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Diez impactos después de la batalla

ANSELM BODOQUE (*). 25/05/2011 En pocas ocasiones unas elecciones como las del pasado domingo han ofrecido tantas y tan rotundas enseñanzas y conclusiones. El autor las resume magistralmente en diez apartados en los que pasa revista a la nueva y apasionante situación politica en la Comunidad Valenciana y en España. Pasen y lean...

VALENCIA. A falta de un análisis tranquilo de lo ocurrido, los resultados de las elecciones del pasado 22 de mayo generan más interrogantes que respuestas claras. Por eso, este artículo es esencialmente una serie de notas sueltas y urgentes sobre algunas cuestiones que me parecen relevantes, al menos desde la Comunidad Valenciana, y sobre las que habrá que volver en el futuro.

1. Menos bipartidismo. En los últimos 25 años, el espacio político valenciano se ha caracterizado por la creciente concentración de los votos y la representación institucional en los dos principales partidos (PP y PSOE). En estas elecciones, se rompe esa tendencia y el voto autonómico a los dos principales partidos pasa del 88,3% al 79,4% y el local se reduce también en 6 puntos. Paradójicamente, el PP ha incrementado, aún más, su poder institucional.

2. Retrocedemos victoriosamente. Los resultados autonómicos del Partido Popular en la Comunidad Valenciana recuerdan a las consignas del ejército alemán en la II Guerra Mundial cuando empezaron a sufrir bajas significativa, a tener problemas para ocupar el territorio conquistado y a retroceder tácticamente: nuestras fuerzas retroceden victoriosamente, decía la propaganda alemana, y algo de eso pasa con el PP valenciano. Camps ha incrementado en un diputado su mayoría, pero ha perdido 70.000 votos y, en el ámbito local, aunque conquista bastiones importantes como Elx, Gandia, Onda o Benicàssim, se estanca en número de votos (en un momento en el que el PP crece en toda España), sólo aumenta donde gobernaba el PSOE y en Alicante, y da algunos síntomas de desgaste en sus dos primeras joyas de la Corona: Valencia y Castellón. El hundimiento socialista explica su mayor poder institucional, no sus propios méritos, salvo casos contados. Los errores en la gestión, el ruido judicial y la sombra de la corrupción han lastrado a un PP valenciano que gana con mucha claridad, pero retrocede o se estanca electoralmente.

3. Espacio local, mapa murciano. A la espera de la constitución de los nuevos ayuntamientos, el panorama local valenciano se parece cada vez más al murciano en lo que se refiere a la concentración del poder municipal en un único partido (PP) hasta niveles prácticamente absolutos en lo que se refiere al número de personas gobernadas. Todas las ciudades de más de 50.000 habitantes están gobernadas por el PP, por primera vez en la historia, como lo están también la inmensa mayoría de las localidades pequeñas y medianas. La población gobernada por alcaldes del PP sobrepasará, seguramente, el 90% del censo electoral. Algo similar a lo que ocurre en Murcia, como ya señalamos que podía pasar hace unos meses.

4. En España, marea azul. El PP crece ligeramente, el PSOE es abandonado por los votantes; resultado: en España tiene lugar una marea azul. Nada que objetar a una victoria que tiene toda la legitimidad democrática. Sin embargo, a las personas con principios liberales (abstenerse neoliberales) debería preocuparnos que un único partido gobierne en todas las esferas políticas sin ningún tipo de contrapeso. Nunca es buena tanta concentración de poder y menos en un país, como el nuestro, de frágil cultura democrática, con gobiernos poco transparentes, con un poder judicial interferido por los partidos dominantes y unas fuertes lógicas conservadoras y corporativas en su seno, y con elites económicas, sociales y mediáticas vinculadas igualmente a los grupos políticos. El poder acumulado en el tiempo y el espacio por un grupo o por una persona envenena siempre, pero el poder total y en todas las instituciones envenena absolutamente, y genera prepotencia, arrogancia y corrupción.

5. La marca salva los muebles. Como suele ocurrir cuando al PSOE le va mal, la marca de EU y su retórica de la auténtica izquierda mejora resultados. Ha vuelto a ocurrir. Pero poco. En el conjunto de España, sólo consigue 200.000 votos más en las elecciones locales, apenas un 15% de lo perdido por los socialistas, y en las elecciones autonómicas y locales valencianas se sitúa como la cuarta fuerza, retrocede en número de votos respecto a 2003 (15.000, a pesar del malestar social y de sus cantos al heterogéneo movimiento M-15) y ha conseguido únicamente algo menos del 3% del total de concejales. Si en un contexto favorable para sus intereses, como el actual, los resultados en la Comunidad Valenciana son tan discretos y con una presencia territorial tan escasa, su futuro se presenta incierto.

6. Ante un reto difícil. El éxito relativo de Compromís ha sido rotundo. Se han convertido en la tercera fuerza política y ha asentado su presencia municipal. La cuestión ahora es si esta formación puede consolidarse y hacerse fuerte. A favor: parece haber recogido buena parte del voto joven progresista y haber incorporado electorado anteriormente socialista; mientras, el socio principal de Compromís, el BNV, es la única fuerza política que ha incrementado el apoyo electoral en todas y cada una de las convocatorias de elecciones municipales desde 1991, y, por vez primera, ha entrado con fuerza en la ciudad de Valencia y en municipios del área metropolitana. En contra: la escasa y sesgada militancia y la enorme volatilidad tradicional de su voto: mayor en las elecciones locales, algo inferior en las autonómicas e irrelevante en las generales o europeas.

