VALENCIA. Le llaman la crisis de la mediana edad. Se da en torno a los cuarenta años. Las personas que han llegado a la mitad de su existencia se plantean qué va a ser de ellos, qué han hecho con su vida, qué querían ser. A unos les da por correr por el jardín del cauce del Turia. A otros, por redescubrir la filatelia. Y hay quien se abre una cerveza, da un sorbo, coge la guitarra y se marca un nuevo riff.
A este último grupo pertenecen sin duda los cuatro componentes de Los Radiadores, la formación valenciana que lleva ya un lustro dando guerra bajo este nombre y que este sábado presentará en la sala 16 Toneladas su nuevo disco, el segundo largo: Gasolina, santos y calaveras.
Los Radiadores surgieron de un encuentro casual y arrancaron con un mini-lp, Bienvenido (Flor y Nata Records, 2011), tan ansioso como certero, colaboraron al año siguiente con La Gran Esperanza Blanca en La balada de Diarte y Kempes y hace dos años dieron su primer puñetazo en la mesa con Manual de supervivencia, que sería editado por Bonavena Música.
La puesta en marcha de este sello por parte de Manolo Beltrán fue la chispa que necesitaban. Dos años después han vuelto de su mano con este Gasolina, santos y calaveras, que ya se escucha en programas nacionales como Disco Grande o El sótano de Radio 3, y que deja muy a las claras que Los Radiadores no son flor de un día.
Con Raúl Tamarit al frente; Sergio Domingo al bajo; Jose Antonio Nova 'El Joven' a la guitarra y Vicente Vila 'Metralla' a la batería, Los Radiadores hacen de su eclecticismo virtud. Así lo cree El Joven, quien a la hora de hablar de ellos mismos recalca que "cada uno es de su padre y su madre", en alusión a los diferentes estilos que les mueven. "Hay gente que proviene del power pop, Raúl de otra escuela, yo del rockabilly... Cada uno aporta lo suyo. Raúl viene a los ensayos con una canción terminada y nos dice: ‘He hecho esto'. Y empezamos a meter mano todos", ríe El Joven.
Esa combinación de gustos, querencias y vocaciones y el hecho de que se planteen la música sin más afán que del disfrutar con lo que hacen ("nosotros tenemos claro a dónde vamos a llegar que es a ninguna parte", ríe El Joven), convierte a su nuevo disco y a cualquiera de sus conciertos en una experiencia de rock como no suele ser habitual, sin imposturas ni poses.
"Estamos libres de cualquier presión. La presión que tenemos ahora entre comillas es que todo el mundo nos está hablando bien del disco. Y entonces en los ensayos nos decimos: ‘¿A ver qué hacemos con el siguiente?'. Pero eso es algo que mola. Vamos por el buen camino. Estamos haciendo lo que nos gusta y a la gente le ha llegado. Pues oye, contentísimos", dice.
El concierto en la sala 16 Toneladas constituye el punto de partida de la vida en directo de un disco que les ha consolidado como formación rock. Junto a ellos, sobre el escenario, Punka!, otro proyecto que se presenta a sí mismo con la única ambición de hacer buenas canciones.
La cita consolida a su vez a la sala donde actúan, que en el periodo de apenas un año se ha convertido en un local de referencia para la música en directo. "Es especial gracias a Pepito [José de Rueda, su programador], que tiene un gusto muy exquisito", dice El Joven. Una sala que además conocen bien. "Ésta será la tercera vez que actuamos allí, pero ésta será diferente porque es la presentación del disco y estoy convencido de que será una noche muy chula", vaticina. Seguro, una noche de rock.
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