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Diagnósticos e incertidumbres sobre la política valenciana

Por CARLOS GÓMEZ GIL (*). 07/11/2010

ALICANTE. El PSPV no comprende los cambios y transformaciones que se han ido produciendo en la sociedad valenciana y mucho menos entiende a su potencial electorado, del que se ha ido alejando, cuando no maltratándolo o sencillamente despreciándolo. Desde hace años, los socialistas valencianos andan preguntándose una y otra vez los motivos por los cuales en esta Comunidad no levantan cabeza. No acaban de comprender las causas por las que, a pesar de contar con uno de los gobiernos autonómicos más ineficientes, con mayores implicaciones judiciales en diferentes casos de corrupción, con mayor deuda, déficit, desempleo y dejación en la prestación de servicios esenciales, las urnas siguen otorgando mayorías absolutas a los dirigentes populares.

Por si fuera poco, los distintos procesos judiciales que han venido conociéndose en los últimos años, lejos de generar una caída en las expectativas electorales del Partido Popular en la Comunidad Valenciana, parece que han llevado a agrandar, todavía más, la distancia que separa al PP del PSPV, ensanchando una mayoría absoluta que se repite en el gobierno autonómico, diputaciones, capitales de provincia y otras muchas poblaciones desde el año 1995.

Estamos ante uno de esos temas que no admite una respuesta sencilla ni unívoca, como con frecuencia se escucha. Por el contrario, debemos tener en cuenta fenómenos de naturaleza multicausal que intervienen en distintas escalas y operan con distintas intensidades. Tratemos por ello de mencionar algunas de estas razones, comprendiendo así la complicada morfología de una de las incógnitas políticas y sociológicas más recurrentes sobre el territorio valenciano.

Los cambios sociales y sociológicos que se han producido de la mano de procesos globalizadores de gran calado no fueron valorados suficientemente por partidos políticos que se mantienen como máquinas anquilosadas, arcaicas y clientelares, de espaldas a las dinámicas sociales emergentes. Todo ello influyó, sin duda, en la Comunidad Valenciana para facilitar la llegada de los Populares, iniciando éstos transformaciones económicas y sociales de un gran calado de la mano de una forma de gobernar extremadamente clientelar, que ha sido capaz de penetrar capilarmente en una red de organizaciones netamente valencianas, ligadas a la fiesta, la música, la Semana Santa, las organizaciones vecinales que han sido creadas, alimentadas y financiadas desde los gobiernos municipales del PP a lo largo y ancho de la región, y a las que se han sumado otras nuevas vinculadas a grupos espúreos de ONG que no son tales. El PP ha desplegado un modelo económico vinculado a la espectacularidad de masas y la idea de que los procesos urbanizadores masivos repercutían a la larga en el conjunto de la sociedad, bien por la posibilidad de rentabilizar a corto plazo terrenos y bienes con productividades marginales, o bien por trabajar al servicio de esa economía profundamente especulativa y depredadora del territorio y sus recursos, aunque fuera de forma precaria, inestable y temporal, como se ha visto.

Junto a los elementos mencionados, hay que reconocer que desde que el PP se hizo con el Gobierno autonómico comenzó a desarrollar una política muy eficaz de victimismo y enfrentamiento con el Gobierno central, particularmente cuando lo ha ocupado el PSOE, responsabilizando a los demás de todos nuestros males y problemas, mientras que por el contrario, capitalizamos como propio todo aquello que puede ser vendido electoralmente.

La fórmula ha funcionado a la perfección, mientras el PSOE ha sido incapaz, no ya de desarrollar una contraofensiva en la misma línea y nivel, sino siquiera de tener una mínima presencia social y ciudadana, que con el paso del tiempo se ha ido diluyendo como un azucarillo, dedicando por el contrario numerosas energías a guerras y enfrentamientos internos generalmente relacionados con las luchas por el poder puro y duro, sin que se tradujera en capacidad para generar alternativas, explicaciones y respuestas a los problemas crecientes de los valencianos, especialmente en los ámbitos urbanos y metropolitanos.A su vez, el PSPV ha sido una máquina de quemar candidatos y líderes, expulsando de sus alrededores todo aquello que no fuera de la estricta lealtad partidaria con el aparato de turno y con las familias que controlaban en ese momento el partido.

