VALENCIA. Hoy en día, gracias a la popularización del emprendimiento, la buena imagen pública del emprendedor y el creciente interés general por la tecnología, hace que no sea descabellado pensar en emprender dentro del mundo de las aplicaciones. Siempre y cuando se entiendan las aplicaciones en su concepto amplio y no se relacione exclusivamente a los terminales móviles.
Los datos son muy alentadores. Recientemente la Comisión Europea reveló en un informe que este mercado daba ya empleo a un millón de desarrolladores y 800.000 trabajadores indirectos en tareas de promoción y soporte. Unas cifras de empleo que la UE prevé que se incrementen hasta los 5 millones de trabajadores directos e indirecto en 2018. Actualmente este sector supone 17.500 millones de euros al año para la economía de la UE siguiendo por detrás del mercado principal cuyo honor ostenta los Estados Unidos de América.
FLAPPY BIRD, CANDY CRASH SAGA O ANGRY BIRDS
Es muy sencillo dejarse llevar por las noticias positivas de apps que han triunfado de una manera "sencilla", sin muchos recursos a priori y que han conseguido el objetivo de muchas personas con la mente e intención de tener su propio proyecto. Según comentan muchos diarios online y supuestas cabeceras de prestigio el último juego en boca de todos, Flappy Bird, fue eliminado debido a su éxito ¿si?
Realmente nunca sabremos si este éxito (supuestamente un promedio de 30.000 euros diarios) fue tal, lo que sí que puedo augurar es que el próximo juego del vietnamita Nguyen Ha Dong, autor de Flappy Bird, lo será. Cierto es que una app con las descargas de este título es capaz de generar entre 500 y 1.000 euros diarios -sí, diarios- pero es un error dar por cierto toda la información que llega a nosotros así como pensar que cualquier juego o app nos va a resultar tan beneficiosa.
Manteniendo como ejemplo a Nguyen Ha Dong, lleva desde 2004 (la App Store se abrió oficialmente en 2008) desarrollando. Es decir, se necesita ese concepto tan manido dentro del emprendedurismo conocido como expertise. Angry Birds o Candy Crash Saga son proyectos que nacen tras muchos años desarrollando aplicaciones, aprendiendo y mejorándolas una vez han sido publicadas.
LOS DATOS QUE NO GUSTAN
Igual que tú o que yo, millones de personas a lo largo y ancho del mundo están pensando que desarrollar aplicaciones puede ser un proyecto rentable y beneficioso. Y puede que ninguno estemos equivocados.
Pero es conveniente conocer que pese a que el consumo a nivel mundial de aplicaciones ha aumentado considerablemente, la oferta de estas mismas también lo hizo situándose en un 115% más que en el año anterior según un estudio de Flurry, firma de analítica y Big Data.
Esto sumado a que el modelo actual que mejor funciona para rentabilizar un desarrollo es el Freemium, supone que la exigencia por parte del usuario a la hora de pagar una aplicación sea muy alta ¿cuántos recordáis el revuelo que se montó por el hecho de que Whattsapp pidiera a sus usuarios el pago anual de unos pocos céntimos a los que se comprometieron? Esa es la realidad que se vive al menos en España.
Y es que el hecho de que el modelo de app gratuita sea el que mejor esté funcionando dentro del pequeño grupo de posibilidades para monetizar una aplicación, influye en que surjan estudios pesimistas como el último de la consultora Gartner proyectando que en 2018 sólo un 0,01% de las aplicaciones serán rentables. Un título para el informe muy llamativo y poco realista ya que según Gartner no ha sido consideradas como rentables las apps gratuitas (Freemium) ni aquellas que buscan posicionamiento de marca, sólo aquellas que el usuario paga por descargársela. Sin duda, una visión sesgada de la realidad de las Stores.
LAS APPS SON EL FUTURO, QUIZÁ EL MÓVIL NO
No seré yo quien diga a nadie si emprender o invertir en apps es buena o mala idea. Hace unos meses tuve la oportunidad de organizar el evento App Trade Centre en la ciudad de Valencia. Un evento que nace con el objetivo unir la industria española de desarrollo (en cualquiera de sus vertientes) y me dio la posibilidad de conocer a muchos emprendedores y sus emprendimientos.
Por lo general, somos grandes desarrolladores, con grandes ideas pero incapaces de formar un equipo multidisciplinar que no solo implique al programador/es y con suerte un diseñador y muy poco orientados al marketing. Este es el punto crítico de las empresas de desarrollo en España, su orientación nula o limitada a acciones de promoción y comercialización e incluso a la asistencia de eventos profesionales.
Las apps son el presente pero también serán el futuro. Cuando se publique este artículo de opinión estaré de lleno en el Mobile World Congress de Barcelona, con las Google Glass de Innoarea manteniendo reuniones con empresas y desarrolladores, viendo con Samsung qué es eso de los SmartWatch y conociendo junto a Ford su nuevo Ford SYNC con AppLink, que permite activar mediante comandos de voz aplicaciones como Spotify, Radioplayer y Audioteka mientras se conduce.
Por tanto, como responsable de una empresa que diseña producto digital no dejaría de desarrollar aplicaciones para smartphones, son el presente y la forma más rápida de conocer si tu producto funciona o no. Pero sin duda, no dejaría de ser permeable a las nuevas tecnologías y a las nuevas plataformas porque un dispositivo sin contenido no tiene utilidad, y la utilidad es lo que genera la necesidad en el mercado.
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Javier Ortizá
CEO de Innoarea
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