VALENCIA. El curso político valenciano se cerró este viernes para un Consell que, esta vez, ha optado por salir en estampida. Solo el conseller de Gobernación, el recién llegado Luis Santamaría, se quedará en su despacho esta semana por aquello de estar atento a los incendios forestales. El resto tienen permiso para desaparecer durante las semanas centrales de un agosto plomizo.
Pero incluso en esas horas previas a coger las maletas al ejecutivo de Alberto Fabra tuvo un recado del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy: "No creo que sea el momento de cambiar el sistema de financiación autonómica". Lo había dicho ya el propio presidente, lo ha reiterado el ministro Cristobal Montoro y hasta su mano derecha Antonio Beteta.
La contundencia con la que el Gobierno central ha querido cerrar cualquier intento de abrir el melón del nuevo sistema de financiación pone en evidencia a Alberto Fabra. La hemeroteca, que es muy traicionera, nos permite retraernos a finales del año pasado, cuando el presidente de la Generalitat, en su discurso de Año Nuevo dijo, literalmente: "2014 será el año del nuevo modelo de financiación, que será mucho más justo". Y enfatizó esa afirmación: "No voy a consentir que se trate a la Comunidad Valenciana de forma distinta que al resto de España".
Y he aquí el meollo de la cuestión, porque esa supuesta posición de fuerza de Fabra y su predisposición a "no consentir" que se mantenga la discriminación han sido únicamente verbales. Fabra, y más en concreto su conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, solo han recibido negativas -cuando no desplantes poco estéticos- desde el entorno de Hacienda.
Moragues, que cada vez que va a Madrid a una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) se pasa por Génova, sede del PP, no consigue entener la cerrazón del Gobierno central. El conseller entiene que está sobradamente demostrado que la Comunitat Valenciana está gravemente infrafinanciada. Y si todo el mundo lo reconoce -incluso los expertos de Montoro, entre ellos el profesor Manuel de la Fuente, el que pidió que los valencianos no se echasen al monte con un trabuco para reclamar mejoras- ¿por qué no se da una solución?
El conseller Moragues, que procede de un mundo muy distinto de la política, confía en los números. Defiende que ha recortado lo que se podía y ha demostrado que sin un cambio en el modelo (o medidas transitorias) la Comunitat Valenciana no solo nunca cumplirá el déficit sino que volverá a entrar en una espiral de impagos en breve.
"Moragues está empezando a cansarse. No entiene esta situación y confiaba en la presión del presidente Fabra en Madrid para que se diese la vuelta al problema", explica una fuente del partido. "Pero nada de eso se ha producido", añade.
El punto de no retorno, para los que especulan con el hartazgo de Moragues, será este otoño. En la calle Palau, sede de la Conselleria de Hacienda, saben que la recta final del año será un calvario. Volverán los impagos -solventados sobre la campana con más préstamos del Gobierno- y se repetirá una situación que es inevitable si no hay una modificación del sistema.
Pero el Gobierno ha dicho "no" tantas veces como se le ha preguntado o pedido. Por activa, por pasiva, en público, en privado y en la cara del propio conseller.
¿TIRAR LA TOALLA?
El temor que empieza a cundir en determinados ambientes es que Moragues pueda verse tentado a tirar la toalla. No tanto por la dificultad para cuadrar los números o por tener que afrontar los reproches de los afectados por los impagos. La razón que está socavando el optimismo recalcitrante del conseller tiene tintes políticos: Si Moncloa, gobernada por el PP, no está dispuesta a escuchar a uno de los suyos, Fabra, y éste es incapaz de imponer en la agenda el grave problema valenciano, la situación no tiene salida.
El problema de Fabra, al margen de su forma de ser y de su escaso peso en Madrid, es que juega una partida a varias manos: por una parte necesita ponerse firme para exigir a Rajoy y a Montoro que resuelvan el problema de financiación valenciana. Pero al tiempo debe mostrar un perfil que no incordie demasiado a la dirección del PP -que ha llamado al orden a sus barones para evitar que el debate sobre la financiación se desboque- ya que su candidatura a la presidencia de la Generalitat sigue por confirmarse.
Moragues se ha perdido estos días en una casa rural casi sin contacto con el exterior. Deberá volver con las pilas cargadas para afrontar unos meses dramáticos en los que tendrá que tomar decisiones relevantes: o se planta y es respaldado por el Consell o asume los recortes que le exige Montoro. Esto último le provocaría un problema de credibilidad en su discurso de "hasta aquí hemos llegado" que le debilitarían como conseller. ¿Será capaz de dimitir, como especulan algunos? No parece que sea un hombre de decisiones drásticas. Pero la soledad en su lucha diaria con Madrid le está desgastando en exceso.
Comentario anterior, ¿no te parece interesante la noticia? ¿O no te gusta lo que dice? ¿Crees acaso que Fabra es un gran estadista a la altura de Churchill?. Hay algunos que solo les gustaría que se hablase de fallas, paellas y la pilota valenciana.
¿No habido ninguna noticia hoy? solo esta que a demas no es noticia
Pequeño detalle, de gran importancia: precisamente se les ha impuesto por su falta de liderazgo o personalidad. Si de repente las mostratan, durarían 2 telediarios. Uno, sin demasiado ofico o beneficio fuera de la política. El otro, un probo funcionario cuya carrera profesional depende del Ministerio al que se dice que se critica. No hay posibildad de enfrentamiento. Mientras la sociedad valenciana aguante, pues a apechugar. Total, son 500 años,
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