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VALENCIA. La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, dio este viernes el primer gran paso hacia su arrinconamiento político, al menos en las filas del PPCV. La correosa responsable municipal, inaccesible al desaliento, ha hecho gala en los últimos tiempos de su carácter indomable pese a la doble imputación que recae sobre ella por el caso Brugal y el Plan Rabasa.

El examen al que le sometía ayer su propio partido era casi imposible de superar. La propuesta de UPyD en el pleno del ayuntamiento para que los partidos polítcos evitaran que los imputados por corrupción fueran incluidos en las listas era veneno para la alcaldesa. De esta iniciativa se sirvió la dirección regional y provincial de su partido para ponerle entre la espada y la pared dando la orden de que el grupo municipal del PP votara a favor de la propuesta: si Castedo no acataba la consigna, hubiera roto la disciplina de voto del partido en una causa sensible y daría la excusa perfecta para su expulsión; si la aceptaba, como así ocurrió, vendría a asumir que ella misma, como imputada, no podría sería candidata en 2015.

Y cedió, eso sí, pero con retranca. El PP fue el único partido que no valoró la propuesta hecha por UPyD y Castedo se limitó a dar por aprobada la iniciativa sin que se votara a mano alzada puesto que había "unanimidad". Es decir, la alcaldesa no quiso ver su fotografía levantando la mano en un gesto que condena sus opciones para repetir en el cargo. Aún así, su caída se antoja imparable. Solo si se anularan las escuchas telefónicas de los casos, como ha solicitado, tendría una pequeña posibilidad para acceder a su desimputación. Una situación que, a estas alturas, tampoco significaría que recibiera el indulto político por parte del PPCV.

La jornada fue dura para la alcaldesa, que recibió los ataques a la yugular por parte de la oposición: "Usted es una alcaldesa zombi. Una muerta viviente huele mejor que usted", le espetó el concejal de Esquerra Unida, Miguel Ángel Pavón, quien pidió su dimisión y la describió como "Sonia Castigo", la "atrincheradísima" e "imputadísima" alcaldesa. Una dura intervención a la que Castedo replicó: "El ruego lo estudiaré. Y la muerta viviente huele mejor que usted". Tras el receso, la alcaldesa asumió la mencionada propuesta de UPyD y abandonó el pleno a su término sin hacer declaraciones.

SE ABRE EL ABANICO DE POSIBILIDADES PARA EL RELEVO

El derrumbe de la resistencia de Castedo abre ahora la puerta para las distintas combinaciones que pueden producirse en el consistorio alicantino. El PP tiene a favor la holgada ventaja extraída en 2011 (18 concejales por 6 del PSPV, 2 de IU y 1 de UPyD) y las disensiones internas que han sufrido en la legislatura los socialistas.

Una vez asumido por la alcaldesa que no será candidata, fuentes 'populares' creen que la tormenta podría amainar por unas semanas para evaluar la situación con calma a la búsqueda de una salida pactada. En este sentido, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, aseguró este viernes que no existía "ninguna directriz" para que la alcaldesa no estuviera presente en la visita de Felipe VI y Mariano Rajoy a Alicante con motivo del congreso de empresa familiar que se celebra la semana que viene.

Para la opción de que Castedo siga como alcaldesa juega a favor que, según las previsiones, en enero se conocerán probablemente los nombres de los cabezas de lista autonómicos y locales en grandes municipios: de ser así, a Castedo, salvo que decidiera marcharse, le quedarían solo dos meses de estar en primera línea, puesto que lo lógico será dar cancha al candidato elegido.

De esta manera se abren definitivamente las quinielas acerca de quién podrá ser el cabeza de lista para el consistorio. Algunos de los más nombrados son los concejales Carlos Castillo y Luis Barcala, además de la ex edil y actual consellera de Bienestar Social, Asunción Sánchez Zaplana. Algunas fuentes 'populares' tampoco descartan la opción de que el propio vicepresidente del Gobierno valenciano, José Císcar, pudiera ser el candidato.