VALENCIA. Eran las 10:29:43 horas del miércoles 6 de julio cuando saltaba una operación en los difusores de información. Una gran operación cruzada en el Mercado Continuo, el principal mercado de renta variable en España. Concretamente se trataba de una operación en la modalidad de bloques parametrizados, es decir, la modalidad que se utiliza para negociar un bloque de acciones superior al medio millón de euros, con una variación de precios hasta del 15% respecto del precio de referencia.
Rápidamente el mercado se preguntó quién había sido y qué signficado tenía. Sin embargo, no hubo comunicación alguna por parte del supervisor, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) hasta las 20:54 horas del mismo miércoles, cuando Corporación Dermoestética comunicaba a través de un preceptivo hecho relevante que su presidente, fundador y máximo accionista, José María Suescun, comunicaba la adquisición de 1.748.429 acciones en posesión del Banco de Valencia. Las últimas que le quedaban al banco de Pintor Sorolla.
La operación estaba perfectamente diseñada para cruzarse en el mercado de bloques parametrizados, dado que se trata del único segmento del Mercado Continuo que permite cruzar operaciones con un rango de precios del 15% respecto del precio de cierre del día anterior. Y así fue, Banco Valencia vendía 1.748.429 acciones de Corporación Dermoestética con el descuento máximo permitido para ese día por la bolsa. Nada más y nada menos que una minusvalía adicional del 14.92%. Inexplicable o no, pero así fue.
El motivo aducido desde el banco de Pintor Sorolla no deja de sorprender: razones de liquidez cuando todos teníamos entendido que el problema de la banca era de solvencia, que también. Precisamente el inicio de la crisis bancaria -tras la quiebra de Lehman Brothers allá por septiembre de 2008- tuvo lugar por las tensiones de liquidez. Los gobiernos en general y el español en particular reaccionaron rápido implementando varios programas de avales públicos por cantidades superiores a los 100.000 millones de euros, así como un vehículo para operaciones temporales de liquidez: el Fondo de Adquisición de Activos Financieros.
Bien es cierto que Banco de Valencia nunca ha podido beneficiarse de estas medidas públicas de apoyo a la liquidez al formar parte de un grupo bancario con Bancaja como matriz. Pero, ¿es que ésta no ha cubierto correctamente las necesidades de liquidez de su filial Banco de Valencia?. O tal vez habría que pensar que el cambio a Bankia ha cortado de lleno las líneas de liquidez con la filial gestionada por Domingo Parra?
La situación es verdaderamente compleja. El 'timing' del mercado está ahora en la solvencia. Un problema que también está padeciendo el Banco de Valencia, que deberá resolver antes de la evaluación del 30 de septiembre de este año a realizar por Banco de España. El requisito mínimo del Gobierno es alcanzar un capital básico o 'core capital' del 8%, pero el mercado exige actualmente un 10%. Un porcentaje distinto penalizaría al valor. Y no solo en bolsa sino también a la hora de salir a financiarse en los mercados mayoristas.
Sin una estrategia clara y bien definida del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) respecto a sus dos cotizadas -Banco de Valencia y Bankia-, los accionistas del primero están abocados a un duro peregrinaje. Al tiempo.
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