VALENCIA. La fractura aparecida hace cerca de año y medio entre el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y su número dos en el Ejecutivo, José Císcar, se antoja irreparable. El último episodio en el caso del topo, un interrogatorio en dependencias policiales al asesor de prensa del vicepresidente por parte del jefe de seguridad de Fabra, ha dejado maltrecha la relación entre ambos dirigentes. Como suele ser habitual en política, en público ambos se manejan con cordialidad y guardan silencio respecto a los movimientos internos que se vienen produciendo en los últimos meses. La procesión va por dentro.
En las últimas semanas, han aparecido informaciones que ahondan en la distancia entre ambos dirigentes. Entre ellas, la posibilidad de que Fabra avale, si las urnas lo permiten, la continuidad de Luisa Pastor como presidenta de la Diputación de Alicante, un puesto que parecía destinado para Císcar. De la misma manera, desde el entorno del jefe del Consell tampoco se muestran dispuestos a que el vicepresidente pudiera optar a ser candidato en Alicante ciudad, una decisión en la que Génova tiene la última palabra.
Los intercambios de 'recados' van en ambas direcciones. En buena parte del partido y también desde Presidencia, opinan que la redacción y envío del documento denunciando el 'acoso' al vicepresidente del que se hizo eco el diario Levante, un informe que también recibió Génova, salió de algún afín a Císcar. En la otra esquina, se muestran indignados por el interrogatorio al asesor de prensa del vicepresidente por parte del jefe de escoltas de Fabra, además de condenar el progresivo acorralamiento que, a su juicio, se ha sufrido desde Presidencia. Una pugna de movimientos internos que, poco a poco, empiezan a lidiarse en la prensa.
HISTORIA DE UNA RUPTURA: DE GRAN CAPITÁN A VICEPRESIDENTE RELEGADO
El problema de desconfianza surgido entre ambos tiene su germen hace casi un año y medio. La supresión de los delegados del Consell designada por Fabra causó cierto malestar especialmente en las direcciones provinciales de Alicante y Valencia, puesto que los entonces responsables de ese área, Juan de Dios Navarro y Rafael Soler, eran próximos a Císcar y a Alfonso Rus respectivamente.
Esta decisión, tomada en junio de 2013, fue acompañada del ascenso de la entonces directora general Esther Pastor a la Secretaría Autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales. Un nombramiento que generó desconfianza en distintos cuadros del partido, especialmente entre los dirigentes próximos a Císcar. En aquel momento, apenas dos semanas antes, ya se había hecho pública la contratación de un 'coach' para el presidente Alberto Fabra, una iniciativa atribuida a Pastor y que sembró la polémica tras aparecer en los medios de comunicación, siendo finalmente anulada. La decisión tomada y la posterior filtración de esta información incrementó el recelo entre ambos bandos.
El creciente poder de Pastor y la nula sintonía con Císcar se hicieron evidentes en los siguientes meses. El subsecretario y mano derecha del vicepresidente, Jesús Marí, decía adiós a la Generalitat a finales de agosto de 2013 para marcharse a Edem. Algunos apuntaron a la insostenible relación de Pastor con Marí para justificar su salida, si bien la versión oficial siempre se mantuvo en que la decisión fue "personal" ante una oferta "irrechazable" del sector privado.
El ascenso de la tensión en Presidencia por las discrepancias en las áreas de Organización y Comunicación alcanzaron su punto álgido con el cierre de Radiotelevisió Valenciana (RTVV), en la ya célebre Operación Telefunken. A las pocas semanas, Fabra dio un golpe de timón en su equipo y relevó a media docena de cargos de estos departamentos. Se vieron afectados directores generales como Rubén Cortés y José Santamans, que habían pertenecido al grupo de trabajo del vicepresidente Císcar.
Mientras, las sucesivas filtraciones aparecidas en los medios de comunicación que afectaban especialmente al presidente y a Pastor empezaron a sucederse, teniendo su momento culminante en la primera mitad de 2014 con la publicación de facturas relacionadas con la compra de alimentos y estancias en hoteles. Pese a los intentos por asegurar que el topo de la Generalitat ya no se encontraba en la Administración y que por eso hacía uso de documentos antiguos, la distancia entre la mano derecha de Fabra y José Císcar ya se había hecho insalvable.
De hecho, del interrogatorio realizado por el jefe de seguridad -alto cargo de la Policía Autonómica- al asesor de prensa de Císcar, se desprende que el recelo en Presidencia de la Generalitat sobre los colaboradores del vicepresidente todavía es manifiesto. Pese a que Fabra ha asegurado que no hubo "ninguna instrucción" para que se llevara a cabo la acción, la realidad es que lo ocurrido evidencia las sospechas existentes en el entorno del jefe del Consell hacia Císcar y sus afines.
A la espera de lo que arroje la comisión de investigación sobre el interrogatorio, en el PPCV hay quien opina que Císcar debería 'plantarse' y abandonar el cargo para mostrar su descontento. Fuentes próximas al vicepresidente rechazan que vaya a tomar esta decisión y confían en reconducir la situación en las próximas semanas. Mientras, la escalada de tensión en el Consell continúa.
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