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La facundia del gobernador no gusta al Gobierno

CARLOS DÍAZ GÜELL (*). 28/06/2011

MADRID. El Banco de España como banco central nacional tiene, entre otras muchas, la función de asesorar al Gobierno, así como de realizar los informes y estudios que resulten procedentes. A tal alto menester el actual gobernador de la institución se apresta con diligencia y una frecuencia que muchos no acaban de entender o simplemente –como es el caso de algún miembro del actual Gobierno- se cogen unos cabreos considerables, no acertando a comprender las ganas de este hombre por salir a la palestra, de forma tan continuada, para leer la cartilla al Gobierno que le aupó a tan importante puesto.

Bien es cierto que no todos los gobernadores del Banco de España han tenido que hacer frente a una crisis económica y financiera como la que atraviesa España desde hace más de tres años; pero es igualmente cierto que como ocurre con los órganos judiciales y sus sentencias, el Banco de España suele hablar mediante informes y documentos, siendo muy raro en la reciente historia de la institución, que el gobernador asuma un papel protagonista más allá de las rituales y obligadas comparecencias en el Congreso y el Senado y la presentación del Informe Anual de la institución.

Son de sobra conocidos los altercados verbales mantenidos por ministros y sindicalistas con el gobernador Fernández Ordóñez, al calor de alguna de las públicas manifestaciones reclamando cambios estructurales en la economía española que éste hace, ha hecho y seguirá haciendo. De un repaso somero de sus últimas intervenciones, se colige que el gobernador del Banco de España ha urgido a reducir la "injustificada" prima de riesgo de España con las reformas estructurales pendientes, entre las que citó la laboral y el cumplimiento de los objetivos del déficit; a controlar el déficit y atajar la tasa de paro del 21%; a dotar de una mayor flexibilidad el mercado laboral para que se pueda retomar la senda del crecimiento; a una nueva subida del IVA, al alza de impuestos sobre la propiedad inmobiliaria y la posibilidad de revisar aquellos de carácter medioambiental y los Especiales; a otra rebaja del sueldo de los funcionarios; una nueva vuelta de tuerca al gasto de las comunidades autónomas...

Con estas declaraciones, no hay gobierno que se pueda sentir cómodo y como diría el castizo, "con estos amigos para qué necesitas enemigos". Hasta tal punto llega el enfado del Gobierno con el gobernador que muchos de sus miembros no se recatan lo más mínimo al acusarle de afán de protagonismo y de “ególatra mediático”, olvidando que está entre sus funciones, según Ley, hacer lo que hace y hacerlo con la frecuencia que considere, aunque esta pueda considerarse excesiva para muchos.

Porque excesiva es considerada la actividad de un gobernador que en el plazo de un mes (13 de mayo–15 de junio) ha protagonizado seis comparecencias públicas: XXV aniversario del diario Expansión, Asamblea del Instituto de la Empresa familiar; Círculo de Economía; Curso de los periodistas económicos (APIE) en la UIMP de Santander; Comisión de Economía y Hacienda del Congreso y presentación del Informe Anual del Banco de España.

 

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