VALENCIA. Lo normal es que haya sorpresas. Lo normal es que cada restauración, cada trabajo que se realice sobre una iglesia en Valencia, descubra algo. En las últimas obras de restauración del monasterio del Temple, sin ir más lejos, han aparecido dos torres de la muralla musulmana. Más conocidas son las pinturas murales del siglo XIV que aparecieron en San Juan del Hospital. Y hace tan sólo unos meses se descubrieron unas pinturas ornamentales renacentistas en la propia Catedral de Valencia, durante la restauración de la zona de la capilla del Santo Cáliz.
Lo acaecido en la restauración de la iglesia del Salvador, comentan los historiadores, es un ejemplo más de cuánto queda por investigar, por descubrir, por registrar, porque, aunque se conoce, se sabe y se dispone amplia documentación de la mayoría de los numerosos templos de la Comunidad Valenciana, todavía siguen quedando zonas en sombra, secretos aún por conocer y espacios recónditos a los que acceder.
Ya acaeció hace cinco años, durante la restauración de la Iglesia de San Esteban de Valencia. Por sorpresa aparecieron unas pinturas murales con representaciones de ángeles músicos datadas en el siglo XVII. Fueron descubiertas en la bóveda de una capilla de la iglesia. El desplome fortuito de la clave de esta capilla durante una celebración litúrgica dejó al descubierto un pequeño hueco en la bóveda y, al ser fotografiada, se constató la existencia de esta decoración al fresco, cuya autoría la firma Felipe, y que está datada en 1677, según explicó en su momento el restaurador, Sergio Chambó.
Cuando se habla de pinturas murales, de frescos, resulta inevitable pensar en los ángeles de la Catedral de Valencia. Pero la situación no es exactamente así con la mayor parte de las pinturas que permanecen hoy ocultas. Son principalmente motivos florales, dragones, emblemas... La mayoría son meramente ornamentales.
El porqué de esta abundancia de bóvedas ocultas forma parte de la propia idiosincrasia de la ciudad. Al ser Valencia una ciudad muy activa económicamente, esto ha permitido que en cada época se hayan podido seguir las modas arquitectónicas del momento. Especialmente significativas fueron la época Barroca y la Ilustración. "El neoclasicismo no fue muy respetuoso con el arte gótico", comentaba este lunes el encargado del Patrimonio del Arzobispado de Valencia, Jaime Sancho. "En el Barroco fueron más respetuosos, se dedicaron a decorar las bóvedas góticas en una primera fase y en una segunda se dedicaron a taparlas", explica.
Esta segunda opción, tal y como la describe el profesor Daniel Benito Goerlich en su artículo ‘Revestimientos barrocos valencianos', es una "fórmula más complicada y costosa que implicaba la construcción de un nuevo abovedamiento, como ocurrió más o menos al mismo tiempo con las reformas del Monasterio de la Santísima Trinidad (1695-1697), la Iglesia Parroquial de los Santos Juanes (1693-1702) y muchas otras". El estímulo provenía del "poderoso efecto visual de la espléndida renovación de la cabecera de la Catedral de Valencia", la obra maestra de Juan Bautista Pérez Castiel, que sirvió para tapar durante más de tres siglos las pinturas renacentistas de Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano. Fue el modelo a imitar.
En el caso de la iglesia del Monasterio de la Trinidad se fue especialmente respetuoso con la bóveda gótica, como se puede ver en la imagen de Arturo Zaragozá que ilustra esta información. Se construyó una potente cornisa sobre la que se alza la bóveda tabicada. Escondía las crucerías góticas originales, pero sirvió de "respetuosa envoltura", en palabras de Benito Goerlich, "para preservarlas del paso del tiempo". Ya lo reseñó con aprobación el respetado historiador Agustín Sales al escribir que "sin embargo se tuvo respeto à la antigüedad".
CON LOS BORBONES LLEGÓ LA DESTRUCCIÓN
Durante el siglo XVIII, ya con los Borbones en el trono de España, la incorporación de nuevos elementos artísticos a las iglesias no fue ni tan respetuosa ni tan celebrada. En este sentido el propio Sancho hace mención a "la destrucción", como la califica, que sufrió la Catedral de Valencia, donde fueron borradas buena parte de las huellas del arte gótico y renacentista. "La destrucción que hicieron en la Catedral fue más agresiva", explica Sancho. "Fue como una especie de negación de la historia foral. Además se enmarcaba dentro de la corriente de que las iglesias fueran más simples y racionalizar el culto, con grandes santos y no tantas capillitas", añade.
En los años setenta del siglo XX se contribuyó a paliar esa destrucción casi bíblica al retirar buena parte de los agresivos trabajos realizados durante la reforma neoclásica proyectada en 1771 por Antoni Gilabert. Pero aún hoy siguen apareciendo rastros de arte gótico y renacentista. "Hemos descubierto unas pinturas renacentistas en la capilla de San Sebastián de la Catedral, durante la reforma de la entrada del Santo Cáliz", comenta Sancho. Y no sólo en espacios religiosos; también en edificios civiles como el Palacio En Bou, en la calle Corregeria, aparecieron hace años pinturas murales medievales.
En cualquier caso se trata sobre todo de decoraciones y aunque la imaginación invita a pensar en posibles obras perdidas, ocultas o ignotas, la realidad es bastante más prosaica. Son básicamente pequeños rastros del pasado que, pese a todo, se niegan a desaparecer y que aún hoy dan pequeños y gratos asombros a los investigadores. Y es que aunque hay abundante información sobre el pasado, todavía son muchas las preguntas que no tienen respuesta en los archivos. Estas yacen tapadas bajo bóvedas, piedras, ladrillos, cemento y las modas de cada época, tan arrogantes siempre que se olvidan de que el paso del tiempo equipara todo.
¿ Una negación de la historia foral? Menuda mezcla mas salvaje de argumentos. Y todo por querer solucionar el nacionalismo catalán con un cupo a la vasca. Vaya bastardada de artículo. ¿ me quiere decir el señor articulista cómo es que en Catalonia no se tirarson bóvedas? Cataluña, y Barcelona en aquella época era mas pobre que Valencia ( y que Sevilla o Cádiz) E Barcelona no hay iglesias barrocas ni bóvedas renacentistas pero sí mucho " carlismo foralista" mucho mas que en Valencia. Lo de Valencia se explica por el dinamismo de la ciudad hoy arruinada por foralismos como el Catalán y el Vasco.
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