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Bankia o la orfebrería del branding

BING BANG / EL BLOG DE CARLOS GONZALEZ TRIVIÑO. 07/03/2011

VALENCIA. Bankia es la marca comercial a la que ha quedado reducida la denominación social de Bancaja después de una orfebrería de branding que tenía por objeto incrustar en una simbología única todas las connotaciones de las entidades conformantes del Banco Financiero y de Ahorro.

La denominación de Bancaja era ya el resultado de un proceso similar de unificación de marca, que respondía a la fusión entre el Banco y la Caja de Ahorros de Valencia. Así es que, marca sobre marca, las entidades valencianas van evolucionando en el escenario inevitable de concentraciones y fusiones en que se hallan inmersos bancos, aseguradoras, televisiones, medios de comunicación, empresas y bolsas de todo el mundo.

La presentación de la marca vino acompañada de una polémica un tanto ridícula por la coincidencia del nombre con una antigua firma del Santander, con el de una ciudad búlgara o con el de un determinado animal invertebrado. Pero lo cierto es que hoy por hoy el significado de las cosas es lo que el oráculo de los buscadores dice que sea. Y pocas horas después de la presentación pública, 18 de las 20 primeras entradas de Google para la búsqueda de Bankia ya hacían referencia a la nueva marca financiera.

La marca se ha registrado en 69 países por lo que cuesta entender que, habiendo invertido 400.000 euros como honorarios publicitarios para su producción, nadie se tomase la molestia de invertir los cinco minutos que cuesta crear una entrada en Wikipedia para darle a la marca su propio asiento y cegar la fuente mediática de la intoxicación, ahorrándole a Bankia un recibimiento a golpe de titulares que convertían en antológico lo que no era más que una insignificante anécdota.

Lo que ahora hacen las empresas de branding lo hacían antes los reales funcionarios de la heráldica a medida que los soberanos consolidaban matrimonios y alianzas y había que redistribuir la semiótica oficial de los escudos de estado. Claro que esa redistribución nunca fue inocente y los escudos reales, a cada nueva configuración, siempre fueron sensibles a la jerarquía existente entre los recién aliados.

La nueva marca financiera recoge también subliminalmente esa jerarquía de poderes y ha traspasado con mucha contundencia el oso capital a la forma de mayúscula reinante en el nuevo entramado de tipografías, colores y formas.

Meter un oso y un madroño dentro de una B y conseguir que sin notarse se note, bien vale 400.000 euros, aún descontada la pifia de Wikipedia. Mucho más teniendo en cuenta que los honorarios comprenden también la diplomática explicación dada por los responsables del diseño de la marca, a saber: Bankia siempre aparecerá en minúsculas, reflejo de cercanía, salvo la "B" inicial que se utilizará en mayúsculas, transmitiendo la personalidad del banco y que será una seña de identidad propia.

En cualquier caso, poco más que desearle suerte a esta nueva entidad, porque de la viabilidad de estas operaciones resultantes de la integración entre cajas depende una buena parte de la credibilidad macroeconómica que la economía española tanto necesita.

Cuestión distinta es cómo haya quedado la Comunidad Valenciana dentro del nuevo mapa financiero a que están dando lugar los sistemas institucionales de protección.

Ya que esta semana ha pasado por Valencia Germà Bel, autor del interesantísimo ensayo 'España, capital París', se me ocurre parafrasearle el planteamiento sobre la centralidad de las infraestructuras de transporte con la idea de que Bankia tal vez haya acabado por certificar que el mapa financiero español se parece cada día más al esquema peninsular de la Alta Velocidad, con su centro capital, sus ejes secundarios, sus ramales y sus lanzaderas.

Por si a alguien le quedan dudas sobre quién manda aquí, siempre puede consultar la definición legal de qué es un Sistema Institucional de Protección: un acuerdo contractual entre varias entidades de crédito que cumpla el requisito de que exista una entidad central que determine con carácter vinculante sus políticas y estrategias de negocio, así como los niveles y medidas de control interno y de gestión de riesgos.

Pues eso. Valencia, capital Madrid.

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1 comentario

Pablo Fuentes escribió
09/03/2011 22:54

Un mapa político y financiero basado en un eje central bien comunicado para un país de talla media no es algo malo per se. Si funciona bien puede ser beneficioso para todos. De hecho el problema de España es que entre sus partes hay de todo menos espíritu de cooperación.

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