Así las cosas, desde hace años, el PSPV no comprende los cambios y transformaciones que se han ido produciendo en la sociedad valenciana y mucho menos entiende a su potencial electorado, del que se ha ido alejando, cuando no maltratándolo o sencillamente despreciándolo. Ha creído que con el tiempo, les llegaría el poder por generación espontánea de la misma forma que las manzanas caen del árbol por el simple efecto del tiempo y la gravedad. Con mayor medida cuando han estallado los últimos escándalos de corrupción, en la medida en que han creído que la simple explotación de estos casos, junto a una evidente mala gestión en aspectos esenciales para la ciudadanía en la educación, la aplicación de la ley de dependencia, la sanidad y la economía regional, generaría una marea de malestar social que se traduciría automáticamente en voto para los socialistas. Pero los socialistas no han sido capaces de transformar todo ese malestar social existente en energía para un cambio político en la comunidad a través del voto, y lo que es peor, siguen sin comprender los motivos de ello.

En mi opinión, hay dos elementos destructivos que el PP ha manejado con maestría y de los que el PSOE no ha sabido distanciarse, alejarse y rechazar de forma inequívoca: el "y tú más" y el "todos somos iguales". El PP ha tratado de espolvorear como respuesta a cualquier acusación, ya sea de corrupción, de mala gestión, de nepotismo, favoritismo, amiguismo o connivencia con empresarios o constructores, estas dos respuestas como si de un mantra se tratara, encontrando en no pocas ocasiones ejemplos simétricos. Por ello es tan importante generar unas prácticas y un discurso nítidamente incompatible con la corrupción en cualquiera de sus formas, tanto desde las prácticas, como desde las políticas y desde luego en los comportamientos.

Y hay que reconocer que el PSOE, aunque de forma tímida haya tratado en ocasiones de defender la necesidad de una regeneración ética, no ha sido capaz de cortar de raíz toda práctica sospechosa, del tipo que fuera. Y en ese mensaje del "todos somos iguales" que con tanto interés difunde el PP, la derecha siempre gana frente a los electores socialistas, en la medida en que los votantes de izquierda son mucho más exigentes en valores y comportamientos. Aunque suene muy duro, el dilema para muchos electores es, ¿para qué van a cambiar el voto si los otros no van a tener un comportamiento político y ético muy distinto del que tiene el PP? Y esto es algo que el PSPV no ha sido capaz de cambiar de forma inequívoca, sin ningún atisbo de duda.

Y este cambio ético acompañado de una profunda regeneración moral no puede tener matices ni dobleces, para ser capaz de romper de forma meridiana con esa equidistancia en el comportamiento político y moral al que ha tratado de llevar interesadamente el PP al PSPV. Por ello, cada excepción que el PSPV ha establecido no ha hecho sino dar la razón al Partido Popular, siendo el último de ellos el caso Benidorm, por todos conocidos.

Es cierto que una sociedad sin conflicto está condenada a la decadencia. Pero para que el conflicto sea un motor de progreso y cambio debe ser comprendido y solucionado adecuadamente. Nada de esto ocurre hoy día en la Comunidad Valenciana, aumentando con ello la inseguridad sobre el presente y la incertidumbre sobre un futuro cada vez más desconcertante.

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Carlos Gómez Gil es doctor en Sociología, profesor de la Universidad de Alicante y analista político ([email protected])

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5 comentarios

Man escribió
09/11/2010 09:39

El autor acierta en lo esencial incluso cuando no quiere: PP y PSOE son el epítome de esta dictadura de partidos que sufrimos, en tanto en cuanto son máquinas de colocar amiguetes y repartir subvenciones ( o directamente trincar). La diferencia es que el PP acierta plenamente con su desvergonzada maquinaria de agit-prop y en el PSPV ni siquiera saben hacer eso.

Miguel Angel escribió
08/11/2010 20:51

Añado a los comentarios del autor con el que comparto algunos, el desentendimiento de la sociedad por cualquier asunto no bananero, y así nos va. Si no nos movemos, cada uno en nuestro ámbito, convertimos esto en una suma de individuos pero no en una sociedad, y así los que pueden trincar trincan sin más, al resto solo parece importar el futbol, las carreras de coches y los cotilleos, pues nada, que no se amarguen, que así les (nos) va a ir (a los ciudadanos , me refiero).

juan llorens escribió
08/11/2010 00:54

mi voto lo tengo claro. No irá ni para unos ni para otros. Será para Coalició Valenciana, futura bisagra del Govern.

Ciudadano escribió
07/11/2010 14:51

Magnífico análiis! Enhorabuena al autor.

07/11/2010 13:28

Democracia y Libertad en el PP www.democraciaylibertadpp.es : Regeneración en el PP, ya. Desde aquí, queremos denunciar a todo el mundo, el gran deterioro de valores, principios e ideas que están llevando a nuestro partido. No tenemos democracia dentro del Partido Popular. Juntos podemos hacer una rebelión contra la deriva del PP. Queridos militantes, simpatizantes y votantes, unámonos todos a la Plataforma Nacional Democracia y Libertad en el PP.

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