VALENCIA. Hace tres años, leyendo las 'cartas al director' de una cabecera nacional, encontré un texto que me llamó tanto la atención que aún lo conservo. Decía así: "¿Se imaginan que Rafa Nadal fuera economista o constructor? Quizás, si tuviéramos su espíritu de trabajo, de esfuerzo, de pelear hasta el último suspiro, de no dar nada por perdido, de querer superarse a sí mismo, otro gallo nos cantaría. ¡Nadal! ¿Por qué no aprovechas uno de esos micrófonos que te ponen y explicas que tú te cansas, que cada bola te agota, que dedicas muchas horas a entrenar, que has prescindido de muchos caprichos por hacer muy requetebién tu trabajo?".
Hablaremos muchos días del héroe de Manacor, presumiremos de cómo está el deporte español, pero, probablemente, cada uno seguirá a lo suyo, con sus costumbres... Nos cuesta tomar ejemplo de las personas nobles, rectas, sacrificadas y trabajadoras. Nos gusta demasiado la vida fácil, nos hemos acostumbrado a que alguien resolverá las cosas y que tenemos derecho al subsidio (evidentemente esto no es aplicable a todos los españoles). Todo ser humano, por el mero hecho de serlo, se siente llamado a interpelarse y a cuestionarse la realidad que le rodea; y sin admiración, su vida se convierte en algo anodino, termina perdiendo sentido.
Es increíble, pero cada vez se ve en más foros empresariales la falta de criterio, la ausencia de espíritu crítico y el poco coraje por salir de situaciones como la que socialmente estamos pasando. Del "que inventen ellos" estamos pasando al "que me solucionen ellos".
No es la vida quien enseña, lo que realmente instruye es la lectura que nosotros hagamos de ella. No es suficiente ver las cosas, es necesario mirarlas bien para descubrir lo nuevo que siempre llevan consigo y, además, se necesita tener una sensibilidad bien cultivada para mantener el espíritu receptivo a esos guiños con los que la realidad nos sorprende.
La vida, en algunas ocasiones, se nos manifiesta alegre y divertida, pero en otras muchas hemos de ser nosotros, con nuestros recursos interiores, quienes tenemos que dar un sentido positivo a lo que en un primer momento no lo tiene. Con demasiada facilidad se dan por supuestas las cosas, y tendría que ser al revés: no dejar nunca de preguntarse por nuestro mundo cotidiano. Efectivamente, la vida debe estar franqueada por unos ojos que sepan descubrir en lo que ya es conocido una novedad ilusionante y una actitud de coraje frente a la adversidad, como Rafa Nadal.
________________________________________________
José Mª Guijarro y Jorge es subdirector del Instituto Tecnológico de Óptica, Color e Imagen (AIDO) y doctor en Economía
Muy bueno lo de franquear la vida. Ponerse un poco más de verdad y dar franqueza es creérse los proyectos de cada uno y al final, es como se consiguen. Siguiendo el ambiente deportivo, me gusta también la filosofía Guardiola "la perfección no existe, pero hay que buscarla".
Si señor Guijarro, la vida te ofrece a veces buenos ratos, y a veces no tan buenos. Pero incluso cuando aparecen los no tan buenos, sólo de nosotros depende la manera en que los afrontamos; podemos escoger vivir una vida de emociones negativas, o bien, podemos escoger nuestras metas, objetivos y sueños y lograr que se realicen dando pequeños pasos cada día, celebrando nuestro propio progreso según vamos avanzando y disfrutando el momento. No se de donde lo saqué....
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.