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UN AÑO DEL CIERRE DE RTVV

RTVV en el laberinto

CARLOS AIMEUR. 29/11/2014 Canal 9 sólo podrá volver con un acuerdo unánime de todos los partidos políticos y agentes sociales

Dos trabajadores salen de RTVV el día del cierre de la cadena. Imagen incluida en la exposición 'La nit més fosca' del Octubre Centro de Cultura Contemporània. FOTO: PRATS I CAMPS/EL TEMPS.

VALENCIA. A las 12 horas 19' y 44'' del 29 de noviembre de 2013, un miembro de una contrata de mantenimiento de RTVV bajó la última de las palancas de las dos UPS, las unidades eléctricas que suministraban al centro de Burjassot. Se cortó la luz y la cadena pública valenciana pasó a negro. Los trabajadores que se encontraban en el interior de los estudios fueron saliendo del edificio cabizbajos. Mientras, en una dependencia, aguardaban dos ingenieros de telecomunicaciones que habían sido emplazados por la secretaria autonómica de Presidencia, Cristina Macías, para que, cuando se pudiera, restablecieran la señal de Mediterráneo TV y Las Provincias TV. Así concluía la noche más larga de la historia de la televisión pública autonómica valenciana, la que derivó en el fin de sus emisiones.

Hoy, un año después, la liquidación de la cadena pública sigue su discurrir tortuoso. El ente público está atrapado en un laberinto al que nadie parece encontrar salida. Los problemas judiciales se acumulan desde que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ordenó su cierre. Los más importantes son los recursos ante el Constitucional por el decreto ley de nombramiento del efímero consejo de administración y la ley de supresión, y el que está planteado ante la Audiencia Nacional contra el ERE de extinción de la televisión. Los dos primeros han sido presentados por el PSPV, mientras que el tercero lo hizo el sindicato CGT.

Son las tres grandes pruebas judiciales. Pero no se resolverán ni a corto ni a medio plazo. La demanda de CGT está a la espera de que haya sentencia sobre las dos que se encuentran en el Constitucional. La estimación que manejan en RTVV es que el primer fallo judicial llegará como pronto dentro de un año, sino dos.

Junto a estas demandas, RTVV está intentando solucionar los pleitos que le han surgido por diferentes incumplimientos de contrato. Entre estos se hallaría el presentado por la empresa de Bernie Ecclestone, patrón de la Fórmula 1, por la cancelación de las emisiones, demanda que estaría a punto de resolverse con un acuerdo, y los que han planteado algunas de las grandes multinacionales del cine y la televisión estadounidenses.

Y, por si fuera poco, hay otras demandas tangenciales. Así, la semana que viene está previsto que se haga pública una sentencia por la cual se anulará el despido de tres ex directivos ordenado por la penúltima directora general, Rosa Vidal. Estos son la actual directora general de Relaciones Institucionales de la Generalitat, Maite Fernández, la que fuera directora de los servicios jurídicos de RTVV, Paloma del Moral, y el que fuera secretario general de la cadena pública valenciana Juan Prefaci. Sólo Prefaci se podría reincorporar pero no lo hará. Se declarará su despido nulo y volverá ser despedido, esta vez dentro del ERE de extinción.

CÓMO PUEDE VOLVER RTVV

El cálculo que se maneja en estos momentos es que el cierre de la cadena ha tenido un coste superior a los 220 millones de euros, entre indemnizaciones, pagos a proveedores, sanciones, etcétera... A esta cantidad habría que unir el segundo plazo de las indemnizaciones, que tendrá lugar en marzo. El coste final se situaría en torno a los 300 millones de euros, calculan en RTVV.

Junto a esto se deben incluir los gastos fijos de mantenimiento de los estudios de Burjassot y los más de 1.000 millones de deuda que han sido asumidos por la Generalitat. En su momento, cuando anunció el cierre, el propio Fabra estimaba en 40 millones de euros cumplir la sentencia que le obligaba a readmitir a todos los despedidos con el ERE.

Las dependencias de RTVV, durante las protestas por el cierre. FOTO: FOTOAGENCIA VALENCIA.

