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Ipad 2 y política

BING BANG / EL BLOG DE CARLOS GONZALEZ TRIVIÑO. 28/03/2011

VALENCIA. Como es habitual en los estrenos comerciales de los dispositivos de Apple, el pasado viernes muchos consumidores soportaron largas colas para hacerse con uno de los Ipad 2 que salieron al mercado en la primera distribución. No deja de ser un poco chocante que en un mundo en que todo parece indicar que cada día menos jóvenes estarían dispuestos a hacer cola para votar, haya tantos que pasen horas y horas para obtener una primicia tecnológica.

El éxito de las tabletas de Steve Jobs se debe a haber obrado el milagro fisiológico de unificar el pensamiento, el tacto, la vista y el oído en un solo dispositivo. En cambio, la política seduce a muy poca gente porque sigue relacionando muy mal las ideas, las imágenes, las palabras y los sonidos. Lo que uno ve no encaja bien con lo que uno oye, y además casi siempre está prohibido tocar.

La tecnología táctil se adapta cada día mejor al lenguaje de las masas, mientras que los códigos lingüísticos de la política tienen un alcance cada vez más minoritario y más restrictivo.

Casi todos los empresarios del mundo sueñan con producir beneficios en las proporciones en que es capaz de hacerlo el ingenio tecnológico de Steve Jobs, pero pocos políticos se preguntan qué sería posible aprender de su gestión al frente la compañía. De hecho el único político capaz de rivalizar empresarialmente con Jobs en el encandilamiento de las masas es, lamentablemente, Silvio Berlusconi con su emporio de telebasura.

Muchos líderes políticos viven obsesionados por la claridad de lo que sean capaces de transmitir y piensan que la clave para ello es la entrega al dominio de la reiteración, de la machaconería y de la simpleza, sin reparar en que la claridad de las ideas surge de la sofisticación y del hábito continuo de innovar.

El pasado año el premio Nobel de física fue para dos científicos que realizaron importantes aportaciones a la mejora del grafeno. El grafeno es el material más prometedor en el que esperan concretarse las aplicaciones táctiles del futuro. Es ligero, elástico, resistente, flexible y está dotado de una extraordinaria superconductividad. Si analizásemos sus propiedades en términos políticos bien podría decirse que posee todos los ingredientes constitutivos del carisma.

La tecnología no ha hecho más que concretar en el entorno de lo digital unas demandas de sentido común que en muchos ámbitos de la vida analógica se encuentran en un estadio muy serio de subdesarrollo: la lógica, la claridad, la isonomía, la cooperación, la transparencia, el entretenimiento, la autonomía, la belleza.

Mientras aguardamos a que la política vaya adquiriendo la apariencia de un escenario inspirado en una pantalla táctil, solo nos queda esperar que en el mundo económico el sentido empresarial de Steve Jobs no sea nunca abatido por el de Berlusconi.

La mayor contribución de Apple a una comprensión optimista del mundo es la confirmación de que se puede vender mucho y muy bien cuando se diseña pensando en quienes tienen criterio, pensando en los jóvenes, en los avanzados, en los sensibles, en los que quieren vivir conectados a los demás sin renunciar a su independencia y a su autonomía.

La prevención para la izquierda debería ser obvia: no hables para los estúpidos, eso ya lo hace Silvio.

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