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VALENCIA (VP). Para algunos es la panacea y para otros, una amenaza que se cierne sobre Europa. El tratado de libre comercio con Estados Unidos (TTIP por sus siglas en inglés) es todavía una incógnita. Lo que es indiscutible es que liberalizar las exportaciones en un área que agrupa el 45% del PIB mundial tendrá consecuencias para la economía valenciana.
El propio negociador europeo del TTIP, Ignacio García Bercero, recordó en Valencia lo que costó a los agricultores introducir las clementinas en el mercado americano. Las exhaustivas inspecciones estadounidenses entorpecen del acuerdo para liberalizar el comercio con destino EEUU. Pero, ¿cómo afectará el TTIP a los principales sectores de la Comunitat?
El punto de partida es una balanza comercial positiva. Las empresas valencianas exportan más a Estados Unidos de lo que importan las empresas norteamericanas a nuestra autonomía, como sostiene Roxana Leotescu, responsable de internacionalización de GB Consultores.
Según la Cámara de Comercio de Valencia, las empresas valencianas vendieron en 2014 a EEUU productos por valor de 1.682 millones de euros, un 37,3% más que el año anterior. Las importaciones estadounidenses registraron un valor de 940 millones. De este superávit comercial es responsable en gran parte el sector del automóvil.
La automoción representa casi la mitad de lo que vende la Comunitat a EEUU. Se trata, sobre todo, de componentes de automóviles, detalla Leotescu, ya que los aranceles para los vehículos son muy elevados. En su opinión, nada indica que la competencia vaya a derrumbar el sector, si bien al homogeneizar las normas técnicas "no seremos tan competitivos", augura. "Es improbable que cambie este comportamiento", pronostica Leotescu.
CÍTRICOS PARA LA COSTA OESTE
Frutas y verduras sumaron en abril el 15,9% de las exportaciones valencianas con destino Estados Unidos, según el Instituto Español del Comercio Exterior (ICEX). ¿Beneficiará el acuerdo de libre comercio al sector? Así lo cree Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores. "Un acuerdo de reciprocidad puede favorecer a nuestra agricultura exportadora, sobre todo de cítricos", afirma. El mercado norteamericano, apunta, tiene una alta capacidad de consumo, y "para abastecer a la costa oeste de cítricos España podría exportar mucho".
En cambio, Leotescu advierte que la agricultura es "el sector más amenazado" por el TTIP. Las normas de salud pública estadounidenses, constata, son "mucho más laxas" que las europeas. El riesgo proviene de los transgénicos. Según indica, en EEUU hay aprobados 160 productos modificados genéticamente y en la Unión Europea solo se permite comercializar uno, el maíz MON810.
La principal barrera de entrada para los productos hortofrutícolas valencianos al acceder al mercado de EEUU es el llamado LMR. Tras estas siglas se encuentra el limite máximo de residuos, es decir, el nivel máximo de pesticida permitido para combatir las plagas. "EEUU dice que no tiene barreras pero el LMR incentiva el consumo de sus empresas", señala Aguado. El otro reto del sector es aumentar las vías por las que introducir productos en el país. "Para exportar cítricos por el Atlántico solo tenemos la puerta de Filadelfia; ellos para venir a Europa tienen 200 puertas", lamenta.
CERÁMICA SIN ARANCELES
La cerámica es el tercer producto que más exporta la Comunitat a EEUU (10,1% en abril) y sus empresarios también esperan beneficios de la alianza comercial con la gran potencia. "Estados Unidos no nos va a vender cerámica", remarca Carlos Cabrera, de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos (ASCER). El obstáculo de los productos cerámicos valencianos son los aranceles. "Han bajado en los últimos años pero siguen siendo altos", señala.
La liberalización del comercio permitirá al azulejo valenciano competir con Brasil y México, los dos principales proveedores de este producto en el mercado estadounidense. En la actualidad, indica Cabrera, juegan con el beneficio de que están exentos de aranceles, al formar parte del Mercosur. Estos países venden en Estados Unidos un producto de calidad baja y media. La cerámica valenciana de gama alta, pues, tiene mercado por abrir al otro lado del Atlántico. "Seguiremos teniendo el problema del transporte", añade Cabrera, que cita a Italia como el otro gran exportador europeo.
DISTINTAS VARAS PARA MEDIR EL CALZADO
El calzado lidera las exportaciones alicantinas hacia EEUU. Con unos aranceles que encarecen como mucho un 10% el coste, la traba principal son las dispares reglas de origen. Son los criterios por los que se considera que un producto procede de un país, según explica Patricia Piñeiro, directora general de la Federación de Industrias del Calzado Español.
"Para que un zapato sea considerado español tiene que haberse hecho en España el ensamblado de la parte superior con la suela", describe. En EEUU no son tan estrictos, indica Piñeiro, que espera del TTIP una homogeneización de las reglas de origen de Estados Unidos con las de la Unión Europea. En cualquier caso, opina, el calzado "se va a beneficiar" del tratado.
Los tratados de libre comercio, resume Leotescu, tienen como objetivo lograr un beneficio mutuo. En el caso del TTIP teme que se estén primando los intereses de lobbys empresariales en detrimento del interés público. "Quizá se apliquen plazos transitorios o normativas intermedias", apunta. Sin embargo, el pronóstico para la economía valenciana a medio plazo es claro. "El automóvil, la cerámica y el calzado van a seguir igual", prevé.
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