VALENCIA. La carta está fechada en la localidad francesa de Pau, el 17 de diciembre de 1966. Forma parte del abundante epistolario que mantuvieron el historiador madrileño Manuel Tuñón de Lara y el escritor valenciano Max Aub, uno exiliado en Francia, el otro en México. En ella Tuñón de Lara define a Carrero Blanco como "el bestia". Hay también una alusión al exilio. "No nos desanimemos. Lo único malo son los años que llevamos a cuestas", le dice el madrileño al valenciano. "No sé si nos veremos en Madrid algún día", añade amargamente.
Sus palabras fueron proféticas. Nunca lo hicieron. Aub murió en 1972 en México. Sus restos yacen allí. Murió lejos del hogar, le cubre el polvo de un país hermano, que diría Serrat. Tuñón de Lara sí volvió a España. Murió en Lejona, Vizcaya, en 1997. Ambos forman parte de la extensa nómina de intelectuales que tuvieron que salir de España hace ahora 75 años, al concluir la Guerra Civil. Y ambos también están en la doble muestra que desde este lunes ha abierto La Nau de la Universitat de València con motivo de esta onomástica.
En concreto, se encuentran en la Sala Oberta, dentro del proyecto Ex· IL exiliados ilustrados, que ha tenido por comisario a MacDiego. Se han integrado en un conjunto de retratos realizados por 36 ilustradores valencianos, algunos jóvenes y otros veteranos, provenientes de campos tan diferentes como la prensa o el cómic, quienes han reproducido a personalidades que van desde el soldado valenciano Amado Granell, que ha sido dibujado por Paco Roca, hasta Luis Buñuel ilustrado por Mique Beltrán, Castelao por Ortifus o Neus Catalá por la omnipresente e imprescindible Paula Bonet.
A los ilustradores solo se les impusieron dos premisas: el retrato debía reproducir el cuerpo entero y, de fondo, debía prevalecer uno de los colores de la bandera republicana: rojo, amarillo o morado. Todos han realizado un trabajo excepcional que permite que esta modesta muestra sea poco menos que un panteón de una gran riqueza artística, con una diversidad de estilos y de técnicas dispares.
A apenas unos metros, en la Sala Estudi General se encuentra Stanbrook, 1939. El exilio republicano hacia el norte de África, la selección que recrea la odisea del último barco que transportó refugiados de Alicante a Orán y que descubre el lado más "íntimo" de sus pasajeros a través de fotografías, cartas y objetos cedidos por las familias, la mayoría de ellos inéditos. Ambas exposiciones van juntas y reconstruyen el pasado pero desde distintos ámbitos, intentando mantener un equilibro entre "la emoción, la sensación y la recuperación", explicó este lunes durante su presentación, el comisario y profesor de la Universitat Ricard Camil Torres.
Acompañado por el vicerrector de Cultura i Igualtat de la institución académica, Antonio Ariño; Rosa Brines, miembro de la plataforma Stanbrook; Laura Gassó, hija del exiliado Antoni Gassó Fuentes (Xàtiva 1919 - Castellón 1974); y el citado Mac Diego, Camil enseñó esta selección que descubre la suerte que corrieron los más de 3.000 republicanos que llegaron a Argelia a bordo del Stanbrook huyendo del franquismo.
El Stanbrook, un buque de la naviera France Navegation, tenía que cargar tabaco, naranjas y azafrán al puerto de Alicante, pero su capitán, pasmado ante el drama de miles de republicanos amontonados en el puerto, desesperados por salir de España ante el temor a las represalias fascistas, optó por embarcar el mayor número posible de personas. Así, zarpó rumbo a Orán el 28 de marzo de 1939, a las once de la noche y sin luz para no ser detectados por los buques franquistas, llevando a bordo 2.638 personas en un espacio previsto para una veintena de tripulantes.
Después de tan penosa y larga experiencia, pocos imaginaban que su destino inmediato sería el internamiento en campos de refugiados, campos de concentración bautizados eufemísticamente por las autoridades francesas como centres d'accueil (centros de acogida). Primero pasaron "sed, hambre y enfermedades" en estos campos de internamiento y más tarde, con el avance de Hitler, fueron directamente "a campos de concentración, trabajos forzados bajo el sol del desierto y condiciones infrahumanas", recordó este lunes con emoción Laura Gassó, tras leer el diario que dejó su padre, Antoni. Algunos de sus pasajes pueden leerse en las paredes de la muestra.
Mediante una serie de objetos, como documentos, mapas, fotografías, imágenes, audiovisuales e ilustraciones del mentado Paco Roca (su último cómic, Los surcos del azar, comienza con el relato de esta odisea), Stanbrook, 1939. El exilio republicano en el norte de África aspira a rememorar de forma fidedigna y didáctica esta odisea y examinar el sórdido y doloroso destino que tuvieron que sufrir sus pasajeros: vencidos, perseguidos, huidos, exiliados, maltratados, humillados y desterrados ... tenían que poner en pie una nueva vida. También se exponen los escritos (poemas y cuentos) de José Castaño (Valencia 1900 - París, 1951), pasajero 1983, que fue un político y hombre de teatro valenciano, presidente del Partido Valencianista de Izquierda.
La última de las cuatro partes de las que se compone exposición se dedica a la evocación y a la recuperación de la memoria histórica. Toma como punto de partida la Ley del 26 de diciembre de 2007, por la que se reconocieron y ampliaron derechos y se establecieron medidas a favor de los quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura, además de todos los organismos y asociaciones nacidos con esta finalidad.
La exposición, que tiene por objetivo principal que no se apague el recuerdo de aquellos que padecieron el destierro, se podrá contemplar hasta el 4 de noviembre y reúne, casi cuarenta y seis años después de aquella escrita en Pau, a Max Aub y Tuñón de Lara. En cierto modo, el primero, ilustrado por Ajubel, y el segundo, por Cento Yuste, dan, ahora sí, ese paseo que quisieron realizar en 1966 y nunca pudieron hacer.
Cómo me gustaría que trajeran a Mexico ésta exposición. Mis abuelos como tantas personas padecieron las atrocidades de una guerra tan injusta. Sé que mi abuelo estuvo en Valencia era catalán Dr. Emilio Folch Guimerá , a ellos les toco ir a Francia a un campo en Argelés y sufrieron igual que a tantos que fueron a otros campos como aquí lo narran. A los hijos que ya no son muchos, y a los nietos nos queda la tarea de recopilar la mayor información para que quede plasmado y las siguientes generaciones sepan de todas estas atrocidades y sufrimientos que tan injustamente tuvieron que pasar miles de Españoles
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.