"La liquidación es irresoluble", admitían este viernes desde los servicios jurídicos de la cadena. Como quiera que el propio presidente de la Generalitat se ha manifestado a favor de la vuelta de la televisión autonómica, y su regreso es una promesa electoral de todos los partidos de la oposición, se da por hecho que tras los comicios autonómicos de mayo, sea cual sea el resultado, RTVV volverá.

El problema principal, explican las fuentes consultadas, es que a ello sólo se podrá llegar si existe "un acuerdo unánime" de todos los partidos políticos y agentes sociales de la Comunidad, que implicaría un compromiso de no presentar denuncias. La reapertura per se, admiten, tendría un sostén jurídico muy endeble. Y no se puede crear una nueva sociedad, porque sería entrar en fraude de ley. Así que la única salida pasa por este acuerdo transversal, más amplio incluso que el sirvió para crear RTVV.

Cerrar RTVV ha sido pues, posiblemente, la peor solución ante el nudo gordiano que supuso la anulación del ERE de la cadena. Ni a nivel económico ha supuesto un ahorro a las arcas públicas, ni a nivel legal o judicial ha sido mejor que readmitir a todos los trabajadores y volver a plantear un nuevo ERE. Aún así, visto con perspectiva, en el entorno del presidente siguen considerando que "el gran error de Fabra no fue cerrar la televisión, fue nombrar a Rosa Vidal directora general", dicen. "Él la defendió hasta el final, cuando todo el mundo le advertía de que le iban a tumbar el ERE y de lo que iba a suponer eso", añaden.

Y es que la alternativa del cierre estuvo siempre sobre la mesa, tal y como se encargó de anunciar en julio del año pasado el vicepresidente José Císcar. Aunque nadie le creyó entonces, formaba parte de los escenarios que manejaban en Presidència. Ante la más que factible posibilidad de que se revocara el expediente, los servicios jurídicos de la Generalitat, que ya habían manifestado sus reparos por la actuación de Vidal, realizaron numerosos informes sobre posibles opciones. Apagar RTVV era, en apariencia, una de las pocas decisiones que se podían tomar. Pero era eso, sólo en apariencia; el tiempo ha demostrado que fue una mala solución, sino la peor.

"VAMOS A TENER QUE TOMAR UNA DECISIÓN DRÁSTICA"

El anuncio de la nulidad del ERE llegó el 5 de noviembre de 2013 al Palau de la Generalitat. Fabra se hallaba esa mañana junto a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, en la inauguración del primer Congreso EmTech España cuando recibió en su móvil el mensaje de Cristina Macías que le informaba de la sentencia del TSJ, el mismo mensaje que ésta había mandado al vicepresidente Císcar. Fabra, según relatan fuentes de Presidència, se dirigió entonces a Barberá y Rus, que estaban sentados a su lado, y les anunció la noticia.

—Vamos a tener que tomar una decisión drástica y os la voy a trasladar —les dijo a ambos.

Ninguno de los dos comentó nada; ni entonces ni en la posterior reunión que mantuvieron horas después en el Palau de la Generalitat junto al vicepresidente Císcar. Es más, tanto Rus como Barberá minimizaron el alcance de la decisión en los días siguientes. Igual sucedió con los miembros del Consell, a los cuales se les convocó para informarles de que el ERE era nulo y se iba a cerrar RTVV. Ningún conseller se manifestó en contra de la medida. Todos la acataron y nadie manifestó reparo alguno. Era la decisión del presidente.

Alberto Fabra durante el anuncio del cierre de RTVV. FOTO: EFE.

Mientras los servicios de Comunicación redactaban la nota de prensa, Fabra llamó a Madrid para informar. Fue el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, según relatan estas fuentes de Presidència, quien recibió la noticia y no el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Tras comunicarle su postura, Fabra convocó a Vidal al Palau de la Generalitat y comenzó la ronda de llamadas a los principales responsables de un número muy reducido de medios de comunicación.

Vidal tuvo noticia del cierre por la web del diario El Mundo, mientras esperaba a hablar con el presidente, pero "Pedro J. [Ramírez] no fue al primero que se llamó", advierten desde Presidència; sólo fue el más entusiasta hooligan de la medida. Fabra se reunió finalmente con Vidal, en un encuentro tenso, y salió después al patio del Palau de la Generalitat para anunciar la noticia, ya entonces sabida, y sus motivos.

