VALENCIA. Una de las muchas cosas que se te pueden pasar por la cabeza al ver cualquier episodio de Pesadilla en la Cocina es la de cómo aplicar en tu negocio la magia que Alberto Chicote emplea en cada restaurante allí por dónde va. ¿Por qué pasa de ser Pesadilla en la Cocina a ser Maravilla en la Cocina?
Debemos ponernos primero en contexto, se trata de un show televisivo, hay un equipo detrás que estudia con detenimiento cada caso, disponen de recursos para crear reformas, comprar maquinaria o menaje nuevo y está todo muy esquematizado. Pero, vamos a olvidarnos de todo ello para centrarnos en los protagonistas, personas que se supone no son actrices, ni actores, incluso en muchas ocasiones y aunque lleven muchos años trabajando como gerentes de restaurantes, ni siquiera son empresarios.
Vamos a intentar averiguar cuál es la receta que Alberto Chicote utiliza para reflotar negocios al borde de la quiebra.
Receta de Pesadilla en la Cocina:
1. Analiza la situación actual.
No es necesario que Alberto Chicote tenga que acudir a tu negocio para que te detengas a analizar el estado actual de tu negocio. ¿Está funcionando cómo te gustaría? ¿Sientes que puedes mejorar en algo? (Recuerda que siempre se puede mejorar en algo) Y así hay infinidad de preguntas que simplemente haciendo un ejercicio de auto reflexión nos puede servir para hacer florecer muchos problemas que sabemos que están pero no tenemos identificados.
2. Se sienta a comer.
Cuántos platos se han servido sin ser probados por el cocinero. Parece lógico y lo es pero, en muchas ocasiones nos olvidamos que lo importante no es cocinar sino, ponerse en el lugar del comensal, del cliente. Cierto es que por cultura, orgullo y muchas otras características de nuestra sociedad, no aceptamos las críticas con deportividad. No es algo personal, sabemos que lo estás haciendo lo mejor que puedes pero quizás, en vez de criticarte por criticar, te estén ayudando a hacerlo mejor y tú encima te enfadas.
3. Los trabajadores son ante todo personas.
Hay una frase que citó un profesor de imbs, Carlos Delgado, que decía "Recuerda que las personas ante cualquier situación, actúan en ese momento lo mejor que saben y por tanto están dando lo mejor de sí mismas". Es algo que cuesta de asimilar pero analizándolo en profundidad, tiene mucha razón. Pregúntate: ¿En qué ocasión he hecho algo pensando que no estaba dando lo mejor de mí mismo? Luego posteriormente, con el paso de las horas, los días, los meses e incluso los años, razonarás que podías haberlo hecho mucho mejor pero, en ese momento estabas dando lo mejor de ti, no sabías hacerlo mejor.
Antes de saber quién tiene razón o quién deja de tenerla, de echar las culpas de un mal resultado al otro y de un largo etcétera, no te olvides de que trabajas con personas. Parece mentira que haga falta recordar que la diferencia entre una persona y una máquina son los sentimientos. Una persona puede mejorar sus aptitudes exponencialmente si la actitud va acorde con querer conseguir el objetivo propuesto. Y eso depende del buen ambiente de trabajo. Es por ello, que es más poderoso un "sé que tú puedes", "lo vamos a conseguir" o "a la próxima vez nos saldrá perfecto" que "no sabes hacer nada", "por tu culpa el negocio se está yendo a pique" o "nunca lo vas a saber hacer porque no vales para esto".
4. Se necesita coordinación capitaneada por un líder.
Debemos dejar atrás la idea de que un líder es el que manda y hace callar al resto. Esa no es la función de un líder. Un líder debe coordinar, delegar, supervisar, preocuparse por el resto del equipo y el buen funcionamiento del mismo. No es una figura de poder sino, de admiración. Si un equipo no admira al líder, este todavía no está acabando de hacer las cosas bien. Hay muchas claves, cursos y libros para aprender a ser un buen líder, porque se puede aprender.
5. Los cambios en el restaurante no solucionan los problemas.
Los cambios son necesarios, un restaurante cochambroso no tiene las mismas probabilidades de conseguir clientes como uno que se ve actual, moderno, cuidado y limpio. No estamos descubriendo nada nuevo pero, podemos tener un restaurante impresionante que si la comida se sirve tarde, deja de desear y/o encima el ambiente no es bueno, hemos obligado a el cliente a no volver. Una cosa no puede ir sin la otra, no por cambiar el aspecto exterior se solucionan los problemas en el equipo ejecutor.
6. No se despide a ningún trabajador.
En muchas ocasiones, la primera reacción es pensar, con esa mala actitud y con todos las personas que hay en paro yo hubiese despedido a ese camarero o a ese cocinero. Pues no, Alberto Chicote investiga hasta averiguar el por qué dicho camarero no está teniendo una buena actitud, cambia las cosas y ¡voilà! el trabajador parece alguien nuevo.
Seguro que Alberto Chicote utiliza más técnicas para reflotar estos barcos que se dirigen sin freno al fondo del mar pero destacan estas seis reflexiones. Y no todos los negocios habrán podido continuar abiertos pues cambiar nosotros mismos es más complicado que saber gestionar un negocio.
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David Vidal
Director de programa en imbs (Internet & Mobile Business School)
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