Comparte esta noticia

• Tweet
• meneame

Otras noticias

• El 'problema valenciano' en medio de la contienda catalana
  
• Asante Sana!
• El silencio educativo

VALENCIA.  En todo caso, una operación societaria de esas que dicen "de calado" y plena de inteligencia. Dos bancos: uno, el BFA, cuyos accionistas son las siete cajas del grupo encabezadas por Caja Madrid y Bancaja. No cotizará en bolsa y conservará entre sus activos las participaciones más 'lustrosas' del grupo, Iberdrola, Mapfre, Banco de Valencia y puede que IAG, la antigua Iberia ahora fusionada con la británica BA. Pero también las menos lustrosas, los denominados activos adjudicados, es decir, las viviendas, parcelas de suelo y promociones inmobiliarias entregados por promotores y particulares como parte del pago de sus impagados créditos. Todos ellos activos tóxicos de difícil salida al mercado. 

El segundo banco es Bankia, construido sobre el negocio bancario entregado por las siete cajas y la licencia bancaria de Altae, una ficha bancaria antes de Caja Madrid y ahora subsumida en el grupo. Su capital es cien por cien del BFA.... hasta que salga a Bolsa, antes o después del verano, cuando deberá hacer 'sitio' a los nuevos accionistas que entren por el parqué. De momento, la voluntad del BFA es mantener siempre la mayoría en Bankia y garantizar su control por el BFA -las siete cajas comandadas por Rato-, aunque nunca se sabe cómo puede evolucionar todo.

La cuestión es si BFA, el que los medios denominamos 'banco malo' -calificativo rechazado pavorosamente en la casa-, será capaz de generar los beneficios suficientes a los que se ha comprometido Rato para 'regar' los presupuestos de las obras sociales de la siete cajas. No tiene más negocio bancario, de salida, que su participación en Bankia y los dividendos que pueda percibir de las particpadas. Pero cuenta con el laste de los 50.000 millones en activos dañados y una deuda de más de 4.400 millones con el FROB, cuyos intereses pueden ascender a más de 350 millones anuales durante los próximos siete años... No falta quien sospeche que esa deuda está condenada a ser condonada por el Banco de España, aunque sobre este extremo algo tendrían que decir las autoridades comunitarias y la competencia.

SER O NO SER

A uno le gustaría pensar que todo está perfectamente planificado y detallado y que existe una mente -mejor, un grupo de mentes- que mueve los hilos asistida técnicamente, por supuesto, por los  consabidos bancos asesores (Lazard) y bufetes (Uría) que siempre tiene un plan para todo. Debe de ser así, porque todos, Bankia, BFA, Caja Madrid, Bancaja y sus respectivas filiales, participadas y obras sociales se están jugando todo en este envite, especialmente el ser o no ser.

Es cierto que no solo con audacia se ganan batallas, pero también lo es que sin ella tampoco se puede. "La audacia es el juego", se llamaba una antigua y trepidente serie de TV. Y lo que intentan acometer Rodrigo Rato, secundado por su compadre José Luis Olivas (aunque éste vaya un poco como de perfil en el ‘nuevo mundo' de Bankia) es de una audacia sin límites. ‘Con dos', Rato rema para sacar adelante sin ayudas oficiales -o con las estrictamente necesarias-, un banco posible, Bankia, y otro difícil, el BFA y sus extraños activos, un complejo puzzle que estos señores están armando en Madrid.

CUESTIONES TÓXICAS

Ahora sería importante que la buena Bankia explicase pronto cuál es el plan. Qué parte de sí misma va a poner en los mercados, a qué precio, cuándo... qué consejeros permanecerán y cuáles no... A continuación, claro, cuáles son los planes para el holding ¿malo? BFA, cómo piensan financiarlo, cómo realizará la pesada digestión de sus activos tóxicos -¿creará sociedades mixtas con promotores expertos para vender sus montañas de activos inmobiliarios, tal y como plantean esos mismos expertos promotores? ¿los bajará de precio de una vez?-... en fin, cosas que a cualquier contribuyente, cliente,  inversor o simplemente ciudadano le gustaría conocer. Sin descartar que todo ello desemboque en una operación a más largo plazo y de mayor enjundia cuyo destino sea crear un supermegabanco español producto de la fusión de Bankia con uno de los dos grandes...

Entre la Puerta del Sol y la de Alcalá no falta quien señale que al final Rodrigo Rato ha conseguido lo que injició cuando era ministro de Economía en tiempos de Aznar: privatizar las cajas de ahorro. Otrosn no le reconocen tanta capacidad de anticipación, pero lo que si está claro que la mayoría de las cajas, es dec ir, sus gestores y consejeros, se lo han buscado. Lo cual, dicho sea sin ánimo alguno justiciero, debería tener un coste para los malos gestoes si es que pretenden que nos creamos las bondades del nuevo sistema. 

QUE SE MUERAN 'LAS FEAS'

Y después está la pregunta obligada, o sea, el destino final para las dos ‘feas', digo de Bancaja y Caja Madrid (y sus hermanas menores, of course) y sus complementos. Si la buena Bankia deberá destinar una parte de sus menguantes beneficios a tapar agujeros del malo BFA, ¿qué quedará para las obras sociales de ambas? Ni Bancaja ni Caja Madrid tienen futuro como nada, una vez vaciado su continente de activos (buenos y malos) y de personal (en activo o prejubilado). Sólo quedan sus órganos rectores (?), consejo de administración (¿de qué?), comisiones de control (¿sobre qué?), ejecutivas, asambleas, etc, etc. Decenas y decenas de consejeros de administración y generales que ya no tienen nadie a quien aconsejar (si es que alguna vez lo hicieron). Pero si de Bancaja apenas ya quedan estos vaciados órganos y la marca, no se puede decir en cambio lo mismo de las obras sociales, cuyos compromisos permanecen, aunque desde ya bastante recortados a causa de la crisis.

Por lo que se ve, por lo que no y por lo que se puede presentir, es de prever que aun quede bastante ‘película' por presenciar en esta función. Crucemos los dedos para que se produzca un final feliz. De momento, es cierto, Rato lo está bordando.