LA RADIO SE IBA A CORTAR A LAS SIETE DE LA MAÑANA

Las tres semanas que transcurrieron desde el anuncio hasta la infausta Operación Telefunken constituyeron un tormento para el presidente y su equipo. La orden en sí fue un drama retransmitido en directo. En los propios pasillos de RTVV se vivieron momentos desagradables entre los trabajadores. Asustados ante el cariz que tomaban los acontecimientos, hubo un primer intento por parte de la Generalitat, vía requerimiento notarial, de parar las emisiones de protesta. Para su sorpresa, el presidente descubrió que acababa de abrir la caja de Pandora, si bien aún creía que la podía cerrar.

La dimisión al día siguiente de Rosa Vidal y de dos de los consejeros de RTVV, el catedrático Vicente Navarro de Luján y Lázaro Martín, obligó a que dimitieran también las consejeras del PP Aránzazu Calzado y Estela Bernat; ésta última se encontraba en Turquía, por lo que presentó su renuncia en la embajada de España. La orden de que dimitieran Calzado y Bernat partió de Presidència, que lo hizo para así evitar que el consejo de administración estuviera controlado por la oposición. Con tan sólo cuatro consejeros, no existía quórum suficiente para mantener viva RTVV. Si se hubieran quedado, el consejo de administración podría haber nombrado presidente al miembro de Compromís Rafael Xambó y el cierre habría sido inviable.

El nombramiento vía decreto de los nuevos consejeros de administración se convirtió en el primer nuevo nudo gordiano para el gobierno autonómico. Fabra comenzó a descubrir que cerrando RTVV no había resuelto un problema: se había creado otros muchos. "No podíamos esperar a cumplir el trámite parlamentario", se justifican desde Presidència.

No hubo ni atisbo de vacilación por parte del presidente. Desde el entorno del vicepresidente y desde asociaciones civiles se intentó salvar RTVV y se le ofrecieron alternativas que no quiso ni estudiar. Cuando se le hablaba de la normalización del valenciano, la identidad, del pueblo, él respondía con estados contables. Ni las manifestaciones de los trabajadores, ni de la oposición, ni las dudas que comenzaron a surgir dentro del PP, le hicieron claudicar. Lo único que consiguieron las protestas fue acelerar los tiempos. No escuchaba a nadie. No recibía a nadie. Fabra estaba convencido de su medida y no iba a dar un paso atrás.

La policía autonómica, en el control de RTVV. FOTO: FOTOAGENCIA VALENCIA.

Por si fuera poco, la operación diseñada para clausurar RTVV fracasó desde el primer minuto, con el grave error inicial de Abertis y la torpe gestión de las primeras horas. La orden era cortar las emisiones de la televisión a las cuatro de la madrugada y las de la radio a las siete de la mañana. Nadie se hubiera dado cuenta. Las emisiones de Ràdio 9, de hecho, eran las últimas en interrumpirse porque estaban gestionadas directamente por la multinacional. ¿Qué falló? Una confusión de los responsables de esta empresa. Se había solicitado una confirmación. Dicha confirmación se envió a las once de la noche del 28 de noviembre. Alguien se equivocó y creyó que era la orden para cortar las emisiones.

La madrugada del viernes 29 de noviembre fue la más larga no sólo para los trabajadores y los miles de valencianos que siguieron las emisiones; en Presidència fueron muchos los que no pudieron dormir. El estrambótico cierre, culminado a las 12:19, cuando el técnico de mantenimiento cortó la luz, cayó sobre la mesa en la que se reunió el Consell en Alicante ese viernes. Canal 9 había muerto; comenzaba la rabia.

