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VALENCIA. Tras perder un tiempo de varios meses que han costado millones de euros en el coste de la financiación de empresas y administraciones, finalmente el Banco de España ha hecho pública su estimación cerca de la capitalización necesaria por las entidades financieras, principalmente cajas de ahorro, para llegar a los objetivos que la propia institución ha marcado.

La modestia de la cifra respecto a las estimaciones de algunos analistas, que cifraban en más del quíntuplo la cantidad necesaria para estabilizar el sistema financiero español, es una buena noticia. Pero sólo si la autoridad supervisora española logra convencer a los inversores del rigor de su estimación. Lo cual no debe darse por supuesto teniendo en cuenta lo ocurrido con los stress test y las afirmaciones sobre la solidez del sistema.

Al margen de este hecho, el reto que se abre a las entidades afectadas es el de obtener el capital necesario para alcanzar esos mínimos. La inmediata respuesta de Bankia de que piensa salir a Bolsa ante la constatación de que sus necesidades representan un tercio del total de la cantidad estimada por el Banco de España, reducen la cuantía pero no la magnitud del reto.

Tal y como está la reputación del Reino de España y del sistema financiero en su vertiente de las cajas de ahorro en los mercados internacionales, 15.152 millones de euros son muchos millones. La guerra del pasivo en la que están inmersas las entidades, a pesar de la prohibición del Banco de España de realizar esas prácticas si han recibido ayuda del FROB, es un indicio de ello.

Es, por tanto, la reputación de los gestores ante los inversores nacionales la que va a ponerse a prueba en los próximos meses. Esperemos que el éxito corone este reto. Por el bien de la financiación de familias y empresas españolas. Por el bien de todo el país.