El PPCV insiste en acorralar a los socialistas con el debate identitario, ahora con la creación de una asignatura de cultura valenciana, pero los dos partidos saben que la batalla se ganará en el Servef y en el pago de la deuda
VALENCIA (X. AGUAR / J. CLEMENTE). A menos de un año y medio de las próximas elecciones autonómicas, la guerra por alzarse con la victoria en las urnas ya ha comenzado. Una contienda que, aunque tendrá una primera batalla el próximo mes de mayo en las elecciones europeas, vivirá su momento clave en la recta final de 2014.
Los populares valencianos quieren mantener la iniciativa provocando escaramuzas, la mayoría de tipo identitario, que el PSPV-PSOE trata de evitar. La última, la creación de la asignatura Cultura del Poble Valencià, un invento anunciado por la consellera del ramo, María José Catalá, en la sede de Lo Rat Penat. No era la primera dirigente que utilizaba una charla en esta sociedad cultural para anunciar una medida relacionada con las señas de identidad: el titular de Gobernación y Justicia, Serafín Castellano, propuso semanas atrás una versión reducida del himno regional en un acto similar.
Precisamente Castellano es el principal artífice, según coinciden diversas fuentes populares, de la estrategia para reforzar este tipo de discurso valencianista. Comenzó con la creación de una comisión sobre las señas de identidad en el PPCV y ha continuado con diversos movimientos como la exigencia a la Real Academia Española (RAE) de reconocer el valenciano como "un idioma propio" a través de una proposición no de ley en Les Corts. Un episodio que atribuía un acientífico origen íbero a la lengua valenciana.
Guerra de guerrillas, en definitiva. Los populares quieren arrinconar a los socialistas y renovar la etiqueta de 'antivalencianos' que durante años han conseguido adherirles. Este tipo de iniciativas del PPCV buscan dos reacciones: la primera, recordar a su electorado que esta formación es la que defiende 'de verdad' las señas de identidad y evitar así posibles fugas de votos o abstención de los valencianistas convencidos durante años.
La segunda, provocar que el PSPV deba adoptar una posición y se produzca así una erosión de su imagen: o ir junto al PPCV, o ir 'contra los valencianos' y a favor del 'catalanismo'. Un martilleo que empezó hace mucho tiempo de forma conceptual con el uso de la palabra 'tripartito'. Un término que suele asociarse a la unión de izquierdas que gobernó en Cataluña años atrás y en la que se encontraba Esquerra Republicana de Cataluña con Josep Carod-Rovira al frente.
Por su parte, los socialistas valencianos están decididos a luchar el centro de la masa electoral. Su líder Ximo Puig, trata de sortear el 'tripartito' y hay órdenes de no entrar al trapo en cuestiones identitarias. El objetivo es que el propio desgaste del PPCV haga el trabajo: si se habla de las señas de identidad, se recuerda de inmediato el cierre de Radiotelevisión Valenciana. El secretario general del PSPV repite a menudo que los grandes eventos de los valencianos son sus fiestas: en esa línea, los socialistas, ponen como ejemplo que han defendido que se aplique un IVA reducido para las Fallas. El enfoque del PSPV es claro: "Mariano Rajoy, Alberto Fabra y el PPCV son los que perjudican y han perjudicado los intereses valencianos", subraya una diputada socialista.
LOS ESTRATEGAS COINCIDEN: SOLO LA ECONOMÍA SALVARÁ AL PPCV
Pese a todas estas refriegas, algunos de los dirigentes con más experiencia en estrategia electoral de ambos partidos coinciden: la clave, aunque no lo parezca por los esfuerzos dedicados en ocasiones por parte de ambos partidos, es la economía.
Los populares valencianos, con graves problemas en los tribunales por presuntos casos de corrupción, solo pueden salvarse en las urnas con una mejoría económica y, especialmente, del empleo. Como así admiten fuentes de partido y Consell, no basta con algunos datos sueltos, debe ser una tendencia que se repita al menos desde la segunda mitad de 2014.
Varios indicativos muestran un principio de recuperación económica que, sin embargo, todavía no llega al ciudadano de a pie: el PPCV necesita el efecto directo en la ciudadanía. Una circunstancia que se ve agravada por la pérdida de un medio de difusión como Radiotelevisión Valenciana, si bien desde los populares se considera un elemento secundario: "Si mejoramos la situación económica de una forma palpable, podemos volver a gobernar", subraya un alto cargo del Gobierno valenciano.
Otro de los pilares de este discurso es el cumplimiento de pagos, que va unido al de la reforma del sistema de financiación autonómica. Si esta última no entra en funcionamiento a lo largo de 2014, como así parece, el Consell pasará apuros muy importantes, y con él, sus acreedores. Un cambio en el sistema que compense la infrafinanciación que ha sufrido la Comunitat Valenciana, además de ser un golpe de mano político, implicaría una mejora en los cumplimientos de los pagos que diversos sectores del PP consideran obligada para recuperar votos perdidos.
Entre los socialistas, se observa de una forma similar. El PSPV considera que los populares han quemado sus naves y su única tabla de salvación es la recuperación económica. "Agitar la senyera no sirve como hace años. La gente no está en eso ahora y no pueden convertirlo en un campo de batalla para dividir a los valencianos como hicieron en el pasado. Los problemas de las personas son otros en estos momentos", comenta un dirigente socialista, quien incide en el acto de la sociedad civil promovido por Fabra en el mes de octubre: "Evidenciaron más debilidad que otra cosa", señala.
Aunque el principal caballo de batalla al que puede agarrarse el PPCV es el económico, los socialistas también temen que el eterno rival pueda sacar petróleo de los conflictos internos que suelen asolar al PSPV y que amenazan con reproducirse de cara a las primarias.
Curiosamente, y pese a la importancia que en el ámbito interno de los dos grandes partidos se atribuye a la economía para vencer en las urnas, hay importantes fisuras en el discurso del PP y PSPV. En cuanto a los populares, han sido muy tibios a la hora de reivindicar en Madrid la financiación autonómica y las inversiones estatales o, por poner un ejemplo, no gastaron según la cuenta general del 2012 en materia de empleo un alto porcentaje de lo presupuestado. Los socialistas, por su parte, tampoco se han destacado, al menos todavía, por unas propuestas económicas esperanzadoras. De hecho, Puig tardó más de un año en confeccionar su 'comité de sabios' en este ámbito y, a día de hoy,todavía no se ha revelado material concreto sobre su trabajo.
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