EL SILENCIO EN BURJASSOT, LAS PROTESTAS EN LA CALLE

En los estudios de Burjassot, tras la tormenta no vino la calma, sino la desolación. El centenar de empleados de los servicios generales de RTVV a los que se ha mantenido en sus puestos de trabajo para poder articular el cierre, se enfrentaron ese lunes al silencio, posiblemente la manifestación más intensa de lo que había supuesto la Operación Telefunken. "Ibas por los pasillos y no te lo podías creer", relata uno de estos empleados. "Pasabas por la primera planta, la de Informativos, donde siempre había movimiento, y no oías nada. Ver la policía por allí... Fue muy duro, muy triste", añade. Ahora llevan un año viviendo en un edificio muerto, vacío. "Te acostumbras. El tiempo lo cura todo", dice.

Mientras, en la calle, comenzaban las protestas. A los trabajadores se unieron las acciones judiciales que comenzaron a sucederse. El mismo ERE de extinción, pactado tras meses de negociación, fue recurrido. La imagen pública de Fabra se vino abajo, se le acusó directamente a él, y los mismos que en un principio le apoyaron, lentamente se fueron desmarcando. El primero de ellos el propio presidente de la Diputación, Alfonso Rus, el mismo que cuando recibió la noticia en el Palau de la Generalitat aquel 5 de noviembre asintió y se mostró comprensivo.

Con el paso de los meses, el alcalde de Xàtiva ha ido modelando su discurso al socaire de la respuesta ciudadana y su interlocución con alcaldes de la provincia, y ha ido asimilando la necesidad de un servicio público de comunicación audiovisual. Su inquietud la ha traducido en el proyecto de televisión La Dipu TV, una propuesta que ha sido desdeñada entre los profesionales por su escaso presupuesto y que nace marcada por un claro cariz propagandístico y una cláusula mordaza.

José Císcar y Alberto Fabra, en el Palau de la Generalitat. FOTO: EFE.

Al mismo tiempo que se iban descubriendo todos los problemas que conllevaba el cierre de la cadena, Fabra ha ido descubriendo también que cuando uno adopta soluciones solo, se enfrenta a sus consecuencias también solo. La relación entre Fabra y su hasta entonces mano derecha, el vicepresidente Císcar, se ha quebrado. La desconfianza entre los dos ha ido en aumento hasta el actual divorcio amistoso. Apenas se hablan.

El problema sigue siendo el mismo que cuando el ERE fue anulado: la falta de liquidez. El presidente cerró la televisión porque no tenía dinero para readmitir a los trabajadores. Ahora no hay dinero ni para pagar las deudas. Y mientras la Generalitat no pueda liquidar RTVV, la empresa que se creó para gestionar la nueva televisión, RTVV SAU, tendrá que seguir existiendo.

Los liquidadores siguen trabajando, explican desde RTVV. Las cuentas de la cadena están formuladas que no aprobadas, y pendientes de una serie de trámites oficiales. No se vislumbra la salida del túnel y a cada semana que pasa el presidente es más consciente de que el cierre no ha contribuido a mejorar las cuentas públicas, su única obsesión. 

"No fue una medida precipitada", insisten desde Presidència. Puede que no, pero igualmente nadie puede negar que fue inútil. Nada ha salido como esperaban. Las soluciones planteadas por Fabra como las desconexiones han sido hijos muertos que ni han visto la luz. No ha obtenido ningún rédito político. Un año después, lo único que ha conseguido es comprobar que igual estaba equivocado y tenía que haber escuchado a quienes le decían que cerrar RTVV no iba a solucionar nada. Como decía Konrad Adenauer, "en política lo importante no es tener razón sino que se la den a uno".

Este viernes mismo la portavoz del Consell, María José Català, evidenciaba ese cambio de opinión al asegurar que su partido, el PP, hará lo posible por reabrir la televisión y colaborará con la Iniciativa Legislativa Popular que reclama que vuelva RTVV. El problema es que las elecciones autonómicas son en mayo. Las previsiones que manejan en el Palau de la Generalitat es que el PP ganará pero no gobernará y quizás Fabra tenga que votar a favor de reabrir la televisión autonómica desde la bancada de la oposición. Son los giros del destino, que juega con las cartas marcadas.

