VALENCIA. Llegó el día. Este 23 de diciembre la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, doblemente imputada en dos piezas separadas del caso Brugal, anunció su marcha del consistorio y el abandono de su acta de concejal. Y cómo no, lo hizo a su manera, sin dejar indiferente a nadie: eligió el día de su cumpleaños y la red social Facebook para decir adiós.
Previamente se lo había comunicado al presidente provincial del PP, José Císcar. Después, tras anunciarlo por internet, la primera edil se vio con el resto del grupo municipal y con el máximo responsable autonómico, Alberto Fabra, quien acudió, tras haber recibido llamada de la alcaldesa el lunes, al vino de honor celebrado en el Centro de Turismo de la ciudad. Fue allí donde el jefe del Consell anunció la decisión de la alcaldesa, que tomó la palabra para confirmar su adiós, y donde se hizo público además el nombre del sucesor: el concejal de Cultura, Miguel Valor. Una solución que, distintas fuentes 'populares', consideran de "transición" a la espera de designar al candidato o candidata de cara a las próximas elecciones locales de mayo de 2015.
De esta manera se ponía fin a la trayectoria como alcaldesa de Sonia Castedo, que había recibido la vara de mando en septiembre de 2008 tras el abandono de Luis Díaz Alperi, su mentor político. Pese a llegar al cargo sin pasar por las urnas, la primera edil se resarció en las elecciones de 2011 con unos resultados históricos para el PP, logrando el 51,1% de los votos y 18 concejales. Si bien meses antes la Fiscalía ya había apuntado a posibles irregularidades por parte de la alcaldesa acerca de la redacción del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) entre 2008 y 2010, estos primeros indicios no evitaron que la máxima responsable municipal arrasara en la cita electoral.
Sin embargo, la estrella de Castedo empezó a oscurecerse cuando fue imputada en octubre de 2012 por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV). La alcaldesa de Alicante pasaba a encontrarse en una condición altamente incómoda para el jefe del Consell y líder del PPCV, Alberto Fabra, quien había iniciado su cruzada contra los casos de presunta corrupción con la implantación de su ya afamada 'línea roja'.
Los distintos detalles publicados en los medios de comunicación, polémicas conversaciones telefónicas con el empresario Enrique Ortiz incluidas, comenzaron a generar malestar en Presidencia de la Generalitat. El discurso de que el acta de concejal era de Castedo y Fabra no podía influir sobre ello se antojaba demasiado débil: la alcaldesa de Alicante no era una dirigente que se dejara amilanar por un presidente que no poseía el poder absoluto de sus predecesores.
A lo largo de los dos últimos años se ha producido todo tipo de fuego cruzado entre la cúpula del Consell y del PPCV y la alcaldesa de Alicante, que se ha defendido con uñas y dientes respondiendo con firmeza a los mensajes recibidos desde Valencia. Lamentar el abandono de su partido o amenazar con la creación de un nuevo partido han sido algunas de las tácticas empleadas por Castedo para responder a Fabra y a sus lugartenientes.
Sin embargo, el pasado 17 de septiembre llegó la segunda imputación para la alcaldesa de Alicante, en este caso por la tramitación del Plan Rabasa por un presunto trato de favor al empresario Enrique Ortiz. Castedo quedó contra las cuerdas. La tensión entre la responsable municipal y Presidencia de la Generalitat fue especialmente palpable durante la celebración en Alicante del Congreso de Empresa Familiar, que contó con la presencia del Rey Felipe VI. Aunque Fabra había reconocido que la imagen de la alcaldesa imputada con el monarca era "incómoda", la primera edil acudió al acto de inauguración y la instantánea de su saludo a Su Majestad fue portada. Tras el revuelo en los medios de comunicación, Castedo no estuvo presente aludiendo motivos de salud en la clausura a cargo de Mariano Rajoy.
La situación ya había trascendido la frontera autonómica. La dirección nacional del PP, pese a que no sigue la doctrina de la 'línea roja' contra la corrupción de Fabra, no estaba dispuesta a defender a Castedo. La alcaldesa de Alicante vio como la cúpula regional de Fabra y la provincial de Fabra ordenaban respaldar una moción de UPyD en el consistorio consistente en que se evitara que los imputados -ella lo está en dos piezas de Brugal- pudieran ser candidatos. Era el fin. La primera edil sabía que aquél era un 'match ball' que no podía superar: aún así, se dio el gusto de firmar un aguerrido debate en el pleno y dar por aprobada la moción sin alzar el brazo para refrendarla.
Fiel a su personalidad vehemente y desafiante, Castedo decidió anunciar su salida del ayuntamiento este martes 23 de diciembre, justo el día de su cumpleaños. Y lo hizo con un pequeño texto publicado en su página pública y personal de Facebook en el que subrayaba: "Hubiera podido seguir aguantando y demostrando que jamás, jamás, he hecho nada deshonesto, pero mis hijas no PUEDEN, no DEBEN y no QUIEREN vivir situaciones injustas que ningún ser humano se merece". Simplemente, Sonia.
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