VALENCIA. Madrid es una ciudad de poder. Ministerios, instituciones, embajadas, universidades, fundaciones, centros de análisis, bancos y empresas privadas, partidos políticos, sindicatos o principales medios de comunicación. El número de personas que, en un sentido amplio, trabajan en los espacios madrileños del poder tomando decisiones o produciendo opinión e ideología resulta abrumador. Como es abrumador el peso de la tradición y de la visión radial y centralista de España. Madrid, villa y corte. Centro, modelo y referencia. Es un sueño antiguo. Omnipresente en el Madrid oficial y del poder.
Si se habla del desastre de las cajas de ahorro (las valencianas han demostrado un nivel vergonzoso), los compradores vendrán del centro salvador. Si lo que está en juego es el modelo de Estado o el déficit público, de nuevo el centro es ejemplar y las autonomías son derrochadoras. Si se dibuja el mapa del AVE o las comunicaciones, ahí está el centro, punto de origen y destino de todos los caminos, exactamente como dispuso Felipe V por real decreto hace tres siglos.
Madrid contra la Comunidad Valenciana: eje central y eje mediterráneo
Los valencianos contamos poco en Madrid. Pasó en la época de Lerma y sus ministros valencianos, con el poder valenciano de Zaplana y con la combinación de victimismo y capacidad para salvar a Rajoy de Camps. Flores de un día. En unas semanas, la UE decidirá cual será el eje ferroviario prioritario en España y al que se destinarán recursos europeos. La batalla es entre el eje central, con Madrid como punto nuclear, o el mediterráneo, con Valencia y Alicante como referentes. Esta semana las presidentas del eje central (Rudí, Aguirre y Cospedal) han hecho una demostración de fuerza. La consellera Bonig ha reaccionado correctamente. Mas, Fabra y Valcárcel han callado. Deberíamos preocuparnos. En España, si Madrid juega, casi siempre gana. Sentido del poder.
Hace 10 años, Zaplana se distraía hablando de un hipotético eje ibérico (Valencia-Madrid-Lisboa) mientras en España gobernaba Aznar y Loyola de Palacio era comisaria europea. Ninguno de los tres trabajó para que el eje mediterráneo estuviera en los planes de la UE sobre sistemas de comunicación transeuropea en su parte española. Entonces, Madrid empezó a ganar. Casi nadie en la Comunidad Valenciana dijo nada. Se repitieron los silencios cuando Camps decía impulsar un supuesto eje de la prosperidad con Aguirre o Matas.
Todo menos buscar alianzas con Cataluña. Tuvo que ser la sociedad civil, a través de grupos de empresarios, quien sumara voluntades a favor del eje mediterráneo con una década de retraso. Los errores políticos, la pobreza de miras y el anticatalanismo se pagan. Ahora, si no se consigue financiación para el eje mediterráneo, la Comunidad Valenciana será una zona más periférica y con menos oportunidades dentro de Europa.
El 15-M, centralista
Está tan arraigada la idea centralista, que hasta las recientes marchas de los indignados han seguido las vías de la España radial, reforzando la lógica de concentración geográfica de poder de quienes dicen combatir. Siete rutas desde la periferia al centro. Marchas del Norte, Noroeste, Noreste, Este, Sur, Oeste y Sureste. Un nacionalista español radicalmente uniformista no se habría atrevido a eliminar de manera tan taxativa toda referencia a los nombres de las molestas nacionalidades y regiones para convertirlos en meras referencias geográficas que sólo tienen sentido si se miran desde el centro. Madrid, lugar también del contrapoder de los indignados.
Seguramente no es un accidente. El 15-M es la manifestación de un malestar de fondo en la sociedad, plantea problemas importantes. Pero, en este movimiento, además de una deriva asambleísta, un gusto por el anonimato y un discurso, a menudo, redentorista y populista, cosas todas ellas poco democráticas; late un alma jacobina y centralista. Recordemos que su primera reivindicación concreta, la reforma de la ley electoral, apunta a la creación de un distrito único español y que, en sus debates, las comunidades autónomas y la diversidad española son ignoradas o consideradas hechos secundarios por los indignados.
Las elecciones generales, en noviembre
En Madrid, siempre hay algún debate obsesivo. Uno de los últimos ha sido el que pretendía el adelanto de las elecciones generales. Empezó a mediados de 2009. El PP comenzaba a superar en las encuestas al PSOE. La prensa de derechas y el propio PP alegaban que adelantar las elecciones y cambiar el partido en el Gobierno facilitaría la salida de la crisis. Las sucesivas crisis del euro, la caída del prestigio de Zapatero o el nombramiento de Rubalcaba como candidato socialista lo han avivado. En las últimas semanas, hasta los medios cercanos al PSOE, como El País, pedían el adelanto electoral. Zapatero, al final, ha cedido y habrá elecciones el 20 de noviembre.