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9 comentarios

Fran escribió
01/12/2014 08:43

Completamente de acuerdo contigo,Antua: No midieron las consecuencias.Decian preferian abrir hospitales y colegios y ¿ cuantos han abierto?. Lo que era un desproposito es la cantidad de jefecillos, sin titulación periofística , como vivian algunos mandamases y el dinero que se despilfarraba,pero no los trabajadores con una nomina normal y cumpliendo con su trabajo, un trabajo al que llegaron no por enchufismo si no por su buen hacer. Si se veia poco habrá que ver el porqué, pero muchos programas si tenian audiencia y bastante, La Alqueria Blanca, Informativos, Deportes. Ahora soilo nos queda enterarnos de como ha quedado el Valencia y el Levante por la prensa.Triste final para una Comunidad y una ciudad , tercera capital de este país. Ninguna otra Comunidad sin televisión Pública, ninguna.Acaso somos la escoria del Partido Popular, mejor dicho, del Honorable Sr. Fabra?

Antua escribió
29/11/2014 22:23

Si, Kantarmedia, la media de la cadena sin nuevos programas, con reposiciones del año de la picor y demás era del 3%, pero los informativos tenían del 14% en adelante, y no digamos fallas, Alqueria Blanca, etc..También puedes añadir la coletilla que repetía nuestro "querido" president que decía (me gusta hablar de él ya en pasado) que Canal 9 tenia mas empleados que Tele 5 y Antena 3 (más adelante añadieron La Sexta también)...falso por supuesto, porque no contaban las empresas satélite... Y eso que dices de que es la opinión de la mayoría de ciudadanos es TU opinión...

Kantarmedia escribió
29/11/2014 20:20

Canal 9 tenía un 3% de share. Esto significa que de cada 100 personas que veían en un momento dado la televisión 3 (tres) veían Canal 9. No era un servicio público esencial como no puede serlo algo (audiovisual) que sólo consumen tres de cada 100 contribuyentes. Eso sí, era esencial para todas las fuerzas políticas que siempre se han matado por controlarlo. La mayoría de los ciudadanos NO queremos pagar ni un duro por reabrir otra vez el chiringuito.

Juli escribió
29/11/2014 19:39

Triste día y más triste aniversario. Fabra dijo que la cerraba porque no disponía de 40 mill y lleva gastados mas de 200 en cerrarla. Y eso dejándonos huérfanos de información de proximidad y sin medio de comunicación en la lengua propia, además de acabar con todo un sector audiovisual que está abocado a la emigración y la diáspora. Somos la única comunidad autónoma sin televisión propia. Avergonzados y humillados por nuestros propios gobernantes. Espero les quede poco tiempo al frente de la generalitat.

Fran escribió
29/11/2014 15:58

Es muy fácil decir que los trabajadores eran una maquina de quemar dinero. Me gustaría explicaras el por qué ya que trabajaban mucho y a cambio no percibían cantidades astronómicas. Ellos no han fundido el dinero ni fueron la causa del desastre económico , son los que han pagado el pato como vulgarmente se dice. Hoy es un dia negro y triste para los trabajadores, para la Comunidad y para todos.

MANA escribió
29/11/2014 14:00

Gracias por una crónica acertada, objetiva y sencilla. Creo que han sido los trabajadores más vituperados en la historia sin haber hecho nada para ello, solamente ser blanco fácil para el juego político del " Y tú más". En la sociedad hay servicios importantes que mantenemos no porque sean rentables, sino porque merecen la pena. La responsabilidad de que la gestión funcione depende de los políticos que gobiernan y los gestores que eligen.

José Palau escribió
29/11/2014 10:19

Muy buena crónica y perfectamente explicada. Gracias Carlos Aimeur.

quevienequeviene escribió
29/11/2014 10:09

Canal 9 era una máquina de quemar el dinero de los contribuyentes en beneficio de de sus empleados, contratistas y políticos. No piensen que un acuerdo entre los insiders arreglará el problema. El recurso que se cargue la resurrección del engendró lo pondremos los contribuyentes. ¡No vamos a permitir que nos sigan robando, ni con obras faraónicas. ni con grandes eventos, ni con un nuevo Canal 9!

saoret escribió
29/11/2014 10:04

Maravillosa noticia señor Aimeur. Hacen falta periodistas serios, independientes y que sepan escribir. Gracias.

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