7. Demasiado malo para ser cierto, pero lo es. Los resultados electorales del PSPV-PSOE son los peores de su historia desde 1978. Pierden 145.000 votos en las autonómicas (casi el 20% de su electorado), han conseguido resultados humillantes en las tres capitales de provincia, especialmente en Valencia, sólo van a poder gobernar en el ámbito municipal a muy poca población ya que su poder municipal se limitará a una minoría de pequeños y medianos ayuntamientos asediados por el poder omnipresente e inclemente del PP. No vale echar la culpa a la crisis, a Zapatero o a Canal 9. No bastan primarias o congresos extraordinarios. El socialismo valenciano debería refundarse de alguna manera, pero probablemente no sabrá evitar el riesgo de caer en el encastillamiento, de abrir una nueva serie de enfrentamientos entre familias, alimentar el clientelismo interno, el cortoplacismo, el adanismo, exaltar supuestos salvadores, afianzar a vividores de la política e impulsar estrategias voluntaristas o quejas al comportamiento del electorado. Si no reacciona, o si lo hace mal, puede pasar del abismo en el que se encuentra a una catástrofe sin paliativos; eso sí, viendo como avanzan discursos y partidos que competirán seriamente por su electorado desde la izquierda, pero también desde la derecha y la extrema derecha.

8. Valencia, ¿recuerdos del futuro? El comportamiento electoral urbano, y especialmente el de las capitales, suele anunciar el que se producirá en el futuro en todo el territorio. El PP ha ganado con claridad en la ciudad de Valencia. Lo ha hecho en todos los distritos. Pero pierde 26.000 votos en las municipales (más de un 10% de su voto en 2007) y 35.000 en las autonómicas. La posición del PP es cómoda y tranquila, pero su apoyo electoral ha descendido por debajo del 50% en siete de los 19 distritos y la suma de los votos de la izquierda se acerca discretamente a los del PP en nueve distritos. Con todo, el bloque de la izquierda en Valencia también ha perdido 10.000 votos respecto a 2007 y el PSOE obtiene unos resultados desastrosos (21,8% y la pérdida de casi el 30% del propio electorado), mientra que la suma de los otros dos grupos de izquierdas pasa del 4,7% de 2007 al 16,2%. Igualmente cabe destacar el aumento del voto nulo hasta el 1,3% (5.144 votos) y el del voto en blanco y a pequeñas formaciones que pasa del 4,8% al 9,5%. Síntomas de la dispersión de voto y de un malestar social y político que puede socavar, de mantenerse, la fuerza de los principales partidos.

9. El malestar va a las urnas. La participación ha sido mayor, pero no el voto el voto a los dos principales partidos. Se dice que el movimiento del M-15 ha podido influir en este comportamiento electoral, personalmente lo dudo: el malestar contra los principales partidos y la partitocracia es más profunda. El hundimiento del PSOE, el escaso crecimiento en el ámbito español del voto al PP, el estancamiento del voto local al PP valenciano o la pérdida de votantes a Camps, el incremento del voto a los pequeños partidos, la dispersión de votantes entre formaciones minúsculas, así como el aumento de los votos en blanco y de los votos nulos son síntomas de malestar. El PSOE baja hoy por sus errores al frente del Gobierno de España y también por sus limitaciones y errores políticos en la Comunidad Valenciana. El PP aumenta su poder, pero no el apoyo que recibe. La desconfianza en los políticos y en los grandes partidos de la partitocracia española (PSOE y PP) no ha dejado de aumentar en los últimos años. Hoy el PSOE ha sufrido un batacazo; mañana, cuando empiece a gobernar y a tomar medidas impopulares, le puede ocurrir lo mismo al PP. El futuro no está escrito y las tendencias de fondo muestran un disgusto creciente con el rendimiento de la política. El aumento de la participación, la dispersión del voto o el ejercicio del derecho a voto como castigo son terreno abonado para el populismo. Por cierto, el PP jugaría con fuego si lo de Badalona, en Cataluña, ha sido un ensayo en la construcción de un relato político duro y xenófobo a poner en marcha en un futuro próximo en toda España.

10. ¿Más ni-nis en la política? Ahora que las movilizaciones del M-15 y los informes europeos nos han recordado que la generación ni-ni es un mito mediático sin mayor fundamento, se puede comprobar, mirando los currículums personales (siempre hinchados) de los diputados elegidos a las Cortes Valencianas o los de los concejales de las cuatro principales ciudades valencianas que, en todos los partidos, se da una más que notable presencia de personas que no han tenido otra ocupación que la política y cuya formación académica o profesional es bastante limitada. Sin duda, en ocasiones, se tratará de personas con mérito y capacidad; pero, en general, el proceso de elección de las elites de nuestra particular partitocracia no parece el mejor para prestigiar la democracia y evitar el malestar contra los políticos y la política.
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(*) Anselm Bodoque es analista político

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3 comentarios

Ximo Cádiz escribió
09/06/2011 11:37

Els articles previs a le eleccions van ser molt interessants, especialment el que parlava de la "murcianización" de la política valenciana i, ara, esta valoració d'urgència torna a ser molt encertada... no sé si algú prendrà nota en algún lloc de l'esquerra valenciana... Mentre... seguirem llegint a Anselm Bodoque.

Josep Antoni escribió
08/06/2011 19:14

Opine igual que Carlos FM. Un article excel·lent.

Carlos FM escribió
25/05/2011 19:04

Un article excel·lent! Rigor, contundència, visió panoràmica...gràcies Anselm:)

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