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Italia tampoco es España

CARLOS DÍAZ GÜELL (*). 19/07/2011 "Italia ha sufrido una de las mayores contracciones de PIB durante la crisis (-7,5%) y se está recuperando lentamente. Datos que han dejado en evidencia un problema estructural de crecimiento del país que vio nacer a Ferrari y a Armani..."

MADRID. La pasada semana, Italia irrumpió de forma abrupta en el terrible escenario de la deuda soberana. Lo hacia a los pocos días de que el presidente Rodríguez Zapatero se reafirmara en el Congreso de los Diputados que España había superado a Italia en renta per capita en su particular carrera, repleta de dientes de sierra, en la que los dos países intercambian su puesto con frecuencia desde que en 2006 la superara por primera vez.

En esta ocasión, España alcanzaba los 101 puntos frente a los 100 de Italia, 7 puntos menos que la media de la Eurozona. Unos datos de crecimiento decepcionantes, una acusada inestabilidad política y las dudas sobre la banca, han puesto a Italia en el punto de mira de los mercados a causa de los riesgos relacionados con su nivel de deuda pública, a pesar de que su balance fiscal es a priori manejable y que su sistema financiero no se muestra particularmente débil.

Ante esta situación, el senado italiano se veía obligado a aprobar el jueves un ajuste fiscal de 48.000 millones de euros, que junto a las medidas previas lo eleva a 98.800 millones ó 5 puntos de PIB hasta 2014. Además de la palmaria diferencia entre los dos líderes políticos de ambos países, Italia ha sufrido una de las mayores contracciones de PIB durante la crisis (7,5%) y se está recuperando lentamente (el PIB creció un 1,3% en 2010 y sólo un 0,1% trimestral en el primer trimestre de este año frente al 0,8% de la Eurozona). Datos que han dejado en evidencia un problema estructural de crecimiento del país que vio nacer a Ferrari y a Armani.

El PIB per cápita y la productividad son más bajas en 2010 que en 2000 y según el FMI, el nivel de producción en 2015 será un 10% inferior a la tendencia pre-crisis. Las perspectivas de crecimiento son modestas (0,9% para 2011 y 1,0% para 2012 según Consensus Forecasts) ya que no 7 se espera un avance significativo del consumo (debilidad del mercado laboral; inflación) y continúa la incertidumbre sobre la contribución del sector exterior. A pesar de todo, Italia muestra un saldo fiscal que compara de forma positiva con la Eurozona. La crisis provocó un fuerte deterioro del saldo público, pero los escasos estímulos fiscales mantuvieron el déficit en el 5,3% en 2009.

En 2010, el déficit se corrigió hasta el 4,5% (6% en Eurozona) y el saldo estructural se redujo en un punto de PIB. El saldo primario se ha mantenido en terreno positivo en las dos últimas décadas, salvo en 2009 (-0,7%). El punto débil se encuentra en la carga por pagos de intereses. La deuda se sitúo en 2010 en el 119% del PIB y los pagos por intereses suponen 4,4 puntos, frente a los 2,8 de la Eurozona, lo que hace a Italia más vulnerable a las condiciones de mercado. En todo caso, el 75% de la deuda es de largo plazo -menos del 12% a tipo variable- y la mitad está en manos de residentes. Y según cálculos del FMI, una subida de 100 pb de los tipos incrementaría el déficit en solo 0,2 pp.

Durante la crisis, la banca italiana se ha mostrado resistente: el modelo tradicional ha favorecido que no se registren muchas pérdidas. La morosidad se ha doblado (hasta el 2%) pero se mantiene muy por debajo de la recesión del 93 (5%). Las necesidades de financiación son elevadas (170.000 millones de euros para 2011 y 2012) si bien, ya se ha cubierto el 75% de 2011. Los ratios de capital mantenían un nivel bajo a cierre de 2010 (7,4% core tier 1 frente al 6% en 2008) a pesar de las ampliaciones de capital, retención de beneficios y ventas de activos. No obstante, los test de estrés han mostrado que no van a necesitar capital adicional.

En conclusión, Italia cuenta con superávit primario para hacer frente a la elevada deuda pública y el bajo crecimiento, por lo que el reto está en las reformas estructurales para aumentar el crecimiento potencial.

Post-it. Saldo primario. Capacidad de financiación de las Administraciones Públicas, excluidos los pagos por intereses de los pasivos públicos. El Estado debe intentar que la suma de todos los gastos sea menor que la suma de todos los ingresos, para así, con el exceso de recaudación, pagar los intereses de la deuda contraída. Este exceso, en parte, es lo que se llama saldo primario. Su importancia reside en que el saldo primario sea positivo, ya que de lo contrario quería decir que el Estado no recauda suficiente para cubrir los gastos previstos.
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Carlos Díaz Güell es editor de la revista 'Tendencias del dinero'

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