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La portavoz del Consell comienza a acusar los problemas del Gobierno valenciano con los que le toca lidiar cada viernes mientras la castellonense se acerca a la militancia

VALENCIA (X. AGUAR). En la segunda mitad de la legislatura, las dificultades atravesadas por el presidente de la Generalitat y líder del PPCV, Alberto Fabra, han provocado las dudas sobre si el máximo responsable autonómico llegará a ser candidato en 2015. Pese a que en líneas generales en la formación 'popular' se opina que Fabra será el cabeza de cartel, los dirigentes con mayor proyección del partido en la Comunitat miran de reojo la vara de mando del PPCV dado que, y esto sí se da por hecho, habrá cambio de líder si el actual presidente no consigue retener la Generalitaten 2015.

Desde que empezó a especularse con posibles recambios, un nombre sobresalió por encima de todos: el de la consellera de Educación y Cultura, María José Catalá. Joven, ex alcaldesa de Torrent, ex diputada en el Congreso, y con ciertos contactos de relevancia en Madrid, como el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo. Hace poco más de un mes, Fabra le entregó la portavocía del Consell en sustitución del vicepresidente, José Císcar, máximo responsable del PP en la provincia de Alicante.

Sin embargo, en las últimas semanas, ha ganado enteros otra opción de futuro para liderar el PPCV: la consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig, recientemente nombrada coordinadora general del partido. Precisamente este puesto es el que está dotando de mayor proyección a la dirigente castellonense, que ya gozaba de cierta popularidad entre la militancia por su fuerte personalidad y discurso.

OBSTÁCULOS PARA CATALÁ

Sin lugar a dudas, la que ha pasado a estar en una posición más complicada es Catalá, que ha heredado todos los problemas con los que anteriormente debía lidiar Císcar, a los que se han sumado algunos nuevos como la investigación abierta desde Bruselas a la Generalitat hecha pública ayer. Y es que la sala donde se ofrecen las ruedas de prensa sobre lo acordado en el Gobierno valenciano se ha convertido en un auténtico crematorio.

A ello hay que sumar los propios sobresaltos surgidos en su cartera, el siempre complicado departamento de Educación y Cultura. Esta misma semana ha tenido lugar la dimisión en bloque de parte del segundo escalón de la conselleria que dirige, lo que le ha obligado a una delicada sesión extra con los medios de comunicación.

En definitiva, si bien la portavocía del Consell es un puesto que puede resultar atractivo por la visibilidad que aporta, en estos tiempos se ha convertido en un cargo que tiene resta más puntos que suma para la carrera de un político. Una labor en el Consell que, además, resulta notablemente absorbente, con lo que complica también el crecimiento de Catalá en lo que al partido se refiere, donde siempre ha acusado un respaldo únicamente focalizado en su comarca, l'Horta Sud.

BONIG, DE LA MANO DE LAS DIRECCIONES PROVINCIALES

Por el contrario, más asequible es el papel que le está tocando interpretar a Bonig dentro del PPCV. Con una conselleria con poco recorrido en esta parte de la legislatura con las limitaciones presupuestarias existentes, la dirigente ha entrado con fuerza a dirigir la formación 'popular', donde ha encontrado el respaldo de las direcciones provinciales del partido.

La agenta interna y pública de Bonig es amplia y constante. Buen ejemplo de ello es la ruta programada este sábado para la coordinadora general del PPCV, que asistirá a uno de los macroalmuerzos organizado por el presidente provincial del PP de Valencia, Alfonso Rus, que tendrá lugar en L'Alcúdia y al que está prevista la asistencia de unos mil militantes. Posteriormente, Bonig se desplazará a El Campello, donde asistirá a una comida en compañía del líder provincial del partido en Alicante, José Císcar, en la que se dará cita buena parte de Nuevas Generaciones.

Con esta sintonía con las direcciones provinciales, Bonig está consiguiendo aumentar su proximidad con la militancia. Una circunstancia que le beneficia de cara al futuro incierto que parece cernirse en la formación 'popular'. Por el momento, el perfil de Bonig agrada a buena parte de las bases, algo que unido al buen ensamble que está teniendo con las direcciones provinciales, puede darle ocasión de aspirar a la sucesión en el futuro.

A ello hay que sumar que Císcar parece querer centrarse en su provincia y, en especial, en alcanzar la Diputación de Alicante. Su homólogo en Castellón, Javier Moliner, es joven y tiene como objetivo retener la corporación provincial y esperar a que alguien lidere una hipotética travesía en el desierto del partido.

Por su parte, Rus también busca repetir en la Diputación y parece difícil que quiera entrar en la lucha por el liderazgo si Fabra no gana en 2015 y se confirma su salida. En cualquier caso, 2019 le quedaría demasiado lejos. Por todo esto, la posición de Bonig y su sintonía con las direcciones provinciales empieza a ser ventajosa para todo lo que tenga que venir después de las elecciones autonómicas del año que viene.