VALENCIA. La serie de TV The Wire (La Escucha) es una de las mejores producciones de este género en la última década. A lo largo de cinco temporadas, radiografía los principales problemas que afectan a la población de la decadente ciudad de Baltimore (Maryland, EEUU). Su enfoque va desde el punto de vista de los grandes problemas sociales, hacia los problemas de individuos concretos.
Esta obra maestra producida y escrita por David Simon, exredactor policial del The Baltimore Sun. Aborda desde el hiperrealismo, en cada una de sus cinco temporadas, un tema concreto, con una gran dosis de crítica social. La primera temporada trata sobre narcotraficantes y policías, que será el hilo conductor de toda la serie. La segunda sobre el crimen organizado y el clientelismo alrededor del puerto de Baltimore, la tercera sobre la corrupción del sistema político. La cuarta sobre el sistema escolar y el fracaso escolar, y finalmente, la quinta sobre la manipulación en los medios de comunicación.
Las esquinas de Baltimore, donde las bandas venden papelas de diferentes sustancias, policías y camellos juegan al gato y al ratón, y los yonquis deambulan como zombis buscando su dosis. Podría ser cualquier esquina del barrio de Velluters, Nazaret o el Cabanyal-Canyamelar. La situación actual de este último recuerda a la zona de venta libre de drogas, que establece un comisario de policía, durante la tercera temporada de la serie.
El puerto de Valencia se ha convertido en la principal puerta de entrada de droga en Europa, donde desaparecen toneladas de marihuana previamente confiscada por la Policía, puestos de estibador que se heredan de padres a hijos y camiones calcinados periódicamente a empresas que intentan introducirse en este sector.
En Valencia, la ciudad de los grandes eventos, los casos de corrupción salpican a políticos y empresarios, la financiación ilegal apunta hacia el partido en el Gobierno y recientemente, el exasesor de un concejal se ha visto envuelto en unas escuchas sobre el pago a cambio de licencias de un local de alterne. Mientras como es sabido, nuestro sistema educativo está a la cola de Europa y el sistema bicéfalo, educación pública frente educación concertada, no hace más que dirigir la financiación hacia esta última. El ejercicio libre de la información es más que complicado, como demuestra las amenazas recibidas por un periodista por ejercer su profesión.
La ciudad de Valencia está en pleno proceso de decadencia, por mucho que se quiera disimular con edificios y saraos. Es verdad que aún no hemos llegado al punto sin retorno de Baltimore, pero los contribuyentes tenemos la obligación de exigir transparencia, uso racional de los recursos, defensa de los servicios básicos y el fin del clientelismo en el sector público. Esta es la única receta para llegar a un punto de inflexión, más que necesario. Otra Valencia es posible.
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(*) Xavier Ribera Casado ss economista y sociólogo
Jordi Aunque The Wire es una serie de ficción, les puedo asegurar que la imagen de Baltimore es muy real, y todos los personajes principales de la serie se basa en una persona real en la vida real. La principal diferencia con los dos ciudades es que he estado viviendo en Valencia desde hace 3 meses, y nunca he oído hablar de ninguna de homicidios o alguna vez ha tenido el temor de caminar por las calles a altas horas de la noche. Me gustaría poder decir lo mismo de la vida en casa de nuevo.
Coincido con la apreciación positiva de la serie. Discrepo con la comparación con Valencia, que puede tener bastante en común con Baltimore en cuanto a ciudad mediana y costera, pero afortunadamente no con la Baltimore de The Wire, que es un personaje de ficción más junto a McNulty y compañía.
Muchas gracias por este artículo Xavi, a algunos no sigues iluminando la realidad a través de tus opiniones.
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