Probablemente, serán las elecciones generales del actual período democrático con menor competencia entre programas políticos diferenciados y mayor componente de mera batalla por el poder. Un panorama desconcertante habida cuenta del grado de crispación entre los dos principales partidos. El PP cuenta con una posición favorable, las encuestas le dan una ventaja clara y tiene a su electorado galvanizado; pero ni su líder genera suficiente confianza ni el partido ofrece la sensación de ser alternativa y se desconoce lo que pretende hacer en el gobierno. Cuenta, además, como todo partido en la oposición, con tres facciones definidas en función de su forma de entender el poder: quienes tienen ganas de revancha, quienes desean un cargo, y quienes, con sentido de la responsabilidad, temen lo que se les viene encima. Si llega al gobierno, Rajoy debería apoyarse en éstos últimos.
Más singular es el caso del PSOE, que afronta las elecciones con una realidad esquizofrénica. Por un lado, el PSOE de Zapatero. Por otro, el del candidato Rubalcaba, hasta ayer vicepresidente, obligado a redefinir a marchas forzadas al PSOE como fuerza de izquierdas diferenciada de las políticas del Gobierno en los últimos años. Una apuesta endiablada y desesperada, pero con posibilidades. Si el PSOE obtiene el 20-N un resultado digno o incluso bueno, podría intentar formar una nueva dirección del PSOE que llevase a cabo una reestructuración controlada del partido en todas partes, tratando de incorporar al PSOE algo más que profesionales de la política formados en las Juventudes Socialistas. Pero si los socialistas sufren un nuevo batacazo electoral, todo puede saltar por los aires: el zapaterismo, los restos de la vieja guardia de la época de Felipe González que encarna Rubalcaba y las estructuras de poder de las distintas federaciones. La zozobra socialista sería profunda.
Las elecciones y los partidos valencianos
Los partidos valencianos cuentan poco en estas elecciones. Los posibles beneficios electorales, en términos de escaños, de PP y PSOE respecto al 2008 son escasos comparados con los que se pueden obtener en otras comunidades. Con todo, si el PP gana, asistiremos al cambio del actual discurso victimista por otro que destaque la colaboración y buena sintonía entre la Generalitat y el Gobierno de España. Y poco más. Mientras dure la crisis, no llegarán recursos. Además, para el PP, ahora que gobierna en casi todas partes, la Comunidad Valenciana tiene menos valor político que en el pasado y se asocia a problemas y corrupción. Madrid, las dos Castillas, Cataluña, Galicia o Andalucía son más importantes. Fabra tiene mucho trabajo que hacer para sacar el PP valenciano del agujero y lavar su imagen.
Para la actual dirección socialista valenciana, los escenarios después de las elecciones son difíciles. Malos si los resultados son catastróficos para su partido y complicados si son dignos y se promueve una regeneración interna. Su mejor baza es que el PSOE central ignore a la Comunidad Valenciana. Al fin y al cabo, el PSPV-PSOE siempre ha contado poco en el universo socialista español, y no parece que eso vaya a cambiar en un futuro inmediato.
Los otros partidos valencianos simplemente no existen en Madrid y no será fácil que tengan un lugar en las Cortes Generales después del 20-N.
el centralismo de madrid es demenecial.... y como apuntan algunos, no ha cambiado nada desde Felipe V. radialidad, radialidad, radialidad. Por no hablar de lo comunidad autónoma de Madrid, el pellejo de Castilla
Bravo Carlos no puedo dejar de estar mas de acuerdo. Veamos lo que era Valencia en los 90 y lo que es ahora. Si preguntas a 100 personas que hayan visitado valencia en los ultimos 20 años estoy seguro que un 80% diran que ha cambiado a mejor. seria bueno hacer el ejercicio... Y por ahi algunos llorando por el corredor mediterraneo y de paso por los paisos catalans.. hay q aggiornarse amics. y no es un comentario pro pp. lo q esta claro es q nos guste mas o menos quien gobierna la ciudad y la cv ha mejorado enormemente su proyeccion fuera.
