobre todo en un escenario que propicie la dispersión del voto, como el actual. Cifras que se antojan muy por encima de las expectativas electorales de UPyD en estos momentos.
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Guillermo López es profesor titular de Periodismo en la Universitat de València
Felip, no entré a valorar demasiado la provincia de Castellón porque, al repartirse pocos escaños (5), es extraordinariamente difícil que un partido minoritario consiga allí representación (tendrían que sacar como mínimo un 15%, y con la polarización electoral que se espera, probablemente aún más). Y ello a pesar de que la implantación allí de uno de los partidos que analizo (Compromís) es bastante elevada. Muchas gracias por tu comentario! Un cordial saludo
Interessant l'anàlisi; però crec que falta alguna referència a la província de Castelló.
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