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"Nadie sabía nada, nadie tomó ninguna decisión... lo extraño es que no nos robaran más ya que nadie parecía estar al frente de nada..."

VALENCIA. ¿Mal? ¿Usted cree que los valencianos estamos mal? Venga, lo que pasa es que es usted un pesimista. Si tuviésemos un Campofrío valenciano como Dios manda ya nos habría hecho un spot diciendo que vale, que seguro que los asturianos tienen menos paro pero allí no queman cosas porque sí, que 'això ho pague jo'. Aunque si no me falla la memoria en el bochornoso acto de la sociedad civil organizado por la Generalitat -es todo tan oxímoron- ya pasaron un vídeo en el que más o menos se venía a decir que los valencianos somos los mejores.

Salvo algunas cosas.

¿No?

Pues no sé qué decirle, porque de alguna pasta especial debemos estar hechos los valencianos para no habernos matado en la caída. Porque si uno hiciera caso de las cosas que lee estos días lo primero que se preguntaría es quién mandaba en esta nuestra Comunitat Valenciana porque así, a primera vista, da la impresión de que no lo hacía nadie. Y no es porque Francisco Camps no fuera un cúmulo de despropósitos investido de presidente.

La cuestión es que aquí, parece, nadie es responsable de nada de lo que haya pasado en ningún sitio ni en ningún momento pese a tener responsabilidades directas sobre la cosa. Veamos. Usted puede ser el presidente de una empresa pública, digamos, Ciudad de la Artes y las Ciencias SA, pero nada de lo que allí pase es culpa suya. Que usted pasaba por allí y aquí paz y mañana Valencia Summit. Así lo dijo el mismísmo Gerardo Camps, dejando las mandíbulas de abogados y juez a la altura del suelo y poniendo a sus entonces subordinados, Jorge Vela y José Manuel Aguilar, a los pies de los caballos. 

Porque en esas estamos. Va Rita Barberá a declarar ante el juez que investiga el caso Nóos para que aclare quién contrató a Iñaki Urdangarin y a su trama y a la alcaldesa de Valencia lo que le sugiere todo eso es que Valencia está muy bonita. Que ella no sabía nada de lo que hacían. Que bueno, quizá se reunió con el Duque de Palma pero que ni sabe, ni se acuerda, ni firmó ni nada de nada. En resumen: "No", "no lo sé", "no tengo ni idea", "no recuerdo nada", "es que no sé nada". Y así hasta 50 veces. 

La cuestión es que si le preguntan a cualquiera de los que había por debajo de la alcaldesa sobre este mismo caso dirán que ellos ni tenían ni idea, que no se acuerdan, que no firmaron nada y que si lo firmaron fue porque otro que tenía que firmar ese día estaba enfermo. Y cuando se le pide el justificante del médico aseguran que se lo ha comido el perro, como los deberes.

Y eso en Nóos, caso en el que nos saquearon varios millones de nada a cuenta de encuentros hinchados de precio y sin resultados conocidos. Pero en Gürtel es otro tanto de lo mismo. Que ahí el juez investiga hasta seis piezas distintas, es decir, seis ramificaciones del saqueo al que nos sometió el conglomerado extractivo liderado en Valencian por Álvaro Pérez, El Bigotes.

Este mismo miércoles fue a declarar como imputada la exdirectora general de Promoción Institucional, Dora Ibars, por una de esas tramas: la confección de la guía de la comunicación. Y pese a que era una de sus competencias, Ibars aseguró que ella no sabía nada, que pasaba por allí y que le pregunten a la que era su jefa entonces y que hoy es Delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Paula Sánchez de León.

Habrá pues, digo yo, que preguntarle a Paula Sánchez de León si ordenó, consintió o autorizó el troceo de un puñado de contratos para no tener que sacarlos a concurso y poder otorgárselo al amiguito del alma. Pero visto lo que está pasando ya nos esperamos la respuesta. En el caso de que haya algo que no esté bien, la culpa es de otro.

Por eso les decía al principio que lo que no sé es cómo no estamos peor. Porque da la sensación de que en aquellos años de chequera fácil no había nadie mandando en la Generalitat ni en el Ayuntamiento de Valencia ni en ninguna parte. Y así, claro, los apandadores entraban como Correa por su casa y arramblaban con lo que podían. Poco nos ha pasado.

Pero claro, ni usted ni yo nos creemos que nadie supiera nada. La cuestión es que los imputados, como los acusados en un juicio, tienen derecho a mentir. Y si lo hacen ante un juez, ¿qué no harán cuando no están bajo juramento?