Lamentable artículo. Una oda a un síndrome de inferioridad que un ciudad tan espectacular (en todos los sentidos) no debería tener. Los compradores de las cajas vendrán del centro? De qué centro? La mención no será por Caja Madrid? Su compañero Luis Torralba podrá indicarle que Caja Madrid no ha comprado nada, ni la solución viene del centro... Todavía no sabemos por dónde viene... El AVE? Felipe V? Echo en falta referencias a Franco y el fútbol para que la salida de pata de banco sea completa. Entiendo que el proyecto del AVE habrá de ser algo estudiado, que aporte y facilite la vida al mayor número de personas posible.Por qué Valencia y Alicante y no Galicia? Por qué no la unión de Almería (por fin) con Madrid y un tren decente? Escribirán ellos en Almería Digital un artículo similar planteando la injusticia y ligándolo al descenso a segunda división mientras Valencia y Villareal completan temporadas magníficas? No creo que este artículo aporte nada. Creo que no está documentado en sus referencias financieras, teniendo en su casa tamtos expertos como tienen, ni en sus referencias sobre los proyectos del AVE por aprobar, ni en sus referencias políticas... Creo que, eso sí, sí que sirve para exaltar, enfrentar, crear polémica sin sustento... Por ahí bien. Saquemos ahora las banderas regionalistas y empecemos a discutir. Pongamonos a la altura de Bildu y empecemos a mirarnos el ombligo y no transigir con nada. Sólo a eso lleva este artículo. Un saludo.
De temes ara d'actualitat com el concert econòmic i l'alta velocitat el Bloc no porta 10 anys parlant... en porten VINT (20). http://www.youtube.com/watch?v=bjNod8atYqI
Uns aclariments. Maria, efectivament, Madrid fa el seu treball, si ací no fem el nostre, és demèrit dels valencians. Plorar i anar de victimistes, sense fer els deures, no és la manera de què et respecten. Carmen, potser tingues raó, però el cas és que els partits valencians que han governat no han tingut estratègies clares davant el poder central. Asunción du molts anys, ha estat ministre, va donar una lliçó de sentit de la responsabilitat amb la seua dimissió; però quan tenia poder tampoc es va singularitzar per definir una estratègia valenciana a Madrid i Espanya. Francesc i Rafael, en el meu article no dic que ningú no diguera res sobre l'eix mediterrani, dic QUASI NINGÚ, va haver experts, empresaris, polítics aïllats en PP i PSPV-PSOE, i partits com el BNV. Ara bé, posem les coses en la seua mesura. L'article parla de l'última dècada, i en les eleccions de 2000, 2004 i 2008, el PP va traure el 52,7%, 47,5% i 52% dels vots respecivament. El PSPV-PSOE el 34,4%, 43,1% i el 41,3%. EU el 5,9%, el 4,7% i el 2,7%. Mentre que el BNV va tenir el 2,4%, 1,6% i un 1,1%. No es pot comparar el nivell de representativitat i de responsabilitat de les 4 forces. PP i PSPV-PSOE en tenen pràcticament tota la representativitat i responsabilitat. El BNV, en les eleccions generals, ha tingut uns resultats quasi simbòlics i, per tant, nul·la capacitat per a fer política a Madrid. Això són els fets. Potser en el futur no serà així? Potser, però està per veure i ho veurem prompte.
Sí, com diu Francesc, del corredor mediterrani al Bloc parlem fa prou més de 10 anys, i de l'ample de via i de la tercermundista infraestructura ferroviària que encara hui uneix el País Valencià amb Catalunya i a partir d'ahí amb la resta d'Europa també. Comprenc que els que no són dels nostres no ens tinguen massa en compte, portem mitja vida caminant pel desert i ara comencem a trobar herba al camí
Es normal que Madrid trate de fortalecerse e intente sacar el máximo beneficio de toda iniciativa. Además, tiene más poder que otras partes de España y cuenta con muchos factores a su favor (tiene más de 3 millones de habitantes, es capital de una comunidad autónoma de más de 6 millones y es capital de España). La cuestión es si los valencianos hacen bien las cosas: definen bien sus objetivos, tienen buenos centros de estudio, think tanks, etc., se organizan bien para, a través de su Gobierno, partidos, sindicatos y sociedad civil, tener voz propia y significativa en Madrid (entendido como espacio de poder). Creo, como afirma el artículo acertadamente, que no. Los valencianos deberíamos hacer las cosas mejor. Menos fanfarronería y más rigor.
Si el PSPV no hubiera vetado a Antonio Asunción.Otro gallo cantaría.
Bon anàlisi de la situació. Estem assistint a una re-centralització de la societat, a reforçar a Madrid (tot i que al preu d'afeblir la resta de territoris d'Espanya). Ja vorem si els altres partits valencians poden tindre veu a les Corts Generals. I ja vorem de què serveix.
Això que fa deu anys ningú no deia res respecte del tema del corredor mediterrani, ho dieu referint-vos al PPSOE, que com tothom sap són partits sucursalistes sense autorització de Madrid per parlar de res que els puga molestar. El bloc nacionalista valencià SÍ que en parlà, en parla i en parlarà. Ara bé, sembla que no us interessa incloure-ho al vostre text. Pel que fa al paràgraf final, veig que també us oblideu (com ja ho feren altres mitjans de co municació a les darreres eleccions municipals i autonòmiques) d'esmentar a aquest partit com a representant d'una mentalitat valenciana una mica més moderna i d'acord a una lògica de país.
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